Y Marisol contó, de alguna manera, su historia en sus propias palabras

En el documental ‘Marisol, llámame Pepa’, la directora Blanca Torres examina la construcción del mito colectivo partiendo de todas las declaraciones grabadas o escritas de la estrella y de los testimonios de sus personas más cercanas

Pepa Flores en una de las imágenes promocionales del documental de Blanca Torres.

“Ya no me llamo Pepa, sino Marisol, díselo a las amigas y vecinas”, escribía a su familia una pequeña Marisol, cuando su carrera se disparaba con el estreno de Un rayo de luz (1960), la primera de una decena de películas en las que ficción y realidad se confundían. El personaje que interpretaba en pantalla tenía aquel nombre inventado, que le puso el productor Manuel Goyanes y con el que convirtió a la malagueña de pelo rubio y ojos azules en un negocio, en un producto de marketing que acabó “siendo el primer fenómeno fan de España”, dice Blanca Torres, la directora y guionista ...

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“Ya no me llamo Pepa, sino Marisol, díselo a las amigas y vecinas”, escribía a su familia una pequeña Marisol, cuando su carrera se disparaba con el estreno de Un rayo de luz (1960), la primera de una decena de películas en las que ficción y realidad se confundían. El personaje que interpretaba en pantalla tenía aquel nombre inventado, que le puso el productor Manuel Goyanes y con el que convirtió a la malagueña de pelo rubio y ojos azules en un negocio, en un producto de marketing que acabó “siendo el primer fenómeno fan de España”, dice Blanca Torres, la directora y guionista del documental, Marisol, llámame Pepa (ya en cines), en el que profundiza en la construcción del mito, narrado desde las palabras de la artista, empleando siempre declaraciones atribuidas a ella a lo largo de casi tres décadas, desde los sesenta hasta su desaparición de la vida pública en 1985.

Cartel promocional del documental 'Marisol, llámame Pepa' (ya en cines).d.r.

Desde el principio, sabían que en el documental no podrían contar con Pepa Flores, que ella sigue siendo coherente a la decisión que tomó de permanecer en el anonimato, que ni siquiera interrumpió para recoger el Goya de Honor en 2021. Torres y el equipo del documental no pudieron hablar con ella directamente mientras lo preparaban, pero sí contaron con la colaboración de su familia más cercana. La hermana de la actriz, Vicky Flores, es uno de los testimonios principales a lo largo del metraje (en el que también se ve a Nativel Preciado, la cantante Amaia, Elvira Lindo, Cristina Almeida, el presidente de la Academia de cine Fernando Méndez-Leite, Esperanza Aguirre…). Y Blanca Torres cuenta que Massimo [Stecchini], la pareja de Pepa desde los ochenta, fallecido el pasado octubre y a quien está dedicado la película, les dio la clave para armarlo. “Hablando con él, vimos cada vez más claro que nosotros no podíamos contar esta historia, que tenía que ser ella quien la contara”.

Respuestas de entrevistas en prensa, entrevistas televisadas, cartas privadas… Un trabajo de más de dos años de investigación, revisando los archivos de TVE y abriendo por primera vez colecciones privadas y hemerotecas de otros países por los que Marisol pasó en su época fenómeno, de Japón a Cuba, EE UU o Latinoamérica, donde los fans la esperaban tan enamorados como en España. “Hay una imagen de ella muy recurrente, en aeropuertos, llegando y la masa de gente que la recibe es espectacular en todas partes”, explica Blanca Torres. Así lograron que sea Marisol quien cuente, de alguna manera, su propia historia a través de frases que ella misma ha dicho, o están atribuidas a ella. Con voz de niña o de adulta. Desde la alegría y la inocencia y desde la tristeza, la frustración y el enfado. Pepa Flores es la protagonista del filme y era también la espectadora número uno para quienes montaban este documental. “Imagínate, imponía mucho y pesa. Teníamos esa idea de respetar los silencios de Pepa, de entender que hay una parte de esta historia que hemos contado de una manera, a la que hemos dado más subtexto, pero que dejamos un poco para que cada uno complete”, cuenta Torres. “Nos parecía fundamental dejarle a ella la decisión de querer contarlo todo o no contarlo”.

Hay mucho en la vida de Marisol y en la de Pepa Flores contado, sabido, rumoreado, compartido. El documental hace un amplio repaso a todo. Desde niña, criada en aquella corrala del barrio de Capuchinos en Málaga, conviviendo con 56 familias, sin agua ni luz, hasta que actuó a los 10 años ante Franco y Goyanes la descubrió, se la llevó a Madrid, la instaló en su casa y allí estuvo haciendo todo lo que el productor dijera hasta que la actriz se casó con el hijo de él, Carlos Goyanes. Tenía 20 años, y en las fotos de la boda, ya no se ve a la niña alegre, al rayo de luz, sino a una joven triste. Aquel matrimonio fue el primer paso hacia su libertad, así lo pensó. Tras la separación empezó un proceso largo de encontrarse a sí misma, de recuperar la identidad y el nombre que la habían robado. Una etapa de la que, a pesar de todo, como dice su hermana Vicky en la película “no reniega”. Rebautizada Pepa Flores, tras su unión con Antonio Gades, desde su retiro en Altea, la hicieron portada de Interviu sin su permiso, fue símbolo de la Transición con el puño en alto. Y también criticada en aquellos momentos, hasta el final.

Una imagen de la actriz de adolescente.

Durante su infancia, Marisol representó los valores de la España franquista, pero lo hacía desde un extraño lugar. “Parecía una extranjera, poniéndola en el contexto de esa época, era moderna incluso”, opina la directora. “Era como una princesa Disney”, la describe Amaia, quien admite a cámara su profunda admiración e inspiración y acaba contando que pudo conocerla tras el Goya de Honor. Pero después de esa imagen de niña y joven idílica, de pronto, Marisol se liberó, escapó de todo eso, de una infancia y juventud dictada, dirigida. Recuperó su nombre, buscó su identidad y se reencontró poco a poco como una mujer política, militante comunista, símbolo de la liberación en la época de la Transición. “Fue capaz de salir de todo. Se pudo reivindicar, pero una cosa es ser libre, de repente tienes libertad, pero tienes que sentirte libre, eso es un proceso. Ahí se despiertan contradicciones, pero hemos podido ver ese proceso y verla tan valiente es súper inspirador. Y luego su retirada, quién ha renunciado así a la fama y al éxito, que es como decir: ‘Qué persona os habéis creído que soy”.

Todo eso es lo que la convierte en “mito colectivo”. Mito no se nace, te hacen los demás. La sociedad los construye como espejos en los que reflejarse y proyectarse. “Cada uno adapta Marisol a su vida, expectativas y sueños”, dicen en el documental.

“Creo que Marisol forma parte de nuestra infancia, atraviesa varias generaciones, es importante para personas coetáneas a ella, para las más jóvenes que la conocimos por las reposiciones de sus películas o simplemente porque el personaje ha trascendido y se ha convertido en mitología nacional”, cuenta Torres. Además, en la historia pasada de Pepa Flores seguimos encontrando situaciones actuales. “La infantilización de la mujer, esa idea de tratarnos siempre como menores de edad sigue ahí hoy. Esa condescendencia y manera de narrarnos no nos suena ajeno”, reflexiona Blanca Torres. Su objetivo con el documental es que “las generaciones futuras conecten con ella”. “Nos parece que Pepa es del futuro y sería maravilloso que la película sirviera para conectarlos”.

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