El domingo en que Sevilla fue menos Sevilla que nunca

El confinamiento obliga a celebrar un Domingo de Ramos virtual donde en las calles solo suenan las marchas que ponen los vecinos o la Policía local

Combo de dos imágenes: la superior durante el paso de la hermandad de La Estrella por el Puente de Triana totalmente abarrotado de público en 2019, y la inferior, tomada desde el mismo punto hoy, Domingo de Ramos. PACO PUENTES/ALEJANDRO RUESGA

Desde que comenzara el confinamiento, hoy, más que nunca, Sevilla ha dejado de ser Sevilla. Es Domingo de Ramos, una de las fechas más significativas de la Semana Santa de la capital andaluza, en la que todos los sevillanos se echan a las calles movidos por el resorte anímico del arranque de siete días en los que la emoción trasciende más allá del fervor religioso. Sin embargo, hoy esa ilusión acumulada tras una larga espera de un año, el roce de las túnicas de los nazarenos en los adoquines o el bullicio alrededor de los bares mientras se espera a que llegue la cofradía, se han tornado en nos...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Desde que comenzara el confinamiento, hoy, más que nunca, Sevilla ha dejado de ser Sevilla. Es Domingo de Ramos, una de las fechas más significativas de la Semana Santa de la capital andaluza, en la que todos los sevillanos se echan a las calles movidos por el resorte anímico del arranque de siete días en los que la emoción trasciende más allá del fervor religioso. Sin embargo, hoy esa ilusión acumulada tras una larga espera de un año, el roce de las túnicas de los nazarenos en los adoquines o el bullicio alrededor de los bares mientras se espera a que llegue la cofradía, se han tornado en nostalgia y en un silencio obligado impuesto por las medidas excepcionales para frenar a la Covid-19.

“Está siendo una mañana de momentos muy raros”, reconoce Antonio Espinosa, prioste de la Hermandad de la Estrella, la que más nazarenos congrega de las ocho que este domingo debían procesionar por Sevilla. Él es el encargado de decorar los pasos y de vestir a la virgen, una tarea que empieza a diseñar en diciembre. “Esto no es como un día de lluvia en el que lo tienes todo preparado y al final no sales, nos habían cortado la ilusión hace 20 días, pero no deja de ser triste”, explica. Pero, aunque la cancelación de la Semana Santa se confirmó el 14 de marzo, nadie ha terminado de prepararse para estos momentos. Espinosa, a lo largo del día, no ha parado de contestar por WhatsApp a los mensajes de ánimo.

Pese a lo insólito de la situación —desde 1933 jamás se había suspendido la Semana Santa en Sevilla— los sevillanos han tratado de dotar de cierta normalidad al Domingo de Ramos y han engalanado los balcones con las colgaduras de las hermandades o las tradicionales palmas. Los balcones y las terrazas se han convertido en el mejor antídoto contra el extraño silencio de este día. A través de ellos ha destilado el olor a incienso y la música de trompetas y tambores. Porque en los barrios de donde debían salir las cofradías no ha parado de sonar desde media mañana las marchas de Semana Santa para recordar a sus vecinos, que, pese al coronavirus, este día es festivo.

La Policía local que esta semana hubiera tenido el doble esfuerzo de escoltar los pasos y organizar el trasiego de los transeúntes que se agolpan a su alrededor, tampoco ha sido ajena a la relevancia de este día. Han dejado flores de papel a las puertas de las Iglesias y sus coches patrulla han circulado por las calles por las que tenían que transitar las imágenes haciendo sonar marchas desde sus megáfonos y aplaudiendo a los vecinos por su actitud responsable ante el confinamiento, mucho más duro estos días.

Ese esfuerzo por transmitir optimismo no ha calado en todos. “Yo no tengo forma de levantar el ánimo”, indica Fran Muñoz, hermano de La Hiniesta y que hoy tenía previsto salir por primera vez con su hija Manuela, de dos años y medio. En un Domingo de Ramos normal, Muñoz se hubiera levantado temprano para ir a visitar los pasos que procesionan este día, para volver al barrio, tomar algo con los amigos y prepararse para acompañar a la cofradía. El coronavirus ha desbaratado sus planes. “He tratado de mantener la mente ocupada para no pensar y me he puesto un chándal negro, como el día”, bromea. Las cervezas con sus colegas las ha sustituido por videoconferencias y lleva desde primera hora de la tarde viendo la repetición de las salidas del año pasado por televisión.

Para ayudar a mantener la cuarentena, tanto el Ayuntamiento como las Hermandades han organizado una Semana Santa virtual para trasladar los pasos de la calle al salón. El Consistorio a través de distintos hashtags ha pedido a los sevillanos que compartan sus fotos de Semana Santa y está colgando imágenes históricas y marchas interpretadas por la banda municipal. El Consejo de Hermandades y Cofradías también realiza emisiones de las salidas de 2019 y de los noventa que emite por YouTube, y las propias hermandades han preparado documentales especiales o retransmisiones de otros años en tiempo real, para tratar de enlatar la emoción y el bullicio, y llevarla hasta la soledad del sofá en forma de recuerdo.

Pero ese empeño no hace sino resaltar la anomalía de este día en Sevilla. “En un Domingo de Ramos, aunque llueva, siempre hay gente en la calle esperando a que algún paso salga”, recalca Espinosa que, como Muñoz, y el resto de sevillanos se prepara para una Semana Santa rara, vacía y silenciosa.

Información sobre el coronavirus

- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia

- El mapa del coronavirus: así crecen los casos día a día y país por país

- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus

- Guía de actuación ante la enfermedad

- En caso de tener síntomas, estos son los teléfonos que se han habilitado en cada comunidad

- Pinche aquí para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia


Sobre la firma

Más información

Archivado En