El porqué del silencio en torno a la disfunción eréctil y la andropausia
Diferentes expertos analizan por qué estos temas son todavía tabú en pleno 2024 y los motivos por los que es vital que dejen de ser un secreto a voces
Aunque se estima que en España uno de cada cinco varones de entre 25 y 70 años sufre disfunción eréctil, la vergüenza y el miedo son dos de los motivos por los que no todos los hombres buscan ayuda médica para solventar este problema, que sigue escondido en las sombras pese a que la OMS determina que en 2025, aproximadamente serán 322 millones de hombres los que sufrirán esta disfunción sexual en el mundo. Como explica la Dra. Blanca Madurga en Todo lo que necesitas saber del pene y nunca te atreviste a preguntar (Planeta, 2024), “la disfunción eréctil es la incapacidad para obtener y mantener una erección cuya rigidez sea suficiente para realizar la penetración durante el coito”, y existen tres grados. La mínima, cuando se pierde rigidez en la erección y sin embargo, se mantiene la capacidad de experimentarla, la moderada, siendo las erecciones menos rígidas y menos sencillas de lograr, y la completa, que responde a la ausencia de dureza y a la carencia de deseo sexual.
Si son pocos los hombres que se atreven a abordar esta temática en la consulta médica, mucho más alarmante es el miedo que la inmensa mayoría tiene a que este tema salga a la luz. Cuando Amber Heard aludió a la supuesta disfunción eréctil de Johny Depp en el juicio celebrado en Fairfax (Virginia), los abogados del intérprete se apresuraron a señalar que semejante revelación era un claro caso de “acoso” de la actriz. Quien no ha tenido miedo a alzar la voz ha sido Nacho Vidal. “Tengo 48 años y empiezo a sentir una disfunción eréctil”, confesó en sus redes sociales la conocida estrella del porno.
“Sigue siendo un tema tabú por distintas razones culturales, sociales y psicológicas. En nuestra sociedad, se relaciona la capacidad sexual de un hombre con su identidad y su virilidad. Es por ello que la disfunción eréctil se percibe como una amenaza a esta identidad, lo que puede llevar a desarrollar sentimientos de vergüenza y pérdida de autoestima. La sociedad a menudo evita discusiones abiertas sobre la sexualidad masculina, contribuyendo así a este estigma y generando una barrera a la hora de consultar con expertos”, explica el Dr. Juan I. Martínez-Salamanca, director de LYX Instituto de Urología. Asegura que la desinformación sobre la disfunción eréctil, sus causas y sus tratamientos puede desembocar en malentendidos y prejuicios, aumentando la reticencia a hablar del tema. “Muchos pacientes no sienten la salud sexual como una esfera más de la salud global y le restan importancia, atribuyendo estos problemas al propio envejecimiento y asumiendo que no existe solución”, asegura el doctor.
La Dra. Blanca Madurga explica en su libro que la percepción personal es uno de los motivos por los que las cifras no son en realidad fáciles de establecer a la hora de hablar de cuántos hombres sufren realmente disfunción eréctil. Tampoco ayuda que no todo el que padece de disfunción acuda al médico. Por si fuera poco, cuando existen estadísticas, la doctora advierte que no todas cuentan con el mismo patrón de evaluación en aspectos como el rango de edad o el estatus sociocultural. “A pesar de que los datos sean sesgados, los expertos sí arrojan luz con la siguiente cifra: aproximadamente, un 52% de los hombres de entre 40 y 70 años tiene disfunción eréctil, en la mayoría de los casos, moderada”, escribe en su libro. “Más allá de los datos, mi consejo es que la consulta al andrólogo debe realizarse siempre que la alteración de la función sexual repercuta sobre la calidad de vida”, indica. Por si fuera poco, según indica una encuesta encargada por la Asociación Europea de Urología (EAU) para su Semana de Urología anual, el conocimiento de la disfunción eréctil es “alarmantemente bajo” entre los hombres y mujeres de 20 a 70 años en Europa. “Dado que la disfunción eréctil es en realidad una afección médica masculina común, es sorprendente que la mayoría no sepa qué es”, comenta el profesor Christopher Chapple, secretario general de la EAU.
