El equipo de natación artística: “En nuestro deporte es al revés. Como se asocia a las chicas, estamos luchando por los chicos”
Después de años fuera de juego, la natación artística española ha vuelto a lo más alto gracias a la dedicación de la entrenadora Mayuko Fujiki y el tesón de un equipo que va a por todas. Tras los éxitos alcanzados en los Mundiales de febrero, el objetivo es el medallero en los Juegos de París.
Las columnas que rodean las piscinas del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallés, en Barcelona, tienen unos espejitos que las nadadoras de artística —hasta 2017 sincronizada— usan para prepararse antes de saltar al agua. No solo ofrecen el reflejo de los rostros de las jóvenes, sino también frases de aliento que una de ellas escribió con rotulador para mantener alta la moral. “Hay que pelear las batallas más de una vez para ganarlas”, se lee en uno de ellos. Un lema que las nueve integrantes del equipo que representará a España en los Juegos Olímpicos de París llevan marcado a fuego. La entrenadora japonesa Mayuko Fujiki ha establecido nuevos métodos y rutinas para una modalidad acuática que exige disciplina, constancia, fuerza y agilidad. Aunque durante los siglos anteriores, eran los hombres los que practicaban ejercicios en el agua —'natación científica’, la llamaban— a principios de 1900 pasó a ser una actividad de mujeres gracias a pioneras como Annette Kellerman. En 1920 ya había competiciones, pero su auténtica popularidad llegó con las películas de Esther Williams, nadadora y actriz, que llevó la sincronizada a Hollywood. El maquillaje, los trajes de baño coloridos, los recogidos y las coreografías musicales ligaron inevitablemente este deporte al universo femenino, con la consecuente huida de los hombres hacia modalidades más asociadas con la testosterona.
Sin embargo, la sincronizada femenina se convirtió en deporte olímpico en 1984, pero los Juegos de París serán los primeros en los que los hombres podrán competir (dos por equipo como máximo). Por el momento, no hay categoría masculina en esta disciplina, aunque en los Mundiales ya existen las pruebas mixtas y la competición masculina individual. España no lleva nadadores a esta cita porque el equipo ya estaba muy formado, aunque Fernando Díaz del Río y Denis González se hicieron con dos medallas de oro en Doha. Meritxell Ferré Gaset, una de las benjaminas de las olímpicas, ya ha formado equipo con Denis en la categoría junior. “Algunas cosas pueden ser distintas de lo que hacemos nosotras, pero desde pequeño le han enseñado, como a todas, que hay que ser espabilado y disciplinado”, comenta, sentada junto a otras seis compañeras en una sala del CAR. Si en otros deportes, como el fútbol o el skateboarding, las practicantes han tenido que reapropiarse de la coletilla ‘como una chica’ para quitarle el tono peyorativo y convertirla en una reivindicación, a las de sincro no les ha hecho falta. “En nuestro deporte es justo al revés. Como se asocia mucho a las chicas, estamos luchando por los chicos”, afirma Berta Ferreras Sanz, mataronense de 26 años. “Nosotras estamos muy a favor de que haya igualdad en nuestra modalidad y de que nadie tenga barreras a la hora de crecer como deportista”.
Ella empezó a nadar por el empeño de sus padres en que sus hijos se defendiesen en el agua. De pequeña, le encantaba ver los entrenamientos de natación artística mientras su hermano hacía waterpolo. “Cuando tuve más edad lo quise probar y hasta el día de hoy”, asiente. Los de París serán sus segundos Juegos Olímpicos, aunque cree que serán muy diferentes a los de Tokio. Aquella fue la edición de la covid, cuando las competiciones se realizaron sin público y los test de saliva eran constantes. También ha cambiado la forma de puntuar y ahora es más complicado predecir quién va a triunfar (una apuesta que solían ganar China y Rusia, que este año no competirá debido al veto por la invasión de Ucrania).
El nuevo sistema introduce novedades como que la ejecución y la impresión artística tendrán el mismo valor, algo que ha obligado a todos los equipos a repensar sus estrategias. Lilou Lluís Valette, originaria de Perpiñán (Francia) y la más joven de todo el equipo, declara que se están preparando para conseguir nivelar sus habilidades. “El técnico es nuestro punto más fuerte. No sé por qué, ya que trabajamos igual todas las rutinas, pero el acrobático es el que más nos cuesta, el tema de subidas, fuerza y tal”, afirma.
