¿Es verdad que hay más de 300 grupos sanguíneos?
Hay muchos más grupos que los conocidos A, B, 0 y Rh; por eso se hace un estudio de compatibilidad cada vez que un paciente necesita una transfusión
Llamamos grupo sanguíneo a cada uno de los tipos en los que clasificamos la sangre de las personas y que está definido por los antígenos que se encuentran en los glóbulos rojos de esa sangre. Los más conocidos desde el punto de vista de...
Llamamos grupo sanguíneo a cada uno de los tipos en los que clasificamos la sangre de las personas y que está definido por los antígenos que se encuentran en los glóbulos rojos de esa sangre. Los más conocidos desde el punto de vista de la importancia que tienen en la transfusión y en la compatibilidad de donante y receptor son los grupos A, B, 0 y Rh. Pero no son los únicos que existen: es verdad que hay más de trescientos.
Estos grupos no son iguales en todas las personas porque cada individuo tiene la herencia de su madre y de su padre, y expresa unos u otros, en función de esta herencia. Esto tiene mucha trascendencia porque, sobre todo en las personas politransfundidas (que han recibido más de una transfusión), pueden generar anticuerpos frente a antígenos que se expresan en los glóbulos rojos transfundidos y que, por el contrario, no se expresan en los del paciente. Es una respuesta inmune de su organismo hacia esos anticuerpos que le son extraños. Se desarrolla de esta manera lo que nosotros llamamos “anticuerpos irregulares” o antieritrocitarios. Estos anticuerpos comportan un riesgo importante en la transfusión y obligan a que se tenga que transfundir sangre exenta de estos antígenos para que no se produzca la reacción entre el anticuerpo que ha desarrollado el paciente y el antígeno presente en el concentrado de hematíes que se le va a transfundir.
Para evitar que eso ocurra se hace un estudio de compatibilidad cada vez que un paciente necesita una transfusión. Se estudia el grupo sanguíneo (A, B, 0 y Rh) del paciente y se vuelve a analizar el grupo sanguíneo a la bolsa de concentrado de hematíes o glóbulos rojos que se va a transfundir. Para saber si la persona que necesita la transfusión tiene anticuerpos irregulares, se toma una muestra de su plasma y unos hematíes reactivos, cuya composición de antígenos conocemos, y se hace el estudio de anticuerpos irregulares. Si esta prueba realizada con el plasma del receptor sale reactiva, quiere decir que hay anticuerpos frente alguno de los antígenos presentes en las células. Después de esto hay que identificar los anticuerpos del plasma del receptor. Esto permite seleccionar glóbulos rojos de donantes que carezcan de los antígenos complementarios a los anticuerpos irregulares del paciente.
Los anticuerpos irregulares se desarrollan tras exposición previa. En el caso de las mujeres puede producirse tras un embarazo previo y en el de cualquier persona, en el caso de una transfusión previa.
Además de estos anticuerpos irregulares, existen los anticuerpos naturales que son los anti-A y anti-B que tenemos de forma natural, sin haber estado expuestos. Por eso esos anticuerpos son los más importantes desde el punto de vista transfusional, porque ya están en nuestro plasma. Si nos ponen sangre que tenga un antígeno frente al que nuestro organismo tiene anticuerpos anti-A o anti-B naturales se produce una reacción transfusional inmediata y hemolítica. Los glóbulos rojos del receptor de la sangre se rompen y se genera una hemólisis intravascular que puede ser gravísima e incluso provocar la muerte. Para evitar esa reacción es por lo que se transfunde sangre del mismo grupo o de un grupo ABO compatible. Esto quiere decir que, por ejemplo, a una persona del grupo A, que en su sangre tiene –B, no le puedes poner B pero le puedes poner 0 porque el 0 no tiene ni anti–B ni anti–A naturales.
Entre estos 300 grupos sanguíneos diferentes de los que te hablaba hay algunos extremadamente raros porque se expresan en una de cada mil, de cada cinco mil o de cada más personas. Suele ser un hallazgo casual cuando una persona viene a hacer una donación y en las pruebas de idoneidad se detectan antígenos que no se conocían o que pertenece a uno de esos grupos rarísimos.
Cuando ocurre al revés, cuando un paciente que necesita una transfusión tiene un grupo sanguíneo raro, como tenemos perfectamente identificados qué grupos sanguíneos expresan los hematíes de nuestros donantes, buscamos en nuestras reservas. Lo que pasa es que si un donante presenta algún tipo de característica especial, ya sabes que puede ser uno de esos grupos extremadamente raros y haces una serie de técnicas adicionales para identificarlo.
A estos donantes con grupos raros los tratamos de una forma muy especial. Cuando donan, criopreservamos su sangre. La congelamos a -80 grados y así queda lista por si en algún lugar de España o de otra parte del mundo alguien la necesita. Si eso ocurre, esa sangre se descongela, se lava para retirarle la solución crioconservadora y ya se puede transfundir. Y además, también tenemos identificado al donante que si es necesario puede venir y donar en fresco.
En general, los perfiles antigénicos que más buscamos son, aparte del A, B, 0 y el Rh, el E y el e, el Duffy a, el Duffy b, el Jka, el Jkb, el M, el S y el s. Eso es lo más habitual. Estos son los perfiles más buscados pero hay otros muchos, entre ellos los grupos raros de los que acabamos de hablar.
Luisa Barea García es médica especialista en hematología y hemoterapia y directora del Centro de Transfusión de Madrid.
Pregunta enviada vía email por Paula García Pásaro
Coordinación y redacción: Victoria Toro
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