Natalia Culebras, la española que trajo la sostenibilidad a la división masculina de Dior

Tan pronto terminó sus estudios, Kris Van Assche la reclutó para Dior Men. Ahora, bajo la batuta Kim Jones, Culebras ha conseguido no solo renovar el denim y la camisería, sino también cultivar un cambio de mentalidad

Natalia Culebras durante su charla en el congreso 'The future of fashion'brava

Si entras en el perfil de Linkedin de Natalia Culebras, la ponente inaugural del congreso Future of Fashion, celebrado por la Fundació del Disseny de la Comunitat Valenciana y comisariado por la periodista de moda Patricia Moreno, solamente verás una firma en su vida laboral: Christian Dior. En concreto, Dior Men, donde entró en 2007, momento en el que Kris Van Assche la reclutó al terminar sus estudios de diseño en Amberes. Toda una vida en la que le ha dado tiempo a experimentar, a especializarse en cam...

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Si entras en el perfil de Linkedin de Natalia Culebras, la ponente inaugural del congreso Future of Fashion, celebrado por la Fundació del Disseny de la Comunitat Valenciana y comisariado por la periodista de moda Patricia Moreno, solamente verás una firma en su vida laboral: Christian Dior. En concreto, Dior Men, donde entró en 2007, momento en el que Kris Van Assche la reclutó al terminar sus estudios de diseño en Amberes. Toda una vida en la que le ha dado tiempo a experimentar, a especializarse en camisas y en el trabajo del denim y a tomar conciencia de cómo precisamente esta última categoría ofrecía un margen de mejora tremendo. “Cuando llegó Kim Jones en 2018, le conté que hacíamos el denim de manera tradicional, consumiendo de 7.000 a 11.000 litros de agua, y que creía que podíamos hacerlo mejor, usando una tecnología que no estábamos aplicando”, cuenta. Eso sí, nadie dijo que fuese a ser fácil.

“Natalia, vale, proponme lo que quieras, pero si no me gusta, no me gusta, y me tiene que gustar”. Una frase absolutamente sincera que expone forro y costuras de lo que pasa de puertas para adentro en un despacho creativo y en un taller: las buenas prácticas tienen que ser apetecibles, porque si no, no funcionan. “Hay que ser realistas, porque quiero hacer un producto que me quiera poner; tiene que crear en ti un deseo de querer tenerlo, porque estamos haciendo ropa”, cuenta. La belleza y el placer no deberían perderse por el camino, y por eso Culebras insiste en que “la sostenibilidad en moda empieza por el diseño”. Por eso, para la madrileña fue fundamental contar con el apoyo de Jones a la hora de hacer cambios duraderos en el tiempo y coherentes con los estándares de calidad del grupo LVMH. Dieron con la fórmula mágica perfecta para ellos en tan solo tres meses y un tiempo después, Natalia Culebras pasó a ser (también) Directora de Diseño Sostenible en Dior Men.

Entre sus funciones está la de realizar workshops para “involucrar e informar” a sus compañeros sobre lo que va descubriendo y que es producto de su curiosidad y de su amor por la naturaleza en general y por el mar en particular: ha pasado todos los veranos de su vida en Denia y allí ha practicado, entre otras actividades, buceo. Es inevitable ver esa pasión en una de las colaboraciones que han realizado con Parley for the Oceans, organización que intenta que el plástico desaparezca de los mares y que forma parte de una de las colecciones más sostenibles que se han hecho hasta la fecha en Dior Men: se alcanzó un 96% de prendas sostenibles. Un récord que, por supuesto, no se consiguió de la noche a la mañana. “Con la primera colección tuvimos una sensación agridulce porque no llegamos a todo lo que queríamos”, confiesa. “Pero todos los cambios se hacen poco a poco, sin querer abarcar todo. Antes, hasta yo misma pensaba que si no se podía cambiar todo de golpe, no merecía la pena, pero ves que un granito de arena, las cosas más básicas, va sumando, va sumando… Y al final tienes una montaña”.

