Diversidad en los investigadores y en los pacientes de los estudios para una lucha más justa contra el cáncer

La Reina Letizia preside en Londres la jornada conjunta convocada por la Asociación Española contra el Cáncer y por Cancer Research UK. La comunidad científica española en Reino Unido le explica las dificultades derivadas del Brexit

De izqda. a dcha. El presidente de la CRUK, Leszek Borysiewicz; la Reina Letizia; la directora ejecutiva de la CRUK, Michelle Mitchell y el presidente de la AECC, Ramón Reyes

“El cáncer no discrimina. Tampoco debería hacerlo su investigación”. Lo explica el doctor Tanimola Martins a los asistentes al debate celebrado este jueves en la sede londinense de Cancer Research UK (CRUK, en sus siglas en inglés). La Reina Letizia, presidenta de honor de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y de su fundación científica, ha viajado hasta la capital británica para asistir la jornada de trabajo conjunta de las dos organizaciones, en preparació...

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“El cáncer no discrimina. Tampoco debería hacerlo su investigación”. Lo explica el doctor Tanimola Martins a los asistentes al debate celebrado este jueves en la sede londinense de Cancer Research UK (CRUK, en sus siglas en inglés). La Reina Letizia, presidenta de honor de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y de su fundación científica, ha viajado hasta la capital británica para asistir la jornada de trabajo conjunta de las dos organizaciones, en preparación del Día Mundial de Investigación del Cáncer (WCRD, en inglés) que se celebrará el próximo domingo. “¿Cómo es posible que los hombres negros tengan probabilidades mucho más altas de ser diagnosticados o de morir por cáncer de próstata que los hombres asiáticos? Tenemos ya mucha evidencia acumulada que sugiere que los casos, los diagnósticos, la conciencia del riesgo o el tratamiento del cáncer varían notablemente dependiendo de la edad, la raza, el nivel socioeconómico del paciente o incluso del hecho de que sea una persona discapacitada. Y sabemos que esto está mal”, desafiaba Martins, que desarrolla para CRUK el programa de estudios Black in Cancer, sobre la incidencia de la enfermedad en las minorías étnicas.

La jornada de trabajo ha girado en torno al asunto propuesto este año para la WCRD: Integrating Diversity, Advancing Research and Achieving Equity (Integrando la diversidad, avanzando en la investigación y alcanzando la igualdad), pero ha servido también para volver a incidir en el desastre que el Brexit ha supuesto para la investigación científica británica y para los investigadores españoles en el Reino Unido. También para celebrar la reincorporación del país al programa de la UE de financiación a la investigación, Horizonte Europa, que ha despejado el futuro profesional de muchos españoles en el Reino Unido.

“Estamos convencidos de que el único modo de vencer al cáncer todos juntos es atrayendo al campo de la investigación a las personas más brillantes y más diversas, capaces de incorporar ideas frescas. Y a la vez, asegurarnos de que todas las personas, vivan donde vivan, se beneficien de los avances alcanzados a la hora de prevenir, diagnosticar o tratar el cáncer”, defiende Michelle Mitchell, la directora ejecutiva de CRUK. “Aquí en el Reino Unido, por ejemplo, hemos detectado la necesidad de otorgar un apoyo mayor a las mujeres científicas, investigadoras y médicas que trabajan en los niveles más avanzados de investigación contra el cáncer. Del mismo modo que hemos identificado un número muy reducido de investigadores senior de raza negra”, señala Mitchell.

Y ya hace tiempo que quedó claro la relación directa entre la diversidad en la investigación y el interés en trasladar esa diversidad a las necesidades de los mismos pacientes. El documento que entregó CRUK en enero de 2022 a la comisión del Parlamento británico centrada en la lucha contra el cáncer, enfocado en los resultados de un estudio llevado a cabo entre 2017 y 2018, ya detectaba que solo el 3% de los estudiantes de postdoctorado en las universidades británicas (un total de 15.560) eran negros. Y apenas había 85 profesores de esta raza en los niveles más destacados de la educación superior.

Cuanto menor sea la diversidad en el terreno científico, menos amplio será el abanico de ideas y propuestas de investigación que resulten financiadas. “Para nosotros es ahora mismo crucial abrir mucho más los estudios, para incluir una mayor diversidda de edad —el gran problema que tenemos en España—, pero también étnico, con toda la inmigración que está llegando”, advierte la directora científica de la fundación de la AECC, Marta Puyol. “Debemos mirar a países como el Reino Unido o Estados Unidos, con niveles muy elevados de inmigración, y ponernos las pilas. Por ejemplo, en España el cáncer de cérvix estaba completamente erradicado, porque la vacuna estaba muy implantada. Pero no es así en Sudamérica, y de repente están viniendo muchos más casos de cáncer de cérvix, algo que creíamos desaparecido”, añade.

La Reina Letizia ha intervenido en el debate con una pregunta para la que las respuestas señalaban esperanza y precaución: ¿qué incidencia puede tener el uso de la inteligencia artificial en ese combate por una mayor integridad y diversidad en la lucha contra el cáncer? Nadie duda de las inmensas posibilidades de esa herramienta, sobre todo a la hora de colectar data que ayude a identificar la diversidad, pero hay que tener cuidado con unos algoritmos, advertían algunos científicos, que pueden tender a acentuar los prejuicios y ocultar realidades.

La losa del Brexit

“Cada año hay 18 millones de personas con cáncer en todo el mundo, y existen dos motores principales de investigación del cáncer. Uno es el NIH (Institutos Nacionales de Salud), en Estados Unidos, con quienes nos reunimos el año pasado, y el Cancer Research UK, el motor europeo. Para nosotros son de vital importancia todos los proyectos en los que trabajamos conjuntamente con el CRUK”, afirma Ramón Reyes, presidente de la AECC. Tanto él como su correligionaria, Mitchell, celebraban la reincorporación del Reino Unido al programa Horizonte Europa, del mismo modo que lamentaban el daño ocasionado por el Brexit durante los últimos años. “Trajo consigo un ambiente de incertidumbre de todo tipo. Económico, porque impedía acceder a programas y becas; personal, porque no sabías qué hacer con tu carrera investigadora, si te mudabas de vuelta a Europa o te quedabas en el Reino Unido; total falta de claridad respecto a los visados para investigadores o estudiantes; y mucho menos flujo de investigadores españoles hacia el Reino Unido”, resume Irene Echeverría, investigadora en el campo de la neurociencia cognitiva en la Universidad de Oxford y presidenta del CERU (la Sociedad de Científicos Españoles en el Reino Unido).

“Para mí, recuperar Horizonte Europa ha supuesto principalmente la opción de quedarme en el Reino Unido”, señala Beatriz Salvador, que investiga el diagnóstico del cáncer de páncreas en la Universidad de Cardiff. “Cuando ese programa desapareció del mapa me planteé mucho la opción de irme a otro sitio, porque era una de las fuentes de financiación más importantes en el Reino Unido. Se nos cerraron muchas puertas. Ahora, al menos, me planteo quedarme unos años más”, añade.

La investigación científica no entiende de fronteras, y la CRUK es la primera en lamentar un Brexit que redujo drásticamente su capacidad de atraer a los mejores investigadores de Europa, así como de perder una financiación que resultaba crucial en el esfuerzo global de derrotar el cáncer.

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