D’Artacán, un mosqueperro para el siglo XXI
A sus 80 años, el productor y guionista Claudio Biern Boyd estrena una película que resucita al protagonista de su serie de televisión de los ochenta y espera llevar al cine también ‘La vuelta al mundo de Willy Fog’
Es difícil sonar más apasionado por teléfono que Claudio Biern Boyd (Palma de Mallorca, 80 años). “Es que ha sido un viaje largo”, confiesa sobre la película D’Artacán y los tres mosqueperros, que se estrena este miércoles en España. Actualmente, Biern Boyd no es tan conocido, pero en los años ochenta fue responsable de varios bombazos televisivos: las series Ruy, el pequeño Cid; D’Artacán y los tres mosqueperros; La vuelta al mundo de Willy Fog y David, el Gnomo. Ahí queda esa racha, una concate...
Es difícil sonar más apasionado por teléfono que Claudio Biern Boyd (Palma de Mallorca, 80 años). “Es que ha sido un viaje largo”, confiesa sobre la película D’Artacán y los tres mosqueperros, que se estrena este miércoles en España. Actualmente, Biern Boyd no es tan conocido, pero en los años ochenta fue responsable de varios bombazos televisivos: las series Ruy, el pequeño Cid; D’Artacán y los tres mosqueperros; La vuelta al mundo de Willy Fog y David, el Gnomo. Ahí queda esa racha, una concatenación de éxitos que marcó a la generación de EGB, que aprendió aquello de “eran uno, dos y tres, los famosos mosqueperros”, “la vuelta al mundo va a empezar, llegaremos sí o no” o “soy siete veces más fuerte que tú, y veloz”.
Biern Boyd no era un recién llegado. Desde su fundación en 1972 la empresa BRB gestionó los derechos y la venta de productos oficiales de los dibujos de Hanna-Barbera y Warner, de La abeja Maya, Vickie el vikingo, La pantera rosa (de BRB surgió la idea de los pastelitos rosas que aún hoy sobreviven en los supermercados), y de Mazinger Z, hasta que en 1980 dieron el salto a la producción. Y hasta hoy. “Hace una década empezamos a plantearnos la película”, recuerda sobre el filme que dirige Toni García. “Y la producción arrancó hace cuatro años. Se ha ralentizado por culpa de la pandemia, pero creo que hemos conseguido la mejor película familiar de animación de los últimos tiempos”. Lo dicho, puro entusiasmo. “Me beneficio de que muchos padres tienen estupendos recuerdos de aquellos años”, cuenta entre risas. Sin embargo, también es consciente de que el mundo ha cambiado mucho: tanto Juliette o Milady en esta serie como la princesa Romy en La vuelta al mundo de Willy Fog eran absolutamente pasivos (tampoco es que Willy Fog hiciera mucho, salvo sacar dinero de su cartera). “Ahora Juliette pasa de pánfila enamorada a la dama de confianza de la reina que organiza y lucha a brazo partido; y Milady es casi Catwoman. Hemos equilibrado la imagen que quedó en el recuerdo de los padres con los nuevos gustos de los niños, y de paso hemos modernizado los looks”, explica. “Solo espero que Alejandro Dumas no se esté revolviendo aún más en la tumba. De paso, me gustaría defender a Julio Verne: ¡él hizo que se casaran un gentleman inglés con una princesa hindú! No se puede enviar mejor mensaje antixenófobo. Y sigue vigente”.
A Biern Boyd le importan, y mucho, los mensajes que se envían desde los dibujos animados. “Hay que entretener educando. Yo pedí que Fernando Argenta me ayudara como asesor en La banda de Mozart. Si te fijas, en D’Artacán no hay sangre. Vemos peleas, por supuesto; sin embargo, nadie muere. Hay acción, no violencia. No soy sádico como Disney [risas]. En los ochenta adapté clásicos de la literatura juvenil [animó también Sandokan en un telefilme] que a su vez a mí me habían apasionado. Cada uno de mis productos defienden conceptos como la lealtad, la persistencia y en David, el Gnomo el ecologismo”, explica. “Aquel alegato lo hice hace 35 años. Si el mundo hubiera hecho caso a los gnomos, no estaríamos hoy como estamos con el cambio climático”.
Si el mundo hubiera hecho caso a los gnomos, no estaríamos hoy como estamos con el cambio climático
Buen momento para entrar en lo que entre carcajadas define como el error de su carrera: al final de la serie, David se convertía en un cerezo. “Todavía hay gente que me lo echa en cara [risas]. A ver, ¿tú no firmarías llegar a 400 años, sin inspectores de Hacienda, felizmente casado, sin bancos, y volver a la naturaleza en un ciclo lógico? No vi venir su éxito, desde luego, y por eso tuve que inventarme otros gnomos para las continuaciones”, cuenta para explicar cómo David, el Gnomo se llegó a estrenar en EE UU y cómo creó otras dos series relacionadas con ese mundo.
Apuesta por las salas de cine
Ha animado para la pequeña pantalla a Cobi, a Naranjito, a Zipi y Zape. ¿Por qué no hace más series? “Principalmente porque el mundo de la televisión ha cambiado mucho. Los niños están con el Spotify, el TikTok, viven casi en los móviles. Pero eso también me ha dado otras claves: les encanta la música”. Por eso ahora está levantando La vuelta al mundo de Willy Fog en cine con canciones. “Será un musical de animación. Quiero hacer algo que no haya hecho nadie”, asegura. Al cine ha llegado tarde, porque tenía “mucho éxito en televisión”, afirma; “la gran pantalla nos dio cierto miedo a lo desconocido”, añade. “En cambio”, continúa, “en la dispersión actual del audiovisual, sigue habiendo una catedral: las salas de cine. Es el único sitio en que los críos atienden sin distracciones, donde las familias disfrutan de un ocio en común, es una experiencia sin igual. Las plataformas hacen daño al cine, cierto, aunque la mayor parte de los ingresos del audiovisual seguirán llegando de las salas. Yo apuesto por ellas”. Lo que no impide que haya hecho en YouTube la serie Bernard, con 150 episodios de tres minutos “con 3.500 millones de visionados en total, gracias a que todo son gags”.
Vuelta a D’Artacán y los tres mosqueperros. “Si te fijas, su diseño recuerda mucho a un perro que me fascina, Snoopy. Aunque a mí los que realmente me chiflan son Tom y Jerry y, sobre todo, La pantera rosa. Fíjate, ambas son mudas”, comenta. Biern Boyd conoció en su momento a Blake Edwards y recuerda una cena con Peter Sellers, en la que el actor acabó tocando la batería. “La pantera rosa es demasiado. Ese humor surrealista y universal es genial”.
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