Dinero en efectivo: ¿especie en peligro de extinción?

El cajero automático cumple 50 años hoy. Y lo hace con el dinero en efectivo en el punto de mira de legisladores, aplicaciones y criptomonedas

El cajero automático cumple 50 años hoy. Y lo hace con el dinero en efectivo en el punto de mira de legisladores, aplicaciones y criptomonedas, 300 años después de su aceptación como moneda de cambio No lo parece por los datos globales. Según un estudio de Mastercard, el 85% de las operaciones que implican una transacción monetaria se llevan a cabo todavía con efectivo. Claro que hay países como China donde el 67% de las operaciones son con el móvil, según datos de Fujitsu.

El primer cajer...

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El cajero automático cumple 50 años hoy. Y lo hace con el dinero en efectivo en el punto de mira de legisladores, aplicaciones y criptomonedas, 300 años después de su aceptación como moneda de cambio No lo parece por los datos globales. Según un estudio de Mastercard, el 85% de las operaciones que implican una transacción monetaria se llevan a cabo todavía con efectivo. Claro que hay países como China donde el 67% de las operaciones son con el móvil, según datos de Fujitsu.

El primer cajero automático se implantó en Londres, y es una obra (quizás erróneamente) acreditada al inventor inglés John Shepherd-Barron y a la empresa De La Rue Instruments. El primer banco que se atrevió a usarlo fue Barclays en 1967, que vio en él una idea para ahorrar tiempo en las sucursales y ampliar servicios a los clientes. En todo caso, la suya es una tecnología complicada a la cual contribuyeron muchos cerebros. Tanto es así, que hay estudios que ubican la prehistoria del artefacto de muchas fuentes. Para que estos aparatos puedan darte efectivo participan innovaciones como cintas magnéticas, un sistema operativo, un complicado mecanismo de categorización, recuento y selección de billetes…

Los primeros trabajos para lograr conexión con un ordenador central no llegarían hasta 1968 de la mano de IBM y algunas cajas de ahorro de Suecia. Una posterior alianza entre la tecnológica y Lloyd’s condujo a la primera red de cajeros en 1972, que permitía a los clientes el acceso a sus cuentas corrientes.

Y, sin embargo, el efectivo se ve amenazado por nombres como Apple Pay, Venmo, PayPal and Square Cash, Wechat o Bizum. Porque, ¿alguien duda de que al dinero le puede esperar el mismo futuro digitalizado que han experimentado las fotos, la música o las películas? Probablemente, aunque también es complicado imaginar un futuro en el que el cash desaparezca por completo.

No es de extrañar: el efectivo es el medio de pago tradicional que otorga a los usuarios la libertad y la intimidad de llevar a cabo todo tipo de pagos. A excepción, claro está, de la irrupción de las criptodivisas como bitcoins o ethers. La escasa confianza en las instituciones financieras solo logrará ralentizar el proceso, pero no frenarlo.

A los estados les interesa una población sin efectivo. Están razones como el lavado de dinero, para lo cual los billetes son clave (sobre todo los de altas demnominaciones). Pero también está su coste. Las personas sin cuenta bancaria pagan hasta cuatro veces más comisiones a la hora de acceder al efectivo (cobro de cheques, avances de salarios, etc.).

También existen razones culturales. No hay una correlación exacta entre el nivel económico y la digitalización de los medios de pago, pero sí se observa más claramente en cuestiones como, por ejemplo, la delincuencia: países como Japón o Alemania se resisten a abandonar el efectivo dada la seguridad que hay en sus calles, según el estudio de Mastercard.

Está el caso contrario: los pagos en Somalia se llevan a cabo casi exclusivamente a través del móvil. Las causas hay que encontrarlas en la caída del Gobierno de Mohamed Ali Samatar en 1991, un periodo que se prolongó hasta 2012. Una de sus consecuencias fue la aparición de un sistema monetario poco ortodoxo, dominado por los señores de la guerra. Este país no ha emitido dinero desde entonces, y se ha recurrido a la importación de billetes no emitidos por el Banco Central de Somalia. Actualmente, el 98% de la masa monetaria es falsa. Singapur, Francia o Suiza han avanzado en la digitalización el dinero. Arabia, Perú o Egipto confían en el papel (apenas el 1% de las operaciones es cashless).

Suecia ha procedido a la digitalización de una forma más ordenada. Fueron precursores de los cajeros, como vimos anteriormente. Además, cuentan con una app, llamada Swish, producto de los principales bancos (copiada por Bizum en España) que usa casi la mitad de la población.

En Canadá, la Royal Canadian Mint lanzó en 2012 el proyecto Mintchip para favorecer estos pagos. En 2016, el Estado vendió la app a un inversor privado. La iniciativa más violenta, según apunta Business Insider, es la llevada a cabo por India, un país que depende en un 90% del efectivo. Allí, su Gobierno llevó a cabo un proceso altamente arriesgado para desmonetizar los billetes de 500 y 1.000 rupias, lo que eliminó el 86% de los billetes en circulación y dejó a los ciudadanos con sueldos sin pagar, empresas quebradas y una serie de apps como Paytm captando unos 170 millones de usuarios de la noche a la mañana.

El caso indio difícilmente se repetirá en la UE. Los expertos apuntan a un futuro conectado en el que pagaremos con dispositivos de todo tipo, incluso los implantados en nuestros cuerpos. Pero quedará tiempo hasta que dejemos de buscar pasa siempre un cajero.

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