Sol, insectos y alimentos: las alergias (también) son para el verano

Entre un 30% y un 40% de la población mundial padece algún tipo de alergia, y muchas de ellas empeoran en la temporada estival

Una niña se rasca una picadura.getty

Hay alergias en todas las épocas, que afectan a todas las edades y que se dan en cualquier lugar. El número de posibles desencadenantes de una reacción alérgica es enorme, como lo es la cantidad de población que sufre estas enfermedades. Según los datos de la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) entre un 30% y un 40% de la población mundial padece algún tipo de alergia. Y el porcentaje sube cuando baja la edad; por ejemplo, se calcula que entre los niños está entre el 40% y el 50%.

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Hay alergias en todas las épocas, que afectan a todas las edades y que se dan en cualquier lugar. El número de posibles desencadenantes de una reacción alérgica es enorme, como lo es la cantidad de población que sufre estas enfermedades. Según los datos de la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) entre un 30% y un 40% de la población mundial padece algún tipo de alergia. Y el porcentaje sube cuando baja la edad; por ejemplo, se calcula que entre los niños está entre el 40% y el 50%.

Se llama reacción alérgica a la enfermedad que se produce cuando el cuerpo reconoce como agresor a una sustancia inocua y actúa contra ella. El polen, algunos medicamentos, los alimentos, la luz solar o el pelo de un animal son las más frecuentes, pero el número de sustancias que pueden provocar una reacción de este tipo es muy grande. Y si bien es cierto que la inmensa mayoría de las reacciones alérgicas pueden sufrirse en cualquier momento, también lo es que el verano es el momento cumbre para algunas de ellas: la alergia al sol, a las picaduras de los insectos y a los alimentos.

Alergia al sol

El término “alergia al sol”, que es coloquial, se refiere a “cualquier respuesta exagerada de la piel a una exposición normal al sol”, explica Dolores del Pozo, médica especialista en alergología del Hospital San Pedro de Logroño. Dentro de esas respuestas se engloban procesos muy diferentes a los que llamamos enfermedades por fotosensibilidad. “Un pequeño grupo de ellas desencadenadas por un mecanismo de hipersensibilidad son verdadera alergia al sol”, añade.

Cuando nos quemamos en la playa no estamos sufriendo una alergia al sol. Para que sea alergia tiene que haber una respuesta del organismo, lo que los alergólogos llaman hipersensibilidad, y que es esa respuesta exagerada del cuerpo ante sustancias inocuas.

Como asegura Dolores del Pozo, autora del capítulo dedicado a la alergia al sol en El libro de las enfermedades alérgicas, coeditado por la Sociedad Española de Alergología y la Fundación BBVA: “Dentro de lo que llamamos alergias al sol hay algunas que son rarísimas y otras que son bastante frecuentes y que pueden afectar hasta al 20% de la población, como la erupción solar polimorfa, que es uno de los motivos más frecuentes de consulta por exposición al sol. Se trata de una erupción que se produce más frecuentemente en mujeres. Suele ocurrir cuando se empieza a tomar el sol en primavera o verano y aunque puede tener diferentes características, habitualmente afecta a la zona del escote, las extremidades o incluso la cara. Normalmente, produce picor y suele ser benigna. Se controla con antihistamínicos y evitando la exposición y normalmente se acaba cuando se adquiere un bronceado, es lo que llamamos endurecimiento”.

Pero además de ese tipo de alergia, la luz del sol puede provocar otras reacciones, por ejemplo, aquellos en los que actúa como desencadenante. Algunos fármacos y sustancias presentes, por ejemplo, en productos cosméticos pueden provocar una reacción alérgica que solo se produce cuando hay exposición a la luz solar. “Uno de los fotoalérgenos más frecuentes son las cremas antiinflamatorias tópicas, pero se requiere de la luz solar para que se desencadene la reacción fotoalérgica al principio activo de la crema”, explica Del Pozo.

La recomendación cuando se sufre una reacción a la exposición normal al sol es, según Dolores del Pozo, “consultar al médico de atención primaria para que valore si nos desvía al especialista en alergias”.

