Carla Nyman: “Ahora tenemos una histeria contemporánea y la reprimimos con eslóganes como ‘puedo con todo’, ‘soy fuerte”
Del psicoanálisis en el diván a la creación conjunta, la dramaturga explora una producción escénica fluida y sin fronteras. Estrena ‘Hysteria’ en La Abadía
Cuando Carla Nyman dejó Palma de Mallorca para irse a estudiar Filología Hispánica a Sevilla hace una década no imaginaba su futuro. “Todo lo que tiene que ver con la creatividad es un terreno muy resbaladizo”, argumenta, “necesitas esos soportes y trampolines que son las becas y residencias. La creación es algo idealizado, se piensa que se puede conjugar sin problema con otra profesión o con estudios...”. Con 28 años, ha publicado una novela (Tener la carne, editada por Penguin Random House a principios de este año) y ha escrito y dirige la pieza teatral Hysteria (del 25 de septiembre al 13 de octubre en el Teatro de La Abadía de Madrid).
En la obra, Nyman recurre a una historia del siglo XIX —la del hospital parisino de la Salpêtrière, donde el neurólogo Jean-Martin Charcot definió la histeria— para entender la actualidad: “Me interesa radiografiar el malestar contemporáneo. Rastreando recurrí a ese momento del pasado en el que tenían a miles de mujeres encerradas en un sanatorio para intentar catalogar una enfermedad llamada histeria, con un sesgo de género muy claro. Las ‘histéricas’ eran mujeres relegadas al espacio privado como ángeles del hogar, que acumulaban una tensión que salía en forma de ansiedad. Ahora tenemos una histeria contemporánea y la reprimimos con eslóganes como ‘puedo con todo’, ‘soy fuerte’...”. Y el término sigue ahí. “Lo seguimos usando ya no solo con el cuerpo femenino, sino en general para todas aquellas personas que no se acomodan a los valores culturales dominantes”.
Sobre el escenario, el cuerpo de una paciente engulle el del doctor. Se habla de orificios, fluidez, conexiones. Son temas centrales para Nyman, en torno a los que girará su tesis y la clave en su forma de entender la creación. “No somos cuerpos monolíticos, herméticos, autoconclusivos. El agujero nos da a entender que somos la continuación de algo y no acabamos aquí. Es la idea del ensamblaje, de que todo genera una red”, reflexiona. Expande esa teoría a la práctica teatral: “La creación escénica es colectiva, horizontal, eso es enriquecedor. Lo fundamental es que haya una comunicación de base, transparencia y que los roles de cada uno estén claros, pero siempre hay contaminaciones positivas, y eso es lo que me interesa. Es un diálogo a muchas bandas”. Junto a la protagonista de Hysteria, Lluna Issa Casterà, Nyman creó en 2020 el colectivo Amor y Rabia. “La vi en la obra Tiestes, de Grumelot, y me gustó su trabajo. Nos presentamos a la convocatoria del clásico de Nave 73 y construimos Yo solo vine a ver el jardín, ganamos Almagro, hicimos una minigira...”. Es la senda que quiere seguir, explorar sin barreras, que se escuchen nuevas voces: “La industria teatral o la literaria no la pueden únicamente acaparar siempre las mismas personas. Las nuevas generaciones traemos un aire fresco necesario”.
Del poder colectivo
FC Bergman: “Trabajan mucho desde la plasticidad, el cuerpo, hay algo sensorial y muy pesadillesco, onírico”, comenta Nyman sobre esta compañía fundada en 2008 en Amberes.
Peeping Tom: La argentina Gabriela Carrizo y el galo Franck Chartier crearon este premiado colectivo, “mi preferido”, dice Nyman, en Bruselas en 1999.
Les Chiens de Navarre: Creada en 2005 por Jean-Christophe Meurisse, con la improvisación como punto de partida, “es una compañía francesa increíble”, dice Nyman.
Baro d’Evel: “Me atrae su idea de la intersección del lenguaje”, indica Nyman. Camille Decourtye y Blai Mateu Trias la fundaron en 2001.