David Bailey, fotógrafo: “La moda no cambia. Solo da vueltas y vueltas”
David Bailey inmortalizó el Swinging London y revolucionó la fotografía de moda cambiando el plató por la calle. Retrató a figuras como Mick Jagger, Patti Smith o Isabel II y él mismo fue una celebridad. La Fundación MOP le dedica una exposición en A Coruña hasta el 14 de septiembre
Un fotógrafo captó la efervescencia cultural de su ciudad en los años sesenta y se la mostró con descaro al mundo. David Bailey (Londres, 87 años) inmortalizó el Swinging London y revolucionó la fotografía de moda; él mismo se convirtió en un personaje tan famoso como los que posaban ante su cámara. “En realidad, él quería ser músico, tocaba la trompeta, pero su sargento se la robó. Por eso decidió comprarse una cámara. Tenía claro que quería salir del East End, que no iba a ser conductor de autobús o algo así. Iba a hacer algo creativo”, explica Fenton Bailey, mánager de Camera Eye, el estudio fotográfico que su padre fundó en 1967. Fenton ha visitado A Coruña para presentar David Bailey’s Changing Fashion, la primera restrospectiva del londinense en España, de la que es co-comisario, que se puede visitar en la Fundación MOP hasta el 14 de septiembre. Porque esa primera cámara de segunda mano que Bailey compró cuando estaba destinado con la Royal Air Force en Singapur en 1957 marcó su destino y le ayudó a definir una época (y exponer en la National Portrait Gallery o el Victoria & Albert).
Tim Marlow, director del Design Museum de Londres y co-comisario de la muestra, desgrana el porqué del éxito de Bailey: “Es un gran fotógrafo de retratos y la fotografía de moda es solo una extensión de esa fotografía de retratos. Todo parte de la conexión que tiene con la persona. En sus imágenes, la ropa se ve perfecta porque logra que quien posa actúe de forma natural. No piensa en cómo va a quedar, como harían los estilistas, sino que les pide que sean ellos mismos”. “De hecho, siempre le daban las peores prendas porque sabían que sería capaz de hacer que parecieran buenas”, apostilla su hijo. Irascible, encantador, egoísta, travieso, brillante o grosero son algunos de los adjetivos que emplean para definirlo quienes trabajaron con él en el vídeo que abre la exposición. Sus sesiones de estudio, recuerdan, se parecían más a una fiesta en una discoteca que a una sesión de trabajo. En ellas, la música sonaba altísima y Bailey gritaba las indicaciones para hacerse oír. Sus imágenes rompieron con los cánones de la fotografía de moda: tenían grano, había escenas callejeras que parecían espontáneas (pero perfectamente encuadradas), una modelo podía arrodillarse para hablar con una ardilla...
Ante su objetivo posaron modelos como Jean Shrimpton (cuya sesión en las calles de Nueva York en 1962 mereció 14 páginas en la edición estadounidense de Vogue y los lanzó a ambos a la fama), Penelope Tree, Kate Moss o Jerry Hall; músicos como Patti Smith, The Beatles, David Bowie o Bob Marley; intérpretes como Jack Nicholson y Anjelica Houston; diseñadores como Yves Saint Laurent o Karl Lagerfeld y figuras como Salvador Dalí o la reina Isabel II (un encargo del Gobierno británico por el 88 cumpleaños de la monarca, realizado cuando él tenía 76). “La gente más difícil de retratar es la que no quiere ser fotografiada”, comenta en unas escuetas declaraciones por correo electrónico Bailey, que no acudió a la inauguración de A Coruña y no suele prodigarse en los medios tras ser diagnosticado con demencia vascular en 2021, según contó entonces a The Times.
“La moda no cambia. Solo da vueltas y vueltas”, resume a continuación el londinense, que arrancó su prolífica carrera con 21 años, como ayudante del fotógrafo de moda John French. “Bailey creció en los años cuarenta en el East End, un barrio duro. Conoció a la gente más difícil que te puedas imaginar, por eso después retratar a la reina o a Mick Jagger fue relativamente fácil. Trata a todo el mundo por igual. Le gusta saber quién eres de verdad”, explica su hijo (fruto de su matrimonio con la modelo Catherine Dyer, su cuarta esposa). Recuerda que incluso logró resquebrajar la coraza de imperturbabilidad de Isabel II: “Consiguió hacerla sonreír preguntándole si las joyas que llevaba eran de verdad”. Su arrolladora personalidad se impuso ante cualquier obstáculo; él mismo se convirtió en una estrella. “Era un sex symbol”, según la modelo Marie Helvin. Todo un personaje, vestía de forma informal y rompedora, vivía rodeado de loros y sus romances dieron mucho que hablar: en 1965 se casó con la actriz francesa Catherine Deneuve (con Jagger de padrino), y fue la figura que inspiró a Michelangelo Antonioni en Blow-Up (1966). “Nunca he visto la película, el protagonista es tan parecido a él como Austin Powers... Dice que nunca le gustó porque al final juegan al tenis, y en el East End nadie jugaría tenis. Es una versión muy libre”, apunta su hijo, aunque reconoce que hay “pequeños detalles” reales, como el Rolls-Royce que conducía el fotógrafo protagonista o la hélice que tenía en el estudio. “Ahora es bastante crítico, ya lo era hace 20 años, con lo de las celebridades”, señala Marlow, “creció profesionalmente fotografiando famosos, pero no le importaba. Era uno más del grupo, y eso le daba acceso a casi cualquiera”.
Tanto Fenton como Marlow insisten en que tratar por igual e igualar ante la cámara es su sello. “Venía de la clase trabajadora, mientras que la moda y el mundo fotográfico eran aristocráticos o de clase media-alta. Y logró acceder. En Gran Bretaña hay una obsesión con las clases sociales, siempre te preguntan cuál es tu origen, y él, literalmente, eliminó el fondo. El fondo blanco ya era parte del lenguaje fotográfico con Avedon o French, pero todas las personas de Box of pin-ups [su famosa serie de 1965] no tienen fondo, no hay un origen social visible. Tony Snowdon, casado con un miembro de la familia real, David Hockney y John Lennon están en el mismo espacio que los hermanos Kray, que eran gánsteres y criminales. Es un mundo sin clases o, al menos, en el que las clases sociales se vuelven irrelevantes. Eso fue radical”. El propio fotógrafo resume la filosofía que ha movido su carrera desde sus días en el East End: “Yo me adapto dependiendo de cada situación. Convierto los retos en oportunidades”.