Esas prendas, agotadas en una semana, no están exentas de problemas a la hora de comunicarse: aunque su intención y su mensaje es positivo, tienen que convivir con otras categorías de producto que parecen directamente incompatibles. “Tú estás hablando de sostenibilidad, de un tejido con un certificado, pero al lado tienes un bolso de piel que cuesta, no sé, 50.000 euros, y lo van a comprar, porque hay un cliente que sigue buscando ese producto exclusivo”, cuenta la diseñadora. “Te preguntas qué puedes hacer para que todo sea un poco más ético, y en ese sentido, saber con quién trabajas de verdad y cómo es realmente el proceso, es importante”.

La transparencia es uno de los grandes caballos de batalla del activismo medioambiental y de las personas que se encargan de divulgar moda sostenible, pero si hay otra conversación sobre la mesa (especialmente de cara a los clientes finales) es el de los costes de producción y los precios de venta al público. Para Natalia Culebras, todo debería estar “más normalizado” para que ese tipo de piezas sean más accesibles: “No deberían de costar un 30% más”. Porque es la cifra que se manejaba en la última colaboración con Parley. “Nosotros tenemos que hacer una inversión en comprar los bloques de plástico que ellos rescatan para dárselo a los fabricantes, y que esos fabricantes lo trabajen para tener un tejido, y eso implica más laboratorio y más tecnología, y todo cuesta más porque no está normalizado”. Eso sí, cuenta que después de una colección exitosa, se llegó a un consenso con la gente que fabrica para “comprar unos stocks más grandes, lo que implica un compromiso por ambas partes que lleva a una disminución del precio”. “Si todas las marcas y todos los fabricantes trabajaran más unidos, realmente los precios serían los mismos que los de un tejido hecho de forma tradicional”.

Natalia CulebrasBrava Studio

Ese sería uno de los pasos que podrían darse incluso en cadenas de moda más accesible, pero donde la diseñadora ve más fácil el cambio inmediato es en un nivel medio, porque “no todo el mundo tiene unos sueldos enormes para poder pagar Dior, por mucho que te guste”. “Ahí [en el ticket medio] hay una cultura enorme de la segunda mano y pienso que se debería valorar todavía más el crear algo a partir de lo que ya existe, porque tenemos tantas cosas ya hechas, que ¿para qué más? Y se ve en muchas marcas jóvenes que apuestan por el upcycling, algo que hace unos años era raro y que, sin embargo, tiene un diseño más genuino que da piezas únicas”. Pero, ¿de verdad el público lego lo aprecia? “La gente está evolucionando y creo que vamos a llegar a eso”. Siempre que el diseño acompañe, claro.

Lo que a Natalia no siempre le resulta apetecible es el propio término sostenibilidad. “Es que echa un poco para atrás, pero por haberlo utilizado tanto y mal por parte de algunas compañías, y porque hace años eran productos invendibles que no estaban relacionados con el diseño”, cuenta. “A mí me gusta más decir ecoinnovación o hablar de nuevos materiales, porque lo que queremos es reinventar, ¿no? Reinventar y recrear el producto con un menor impacto, dando un mensaje más positivo. Podríamos decir que vamos a regenerar el futuro”.

En ese futuro, ni siquiera habría que hablar de lo que es sostenible o no, porque la sostenibilidad sería la nueva normalidad. No de la que se habló pospandemia, sino una en el que tanto las ideas como los procesos se hayan transformado radicalmente, del mismo modo que lo han hecho el lenguaje y las campañas para dar cabida a otras realidades que antes quedaban en los márgenes. Afirma que en Dior esto ya está sucediendo y que se ha quedado “alucinada” al encontrar en cada vez más lugares del mundo a personas muy jóvenes entregadas a la causa. “Vale que tendríamos que haber cambiado hace 25 años, pero bueno, al final vivimos en el mundo en el que vivimos. Al menos, nos vamos actualizando y adaptando y hay gente hipercreativa ahí fuera”, dice. “Me encanta ver que hay una revolución”.

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