Alergia a las picaduras de los insectos

Las avispas y abejas pican más en verano por lo que, obviamente, también en esta época se producen más reacciones alérgicas a sus picaduras. Alfonso Miranda, médico experto en alergias y excoordinador del Comité de alergia al veneno de himenópteros de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, explica: “Las hembras de estos insectos inoculan veneno con su aguijón. Ese veneno es tóxico para todo el mundo, pero además hay algunas personas que son alérgicas, así que sufren una reacción mayor”.

Esa reacción, como todas las alergias, varía mucho entre unas personas y otras. “Puede ir desde una reacción local, que se hinche la zona en la que ha recibido la picadura: un brazo, una mano o una pierna a una reacción sistémica, es decir que empiece a tener una urticaria generalizada, que se le hinchen la cara o la boca, o incluso más serio y que llegue al shock anafiláctico”, asegura Miranda. El shock anafiláctico es, según El libro de las enfermedades alérgicas, una reacción alérgica generalizada con afectación cardiovascular y caída de la presión arterial que puede ser muy grave y, en algunos casos, mortal.

Según explica Alfonso Miranda, todos los años se producen muertes por esta causa: “En España no existen datos, pero suponemos que podemos compararnos estadísticamente con Francia, y allí hay unas veinte reacciones fatales anualmente”. Pero la alergia a las picaduras de abejas y avispas puede curarse. “Existe una vacuna hecha con el propio veneno de la avispa o la abeja. A los pacientes a los que se la aplicamos, tras cuatro o cinco años en tratamiento, antes de quitarles la vacuna les hacemos la prueba del algodón, le pinchamos con un insecto vivo y jamás nadie ha tenido reacción”, añade el experto.

Sobre qué hacer cuando te pica una avispa o una abeja, si no sabes si eres o no alérgico, Alfonso Miranda ofrece algunos consejos: “Hay que saber que la picadura duele siempre. Es bueno aplicarse hielo sobre ella o si se está en un río, ponerse un poco de barro frío para aminorar la inflamación. Pero en principio, la primera vez que una persona es picada por un insecto no tiene una reacción grave porque se tiene que sensibilizar y hacerse alérgico. Una segunda o una tercera picadura sí pueden tener más problemas”.

Alergia a los alimentos

El verano no acrecienta la peligrosidad de los alimentos que provocan alergias, pero lo que ocurre en la época estival, según Ana Fiandor, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Universitario la Paz de Madrid, es que “salimos más de casa, comemos más fuera y esta es una situación más peligrosa para las personas alérgicas a un alimento, porque comer fuera de un entorno protegido tiene más riesgo”.

La alergia alimentaria es una patología que puede comenzar a cualquier edad, pero sobre todo aparecen en pacientes jóvenes. “Los niños comienzan a presentar estas alergias siguiendo el calendario de introducción de alimentos”, explica Fiandor. Y añade: “La primera que se presenta es a la leche, luego a los huevos y el tercer grupo suele ser el pescado. Los frutos secos suelen ser más tardíos”. Las alergias a todos los alimentos pueden ser leves o muy graves, “no depende del alimento sino de la persona que tiene la alergia. El mayor riesgo está en el consumo inadvertido. Pero cualquier alimento puede dar cuadros graves. El síntoma más frecuente es el picor y la aparición de ronchas en la piel. Y la gravedad llega cuando se asocian síntomas respiratorios o afecta al sistema circulatorio”, matiza Fiandor.

Las reacciones alérgicas a los alimentos son muy rápidas. Si una persona está comiendo, siente picor en la boca y empieza a encontrarse mal, tiene que dejar de comer inmediatamente, llamar al 112 y explicar lo que le está pasando, cuenta la experta. Los que ya saben que son alérgicas a un alimento suelen ser muy cuidadosos e ir preparados. Pero en todos los casos Ana Fiandor recomienda ser consciente de un hecho menos conocido: “Ciertas proteínas pueden hacer más daño en una reacción alérgica si se producen algunos factores asociados: consumo de alcohol, ejercicio físico extenuante, falta de sueño, tener la menstruación o el uso de antiinflamatorios no esteroideos. Todos estos factores aumentan la gravedad de las reacciones alérgicas. Una persona que por ejemplo es alérgico a la nuez y la toma en un pan inadvertidamente y lo único que le produce es una urticaria puede resultar que si se lo toma con una cerveza le provoque un cuatro anafiláctico”.

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