DESAYUNO CON...JAIME BRAVO, Estudiante y bloguero

“El sistema no te incentiva a investigar”

Con 16 años, desde abril es el miembro más joven del colectivo Economistas Frente a la Crisis

Bravo apoya el neokeynesianismo.samuel sánchez

“Yo descubrí que me gustaba la economía hace nada, hace un par de años y, al principio, quería saberlo todo, macroeconomía, micro... todo. Luego, por así decirlo, me fui especializando y ahora las áreas que más me gustan son la economía del desarrollo, el comercio internacional y las políticas públicas”, relata casi de carrerilla Jaime Blanco.

Semejante presentación tendría poco de especial si su autor no tuviera 16 años, no viniera con una autorización parental a la entrevista, no escribiera un blog especializado en economía internacional y no...

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“Yo descubrí que me gustaba la economía hace nada, hace un par de años y, al principio, quería saberlo todo, macroeconomía, micro... todo. Luego, por así decirlo, me fui especializando y ahora las áreas que más me gustan son la economía del desarrollo, el comercio internacional y las políticas públicas”, relata casi de carrerilla Jaime Blanco.

Semejante presentación tendría poco de especial si su autor no tuviera 16 años, no viniera con una autorización parental a la entrevista, no escribiera un blog especializado en economía internacional y no fuera, desde el pasado 12 de abril, el miembro más joven del colectivo Economistas Frente a la Crisis. “No he podido ir a muchas charlas porque me han coincidido con los exámenes, pero es una oportunidad para aprender muchísimo”.

Los nervios se dejan entrever en un discurso preparado, el de alguien que ha estudiado a fondo la imagen que quiere transmitir de sí mismo, y en una seriedad inusual para un adolescente que acaba de terminar los exámenes de fin de curso. “No te creas, soy así también en la vida real”, admite a modo de confesión mientras revuelve un café con leche que, reconoce, solo toma “de vez en cuando”. El café queda casi íntegro aparcado en una esquina de la mesa.

Harina. Madrid

• Dos cafés con leche.

• Total: 4,40 euros.

Jaime Bravo llegó a la economía por casualidad, a través de la curiosidad que le despertaron las páginas de Bolsa del periódico. “Pero no me viene de familia, mi madre es periodista y mi padre, fisioterapeuta”. Y de indagar por qué cambiaban tanto esos números pasó a leer a Krugman, a Stiglitz y compañía, porque la corriente en la que más cree de la economía “es el nuevo keynesianismo”, dice convencido.

Está decidido a triunfar y es osado en su intento. Envió un manuscrito a una editorial que le planteó, a cambio, escribir algo relacionado con la juventud y la economía. Sin dudarlo, aceptó, aunque al final la negociación no llegó a cuajar. Mientras llega la oportunidad sigue publicando artículos —papers, los llama él— sobre la influencia de las multinacionales en los países pobres, los peligros de la desregulación o, uno de los últimos, por qué el PIB no sirve para medir de verdad las economías en desarrollo.

Contra lo que cabría pensar, su educación no ha sido muy distinta de la de muchos adolescentes españoles. Cursa 2º de Bachillerato en un colegio concertado, colegio Reinado del Corazón de Jesús, y su nota media está “algo por encima del 8”, aunque confiesa que con lo que peor se lleva es con la literatura española. Así que pocos como él para saber qué hay que mejorar en las escuelas españolas. “Nos falta una vena de investigar. En el instituto te dedicas a estudiar el temario y lo plasmas en una hoja, no se incentiva la práctica, la investigación. Y esto no pasa en otros sistemas como en Inglaterra”. Aunque enseguida su discurso se vuelve político. “Ya lo ha dicho [Greg] Mankiw, que los recortes en educación generan desigualdad e ineficiencia, y yo creo que hacia eso vamos aquí”.

Tiene muy claro su futuro próximo: “Quiero estudiar Económicas en Londres y para eso estoy con un profesor británico que me ayude a sacar los títulos necesarios de inglés”. El sueño de Jaime depende de que las universidades admitan su solicitud y de que la aceptación vaya acompañada de una beca. Mientras llega ese momento, dedicará parte de su verano a estudiar: “Algo de Econometría, pero por mi cuenta, el tiempo que esté en Madrid”.

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