Cabiedes: “Se ve tormenta; hay que preparar el barquito”

Es el fin del optimismo, pero eso no significa que se avecinen 12 meses lúgubres. “Lo peor para la economía y el emprendimiento son las crisis sobrevenidas, y de esta que viene llevamos ya mucho tiempo hablando”, explica el inversor de empresas como Privalia, BlablaCar o Chicfy.

Luis Martín CabiedesCarlos Luján

Se ve tormenta. Hay que preparar el barquito”. Luis Martín Cabiedes es uno de los principales inversores españoles en startups, pero, dice, le apasiona la navegación tanto o más que invertir. Así que tiene la metáfora muy a mano cuando se trata de intuir lo que va a suceder en 2020. Es el fin del optimismo, como pronostica el Observatorio Retina, pero eso no significa que se avecinen 12 meses lúgubres. “Lo peor para la economía y el emprendimiento son los cisnes negros, las crisis sobrevenidas, y de esta que viene llevamos ya mucho tiempo hablando”, explica el inversor de empresas com...

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Se ve tormenta. Hay que preparar el barquito”. Luis Martín Cabiedes es uno de los principales inversores españoles en startups, pero, dice, le apasiona la navegación tanto o más que invertir. Así que tiene la metáfora muy a mano cuando se trata de intuir lo que va a suceder en 2020. Es el fin del optimismo, como pronostica el Observatorio Retina, pero eso no significa que se avecinen 12 meses lúgubres. “Lo peor para la economía y el emprendimiento son los cisnes negros, las crisis sobrevenidas, y de esta que viene llevamos ya mucho tiempo hablando”, explica el inversor de empresas como Privalia, BlablaCar, Chicfy y Olé, el embrión de Terra. “Es el fin del optimismo, pero del optimismo irracional en el que llevamos años instalados”.

El abismo de cotizar

El camino soñado por toda startup —de pequeña empresa que financian amigos, parientes y algún despistado a exitoso unicornio que sale a Bolsa— ya se complicó en la segunda mitad de 2019, cuando Uber se chocó con la dura realidad de los mercados —pérdida del 30% de su valor en sus siete primeros meses cotizando— y WeWork entró en barrena, con despidos masivos, investigaciones judiciales y la sensación de que la empresa llamada a revolucionar el alquiler de oficinas era en realidad un castillo de naipes. “Todo esto parece muy lejano, pero nos afecta en España”, explica Cabiedes.

“Se ha producido un parón en el último eslabón de la cadena, salir a cotizar. Y eso se traduce en sucesivos parones en los eslabones anteriores, las rondas de financiación. Digamos que le han puesto un tapón a la salida del embudo”, asegura. En España, ¿la incertidumbre sobre la formación del Gobierno complica aún más la situación? Según Cabiedes, se suele sobreestimar la importancia de los políticos en el corto plazo, pero añade un matiz: “Recordemos que en los debates televisados Pablo Iglesias saludaba a los riders, y habla con frecuencia de defender el taxi. Sectores de la llamada on demand economy, cuya legislación específica está todavía en el aire, pueden regularse por decretazos.

Es el fin del optimismo, pero del optimismo irracional en el que llevamos años instalados”.

Y a medio plazo sí tiene influencia que el Gobierno esté a favor o en contra de la empresa”, espeta. Fin del optimismo, escepticismo ante la situación política, malas noticias de los unicornios estadounidenses… 2020 será el año del “vamos a esperar un poco y a ver”, pero los más valientes seguirán teniendo sus oportunidades. Cabiedes vuelve a recurrir al mar para explicarlo: “En aguas estables ganan los grandes; en aguas revueltas, las startups tienen más oportunidades”.

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