La nueva idea loca de Elon Musk: sensores cosidos al cerebro

Neuralink, una de las compañías del magnate sudafricano, propone desarrollar una interfaz para conectar sensores al cerebro humano cosidos con hilos microscópicos

El pasado martes por la noche, Elon Musk dio un paso más en su intención de conectar al ser humano con las máquinas. El magnate, que ya ha desarrollado otros proyectos como Tesla e Hyperloop, aprovechó un evento en la Academia de Ciencias de California para presentar un nuevo proyecto que está desarrollando en Neuralink, otras de sus empresas. Se trata de una interfaz cerebro-máquina que consiste en un dispositivo inalámbrico insertable: busca implantar hilos microscópicos en el cerebro ...

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El pasado martes por la noche, Elon Musk dio un paso más en su intención de conectar al ser humano con las máquinas. El magnate, que ya ha desarrollado otros proyectos como Tesla e Hyperloop, aprovechó un evento en la Academia de Ciencias de California para presentar un nuevo proyecto que está desarrollando en Neuralink, otras de sus empresas. Se trata de una interfaz cerebro-máquina que consiste en un dispositivo inalámbrico insertable: busca implantar hilos microscópicos en el cerebro humano que permitan comunicar distintas áreas entre ellas y con el exterior y que, teóricamente, puede leer tu mente, tal y como recoge The Guardian.

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Los hilos microscópicos que conectarían el cerebro, con un diámetro mucho más pequeño que el de un cabello humano, servirían para "detectar la actividad de las neuronas y para fines médicos como conocer mejor las enfermedades neurodegenerativas". Si todo saliera según Musk planea, también permitirían interactuar con máquinas conectadas ajenas al cuerpo y se podría llegar a manejar un ordenador solo utilizando la mente, según aseguró el magnate el martes pasado. Para insertar esos hilos (en los ensayos que están haciendo en la laboratorio hablan de más de mil implantes en cada cerebro) han desarrollado un robot, una especie de máquina de coser que es manejada por un neurocirujano. El proceso requiere perforar pequeños orificios en el cráneo.

La empresa busca la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) para un ensayo clínico en humanos a partir de 2020, en una versión de su dispositivo que "solo está destinada a pacientes con enfermedades médicas graves no resueltas", dijo el doctor Matthew McDougall, neurocirujano jefe de Neuralink, según recoge The Guardian. "El primer ensayo clínico se enfocará en pacientes con parálisis completa debido a la médula espinal superior, e implicará la instalación de cuatro de los implantes de Neuralink en el cerebro de los pacientes". Pero hasta ahora la compañía solo ha probado sus dispositivos en animales, concretamente, ratas y monos, según contó el mismo Musk.

La postura de Elon Musk respecto a la inteligencia artificial es ya de sobra conocida: el empresario teme que la IA pueda superar a los humanos y hacerse con el control. Se ha pronunciado abiertamente en contra de esta tecnología y ha llegado a asegurar que "la inteligencia artificial amenaza la existencia de nuestra civilización". Su objetivo al llevar a cabo proyectos como los que está desarrollando Neuralink es intentar controlar a las máquinas. 

  • Las ideas locas de Musk

Nadie sabe donde está el límite entre innovar por necesidad o, simplemente, porque es posible. Pero Musk ya lo ha traspasado. A principios de 2018, Elon Musk lanzó un coche al espacio. Se trataba, concretamente, de un Tesla Roadster y formó parte del primer lanzamiento del Falcon Heavy en una órbita elíptica alrededor del sol. ¿Por qué? Porque podía. Unos meses después, ese mismo año, el empresario diseñó un mini submarino para salvar a los niños que quedaron atrapados en una cueva de Tailandia junto a su monitor. Musk se desplazó hasta la zona con su artilugio solo para que equipo de salvamento le dijera que no servía. Antes, había propuesto meter un tubo de un milímetro de diámetro en la cueva e hincharlo con aire para crear un túnel hinchable que se adaptase al terreno y por el que podrían caminar los niños. Tampoco era factible.

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