‘Grey Gardens’, una fantasía rodeada de gatos y basura
La célebre ‘Grey Gardens’ se estrenó hace 50 años. La vida de Big y Little Edie marcó un punto de inflexión en el género documental
Ha tenido que pasar medio siglo para que la historia de Edith Ewing Bouvier Beale y Edie Bouvier Beale, también conocidas como Big y Little Edie, no sea percibida solo como un inquietante ejemplo de excentricidad y locura femenina de la alta sociedad estadounidense. La célebre película de Albert y David Maysles, Grey Gardens, estrenada hace ahora 50 años, fue mucho más que un punto de inflexión en el género documental. Big y Little Edie se erigen hoy no como la rama pobre y decadente de la familia de Jackie Kennedy, sino como un extraño y fascinante paradigma de cómo la sociedad castigó a dos mujeres con vocación de artistas que, abandonadas sin recursos por el patriarca, prefirieron vivir sus fantasías arrinconadas en su mansión de East Hampton, rodeadas de gatos y basura, pero también asistidas por una poderosa imaginación.
La vida en su casa de 28 habitaciones fue una melodramática performance que colocó a la hija en un lugar central. Su vida en los márgenes, con sus problemas de salud mental y de Diógenes, les permitió, sin embargo, crear un universo propio de imprevisible influencia en generaciones posteriores. Te puedes pasar horas observando a Little Edie cantar y bailar para ese musical que solo ocurría en su cabeza. Un musical orquestado desde la cama por su cultivada madre. Hay muchos fantasmas alrededor de la vida en Grey Gardens, como las dificultades durante el rodaje por las condiciones de salubridad, pero, de todas las fantasías que habitaban el lugar, una de las más apasionantes tiene que ver con la ropa.
La madre le pedía a la hija que se cambiara de ropa hasta 10 veces al día para entretenerla y esta, que sufría alopecia por sus nervios, se ponía toallas y hasta jerséis del revés en la cabeza, siempre atados con un broche dorado. Tenía una bandera de barras y estrellas sucia que usaba de mantón y nunca faltaba el bañador con jersey negro por dentro y medias de rejilla. También estaba el hoodie con cinturón o el famoso abrigo de piel con el que paseaba sus delirios de grandeza por el jardín. En uno de los descartes de la película de los Maysles, reunidos años después en otro documental, Little Edie decía que veía a su madre y a ella misma como flores salvajes que la sociedad se empeña en arrancar. Esas malas hierbas, añadía, que siempre renacen.