Italia impone un metro de distancia entre personas en espacios cerrados de las zonas de riesgo para evitar el coronavirus

El Gobierno unifica el criterio de prevención en todo el país y pretende evitar las contradicciones que habían provocado en los últimos días las disposiciones autónomas de las administraciones locales y regionales

Roma -
Personas con mascarillas protectoras y usando jabón desinfectante en la entrada del hospital de Cremona.MATTEO CORNER (EFE)

Italia continúa siendo el mayor foco de infección de coronavirus en Europa, con casi 1.700 casos diagnosticados, de los que 34 han muerto y 83 han sido dados de alta. El virus está presente ya en 16 de las 20 regiones italianas. Para tratar de frenar el vertiginoso ritmo de contagios, el Gobierno ha emitido un nuevo decreto ley, el tercero desde que se declaró la emergencia hace nueve días, que unifica el criterio de prevención en todo el país y pretende evitar las contradicciones que habían provocado en los últimos días las disposiciones autónomas de las administraciones locales y regionales....

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Italia continúa siendo el mayor foco de infección de coronavirus en Europa, con casi 1.700 casos diagnosticados, de los que 34 han muerto y 83 han sido dados de alta. El virus está presente ya en 16 de las 20 regiones italianas. Para tratar de frenar el vertiginoso ritmo de contagios, el Gobierno ha emitido un nuevo decreto ley, el tercero desde que se declaró la emergencia hace nueve días, que unifica el criterio de prevención en todo el país y pretende evitar las contradicciones que habían provocado en los últimos días las disposiciones autónomas de las administraciones locales y regionales. El primer propósito del Ejecutivo es evitar las aglomeraciones e implantar unas estrictas medidas de higiene para impedir la transmisión del patógeno. Su decisión, además, convierte en ley la recomendación de los expertos de mantener entre personas una distancia mínima de un metro en espacios cerrados como museos, comercios o restaurantes.

Para aplicar las restricciones, el Ejecutivo ha dividido el país en tres zonas: la llamada ‘zona roja’, en la que se concentran los dos focos de contagio -hasta ahora los únicos confirmados- que abarca diez pueblos en Lombardía y uno en Véneto; la ‘zona amarilla’, que engloba las tres regiones más afectadas por el brote de coronavirus, Lombardía, Véneto y Emilia-Romaña; y el resto del territorio nacional.

En los dos epicentros del contagio, donde 50.000 personas cumplen cuarentena obligatoria desde hace una semana, continúa prohibido salir y entrar. Voluntarios de protección civil y de otras organizaciones, ataviados con mascarillas y guantes protectores se encargan de abastecer a las localidades de bienes de primera necesidad, como agua, alimentos, comida para animales o productos de higiene, que llegan a la población a través de corredores seguros controlados por la policía y el Ejército. Todas las manifestaciones y cualquier tipo de evento que comporte aglomeraciones están prohibidos. Además las escuelas, las oficinas públicas y los negocios que no sean supermercados o farmacias están cerrados.

En la zona amarilla siguen cancelados todos los eventos y competiciones deportivas que aglutinen a una masa de gente, aunque podrán celebrarse a puerta cerrada. Tampoco se permite a los residentes en las regiones de Lombardía, Véneto y Emilia Romaña que se trasladen al resto de Italia para asistir a partidos de fútbol. Los cines, teatros y discotecas permanecerán cerrados, mientras que la apertura de lugares de culto estará condicionada a la adopción de medidas de prevención para evitar aglomeraciones. Es el caso del Duomo de Milán, que volvió a abrir al público este lunes, con un horario limitado y restricciones de acceso, después de una semana cerrado.

Los museos podrán volver a abrir, a condición de que regulen la entrada de visitantes y permitan el acceso solo a pequeños grupos, para que las personas puedan mantenerse con facilidad a más de un metro de distancia unas de otras. Lo mismo ocurrirá con los comercios que no vendan productos de primera necesidad. Los bares y restaurantes podrán abrir siempre que no permitan el acceso a demasiados clientes para que estos puedan mantener la distancia de seguridad y deberán suspender el servicio de consumiciones en la barra. Las escuelas y universidades, salvo aquellas en las que se imparte formación sanitaria, estarán cerradas durante al menos una semana más. También se han suspendido los exámenes de las oposiciones, a excepción de aquellos para personal médico.

Para el resto del país, el Gobierno ha ordenado que los edificios de la administración y el resto de locales abiertos al público dispongan de soluciones desinfectantes para que los trabajadores y los visitantes puedan lavarse las manos. Los medios públicos de transporte también deberán desinfectarse de forma extraordinaria. Además las excursiones escolares, dentro y fuera del país, estarán suspendidas hasta al menos, el próximo 15 de marzo. Y quien haya llegado a Italia hace menos de 14 días, procedente de las zonas consideradas de riesgo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) o se haya movido por alguno de los focos de infección nacionales, deberá advertir a las autoridades.

El ministro de Sanidad, Roberto Speranza, ha señalado que estas medidas cuentan con el beneplácito y el apoyo de la OMS, tal y como le ha comunicado de forma telefónica el director de la organización en Europa, Hans Kluge. “Es un desafío global que los países deben afrontar todos juntos”, ha apuntado el ministro italiano.

El presidente del Instituto Superior de Sanidad, Silvio Brusaferro, en declaraciones a los medios locales, ha advertido de que los próximos siete días serán decisivos para evaluar la efectividad de las medidas de prevención adoptadas. “Dado que el periodo medio de incubación es de 14 días, hasta ahora hemos diagnosticado la enfermedad en personas que la habían contraído anteriormente. En los próximos días empezaremos a ver si lo que hemos hecho es suficiente para frenar el ritmo de contagios”, ha señalado.

Roma ha registrado el primer caso de coronavirus. Se trata de un agente de policía que trabaja en una comisaría de la periferia de la capital y que había recibido la visita de un amigo procedente de Lombardía. El hombre está ingresado en el hospital Spallanzani, referente en enfermedades infecciosas. Su mujer, sus dos hijos y su cuñada, que residen en la localidad de Pomezia, en la provincia de Roma, han dado también positivo en las pruebas y están en cuarentena en casa, con supervisión sanitaria. El instituto del pueblo, al que acudía uno de sus hijos se cerró el lunes, como medida de precaución y también se han suspendido las clases de la licenciatura de Informática en la Universidad de La Sapienza, a las que acudía su hija.

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