“Como hemos indicado, al estar la disfunción íntimamente ligada al concepto de virilidad, fortaleza o valentía, sigue siendo un tema tabú. En realidad, debería verse cómo un problema asociado a la edad, asegura la Dra. Blanca Madurga, uróloga con más de 30 años de experiencia. Al hablar de la edad entra en la conversación la andropausia, un término al que la RAE no dio cabida hasta 2019 y que define como “el período de la vida de un hombre en que declina y se extingue la actividad genital. Con la andropausia, desciende el nivel de testosterona en la sangre”. Se trata de una condición médica que tiene signos y síntomas médicos que por cierto, se ha adentrado ya con timidez en la cultura popular de la mano de Robbie Williams. “He agotado todo lo bueno natural. Tengo la andropausia”, aseguró el cantante en el documental Robbie Williams. (Netflix, 2023). ¿Sus síntomas? “Estados emocionales depresivos y alteraciones del sueño, menor libido, problemas de erección, cambios emocionales y psicológicos y menor masa y resistencia muscular. Además, hay falta de energía, se produce un aumento de la grasa corporal a nivel central y superior del cuerpo, aumenta el riesgo cardiovascular, se produce osteoporosis y huesos débiles y una pérdida del vello genital. Estos son los principales signos y síntomas que presenta la andropausia. Este proceso, no obstante, se inicia a partir de los 30 años, con un decrecimiento muy leve de los niveles de testosterona”, comenta el Doctor Francisco Gómez León, andrólogo y experto en disfunción eréctil e impotencia.
La andropausia, también conocida como “síndrome de déficit de testosterona”, no se discute tan abiertamente como la menopausia femenina, asegura el Dr. Juan I. Martínez-Salamanca, por varias razones. “Mientras que la menopausia es un proceso biológico bien definido que ocurre en todas las mujeres, marcando el fin de la menstruación y de la capacidad reproductiva, la andropausia no es un evento tan claramente definido y no afecta a todos los hombres de la misma manera, lo que hace más complejo poder abordar el tema. A su vez, los síntomas de la andropausia son menos obvios y menos universales que los síntomas de la menopausia, lo que puede hacer que la andropausia sea menos reconocida y por lo tanto, menos discutida. Hablar de la disminución de la testosterona y los problemas relacionados de ello puede implicar una percepción de pérdida de virilidad, algo que muchos hombres pueden encontrar difícil de aceptar y discutir abiertamente”, asegura. Añade como segundo motivo la falta de información, y explica que para mejorar la discusión sobre la andropausia, es importante aumentar la educación y la conciencia sobre esta temática, normalizar las conversaciones sobre la salud hormonal masculina y fomentar la investigación médica en esta área. “Todo esto ayudaría a reducir el estigma y a proporcionar un mejor apoyo a los hombres que experimentan estos cambios”, explica.
La diferencia más clara entre la menopausia y la andropausia, asegura Doctor Francisco Gómez León, es que la menopausia da a las mujeres síntomas vasomotores altamente incómodos, como son los sofocos y la sudoración, que el hombre no sufre. “Ese es el motivo principal por el cual ha existido una diferencia evolutiva en cuanto a poner socialmente sobre la mesa la condición menopáusica y no así la andropáusica. No obstante, la andropausia, aunque no presenta síntomas vasomotores, sí conlleva como hemos visto falta de energía y pérdida de masa muscular, que son signos que también son importantes, y que deberían ser tomados en cuenta al igual que, merecidamente, se ha tenido en cuenta la condición menopáusica socialmente”, advierte. “Si se notan estos síntomas, se debe consultar con un profesional médico experto en la materia. Un médico puede realizar pruebas de sangre para medir los niveles de testosterona y descartar otras condiciones médicas que podrían estar causando los síntomas. Si los síntomas incluyen depresión, ansiedad o cambios significativos en el estado de ánimo, puede ser útil hablar con un terapeuta o psicólogo”, aclara el Dr. Juan I. Martínez-Salamanca.
Para finalizar, ¿hay tratamientos para la disfunción eréctil? Andrés Suro, sexólogo de la empresa que lucha por mejorar el control de la eyaculación MYHIXEL, aclara antes de enumerar los más populares, que los tratamientos se adaptan según las necesidades de cada caso concreto, por lo que la elección de cada uno depende de la causa y de la salud general del hombre. “Existen los conocidos inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5) como el sildenafil (Viagra), tadalafil (Cialis), y vardenafil (Levitra) de uso oral, así como medicamentos inyectables, como el alprostadil. Sin embargo, como sexólogo no recomiendo ninguno de ellos como un tratamiento para combatir la disfunción eréctil, porque su uso exclusivo no hará que dejes de tener problemas de erección. Son mucho más efectivos si se combinan con otros métodos”, explica Andrés Suro.
Añade al listado también la terapia de reemplazo hormonal, óptima si la disfunción eréctil es causada por bajos niveles de testosterona, los dispositivos de vacío y anillos de constricción, las prótesis para el pene que ayudan a conseguir las erecciones y mantenerlas y cómo no, la terapia psicológica. “En muchos casos, sobre todo entre los más jóvenes, la disfunción eréctil o las pérdidas repentinas de la erección son el resultado de una gran ansiedad anticipatoria o de rendimiento sexual por las expectativas que tienen los más jóvenes por cumplir en la cama con sus parejas, en este tipo de situaciones es especialmente útil acudir a un profesional de la sexología para abordar problemas emocionales o psicológicos. Lo bueno de la terapia es que también puede combinarse con otros métodos, de forma que se optimiza enormemente el proceso”, asegura.