Un sacerdote de un pueblo de Córdoba, condenado a 11 años cárcel por abusos sexuales a seis niñas

La sentencia explica que el sacerdote tocó a las menores en sus zonas más íntimas mientras las confesaba

El sacerdote de la parroquia del Salvador de Peñarroya (Córdoba), J.D.R.G., ha sido condenado a 11 años de prisión por el Juzgado de lo Penal número 1 de la Audiencia Provincial de Córdoba por abusos sexuales de seis niñas de entre ocho y diez años.

La sentencia, conocida anoche y que recoge que los abusos se produjeron entre octubre de 2000 y junio de 2001, explica que el sacerdote tocó a las menores en sus zonas más íntimas mientras las confesaba, por encima de la ropa y con "propósito lascivo". Según la sentencia, el condenado actuaba siempre del mismo modo: "Con ánimo libidinoso cog...

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El sacerdote de la parroquia del Salvador de Peñarroya (Córdoba), J.D.R.G., ha sido condenado a 11 años de prisión por el Juzgado de lo Penal número 1 de la Audiencia Provincial de Córdoba por abusos sexuales de seis niñas de entre ocho y diez años.

La sentencia, conocida anoche y que recoge que los abusos se produjeron entre octubre de 2000 y junio de 2001, explica que el sacerdote tocó a las menores en sus zonas más íntimas mientras las confesaba, por encima de la ropa y con "propósito lascivo". Según la sentencia, el condenado actuaba siempre del mismo modo: "Con ánimo libidinoso cogía de las manos a las menores y las acercaba a la zona del pubis".

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Durante el juicio, J.D.R.G. negó haber tocado de forma consciente las partes íntimas de las niñas, aunque sí reconoció que en algunas ocasiones ha llevado a cabo confesiones en su despacho y que es posible que con las manos haya podido rozar alguna parte del cuerpo de las niñas sin darse cuenta. El tribunal asegura en su fallo que el testimonio de las menores durante la vista oral es "una prueba fundamental" y rechaza "cualquier idea de fabulación" de las niñas.

Otras víctimas del cura

Asimismo, señala que la defensa, que se limitó a negar los hechos, no pudo aportar ninguna prueba y que sólo presentó testigos para demostrar que el sacerdote era una persona "ejemplar" y "querida".

La sentencia señala también que los tocamientos "se han realizado sobre otras menores que por unos motivos u otros no han querido denunciar o no se ha investigado con la suficiente profundidad".

De hecho, en el juicio declararon cuatro mujeres de unos 25 años que aseguraron que el religioso hizo lo mismo con ellas cuando tenían siete y ocho años, aunque éstas no pudieron demandarle por haber prescrito el delito.

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