La importancia de los gestos
Tampoco pueden descuidar la parte estética de su disciplina, que observa desde los ademanes hasta el color de los párpados. “La expresión es importante en nuestro deporte porque se puntúa mucho”, dice Marina García Polo. Esta sevillana de 19 años se comunica con salero en seco, pero en el agua es otra historia. Ella nunca ha ido a clases de interpretación, así que ha tenido que aprender delante del espejo con ayuda de otras compañeras. “Cuando estás en el agua no puedes sonreír como para una foto normal, tienes que exagerarlo muchísimo para que se entienda lo que quieres explicar. Es una cosa que tienes que trabajar, no te va a salir sola”, afirma. Los videoclips también son objeto de estudio. Iris Tió y Alisa Ozhogina Ozhogin, ganaron la medalla de bronce en la final de dúo técnico en Doha el pasado febrero con una coreografía al ritmo del Beat It de Michael Jackson. Además de entrenar en la piscina, también repasaron los movimientos y los gestos del rey del pop para incluirlos en su ejercicio. “A veces sonreír es fácil, pero hacer una cara de seria o de tristeza es mucho más difícil”, sostiene Alisa, que tiene 23 años.
El sentimiento de unidad es esencial en este deporte y se ayudan tanto en una acrobacia como para hacerse la raya del eyeliner. “¡Ojalá tuviéramos!”, responde Alisa, socarrona, a la pregunta de si tienen maquilladora. “Aquí trabajamos en equipo. Nos lo hacemos todo nosotras, el pintalabios va rulando”, explica Berta. Todos los productos tienen que ser waterproof, una cualidad cosmética que nació, precisamente, gracias a este deporte. Helena Rubinstein tuvo una idea al ver a las nadadoras y en 1939 presentó al mundo la primera máscara de pestañas resistente al agua en una exhibición de natación sincronizada en la Feria Mundial de Nueva York. ”Alguna vez me he puesto alguno que no lo es porque solo estás tres minutos en el agua”, confiesa Iris, que tiene 21 años y se enamoró de la sincro al ver a Gemma Mengual por la tele.
Al pelo sí le dan más importancia, porque un moño deshecho en el agua puede suponer un desastre. Para fijarlo utilizan gelatina disuelta en agua, de la de cocinar, aunque ahora hay alguna envasada al vacío. “Está como en sólido y la calientas y se pone líquida. Huele un poco mejor que esta de polvitos que utilizamos”, explica Berta. El bañador, por supuesto, es el elemento más importante de la equipación. Tiene que ser ligero, acorde a la rutina y no puede transparentar porque penaliza. “Ha habido algunas marcas, como Dolores Cortés o Ágatha Ruiz de la Prada, que se han encargado del diseño alguna vez”, dice la madrileña Blanca Toledano, de 23 años, “pero solemos tener a nuestra diseñadora Merche Jordán junto a Mayuko, que siempre está pendiente de los detalles”. La entrenadora también trabaja junto a Salvador Niebla, que les hace las músicas a medida, para que todo esté en consonancia.
Mayuko Fujikiin, la entrenadora, ha introducido cambios como los domingos sin entrenamiento, el aumento de las horas de descanso o el apoyo de una ‘coach’ de equipo
Fujiki no deja cabos al aire: está atenta a todas las necesidades de su equipo, técnicas y emocionales, desde que tomó el mando en 2017. Ella también ha competido —fue medalla de bronce con Japón en la prueba de equipo en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996— y es consciente de lo dura que es esta disciplina. Ha introducido cambios como los domingos sin entrenamiento, el aumento de las horas de descanso o el apoyo de una coach de equipo. “En nuestro deporte tienes que tener mucha fuerza física, pero también mental porque nunca conseguirás la máxima puntuación, nunca estarás satisfecha al 100%”, explica la entrenadora. De hecho, en el CAR de Sant Cugat tienen un equipo de psicólogos a disposición de los usuarios que lo necesiten. “Puedes llegar a ser demasiado exigente contigo misma y con la gente de tu alrededor. Tenemos que saber poner límites”, dice Alisa.
Como si no tuviesen bastante presión, todas estudian además de dedicarse a la natación: Lilou está con el bachillerato, Txell empezará Diseño de interiores el año que viene, Marina hace Farmacia, Iris y Alisa han optado por Comunicación y Blanca y Berta por Psicología. “No es fácil combinar ambas cosas. Si la carrera es de cuatro años, pues nosotras invertimos más tiempo”, explica Blanca. Sus días transcurren entre entrenamientos, clases, exámenes y competiciones. Tienen momentos de ocio, claro, pero su vida no se parece a la de la mayoría de los jóvenes. ¿Se están perdiendo algo? Berta opina que no: “Simplemente elegimos otro estilo de vida. Sería como decir que la otra gente está renunciando a esto”. Las demás lo ven de una manera parecida, aunque a las sevillanas sí les hubiera gustado experimentar una etapa universitaria convencional y Meritxell reconoce que se le hace duro renunciar a pasar más tiempo con sus amigos o su familia. Sin embargo, y aunque los planes de futuro de cada una son diversos, la sincro aparece, de alguna forma, en las proyecciones de casi todas.