Catalina Sopelana: “En mi colegio me llamaban ‘la roja’ y asumí ese rol desde pequeña”

Una ristra de grandes proyectos promete afianzar a la actriz madrileña como un rostro protagonista de la industria audiovisual

Catalina Sopelana

Como quien se inscribe a un curso de cocina o a un taller de cerámica, Catalina Sopelana (Madrid, 31 años) se apuntó a teatro para mitigar un desamor. “Estaba muy de bajón tras dejarlo con mi novio y, como me encanta el cine desde pequeña, me apunté por hacer algo para mí”, explica la intérprete. El gesto no solo contribuyó a superar la crisis amorosa, sino que la ayudó a encontrar una vocación que no la ha abandonado desde entonces. Tras curtirse con pequeños papeles en cine y televisión, los próximos estrenos de las series El jardinero (Netflix) o Yo, adicto (Disney+) y el largometraje El aspirante, un thriller sobre las novatadas en un colegio mayor (el 20 de septiembre en salas), anticipan un fructífero romance entre Sopelana y los espectadores.

El aspirante retrata a dos jóvenes que soportan crueles novatadas con tal de integrarse en el grupo. ¿Recuerda haber pasado por una etapa parecida?

Siempre he ido a mi bola. Fui a un colegio religioso, muy pijo, de derechas y tradicional, y era como la diferente. Me llamaban “la roja” y asumí ese rol desde pequeña, no me importaba. Lo bueno es que aprendí a adaptarme a entornos muy diferentes.

¿Qué novatada ha pagado en sus inicios como actriz?

Me siento una novata en la alfombra roja, me da mucha vergüenza. Tengo un amigo actor al que le pregunto mucho cómo debería posar porque para cada look hay que hacerlo de una manera. Siempre me dice que nunca ponga las manos detrás y, en mi primer photocall, puse las manos detrás... Lo paso fatal.

¿Es cierto que pasó de trabajar en una bolera a coprotagonizar una serie con Quim Gutiérrez y Clara Lago?

Literal. Salía de allí cuando me llamó mi repre para decirme que me habían cogido en El vecino. Lo compatibilicé un mes y ya tuve que dejarlo. Todo el mundo romantiza la bolera, lo ven muy indie, pero es un trabajo tan duro como todos los de cara al público.

No hay tantas actrices pelirrojas en nuestra industria. ¿Cree que serlo la ha ayudado a hacerse un hueco?

Soy morena, pero se ha convertido en algo muy mío. Una vez que no tenía curro me fui a mi peluquera con una foto de Kirsten Dunst en Spiderman, que me encantan ella y el personaje de Mary Jane. Me salieron trabajos que me mantenían el rojo y, aunque últimamente les he ofrecido oscurecérmelo, no hay manera.

Se define como una friki del séptimo arte. ¿La sala de cine es un buen lugar para una primera cita?

No, lo mejor para la primera es irse a tomar algo a algún sitio divertido, margaritas y tacos. El cine es más para la tercera cita, porque no puedes hablar y es como raro… Que al menos haya confianza para agarrarte la mano o darte un besito, ¿no?

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