Los Mossos contarán con la Policía ante las protestas por la sentencia del ‘procés’

Interior confía en el despliegue preparado por la policía catalana ante el fallo del Supremo

Quim Torra saluda al comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, el pasado 11 de septiembre.Albert Garcia

Los Mossos d’Esquadra sostienen que han aprendido las lecciones que dejó el referéndum del 1-O. Las movilizaciones ciudadanas contra la sentencia del procés, que se prevén intensas y duraderas, les pondrán de nuevo a prueba. A diferencia de hace dos años, la policía catalana afronta las protestas en buena sintonía con la Policía Nacional y la Guardia Civil. Los Mossos dirigen el operativo, pero cuentan con ambos cuerpos en las reuniones de preparación y pedirán su ayuda si es necesario. También han ...

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Los Mossos d’Esquadra sostienen que han aprendido las lecciones que dejó el referéndum del 1-O. Las movilizaciones ciudadanas contra la sentencia del procés, que se prevén intensas y duraderas, les pondrán de nuevo a prueba. A diferencia de hace dos años, la policía catalana afronta las protestas en buena sintonía con la Policía Nacional y la Guardia Civil. Los Mossos dirigen el operativo, pero cuentan con ambos cuerpos en las reuniones de preparación y pedirán su ayuda si es necesario. También han reafirmado su compromiso de quedarse al margen de las directrices políticas y someterse a las órdenes de jueces y fiscales.

El consejero de Interior, Miquel Buch, nombró hace solo cuatro meses a un nuevo jefe de los Mossos. De perfil independentista, la designación del comisario Eduard Sallent hacía presagiar un acercamiento de la cúpula policial y la política. La realidad ha ido por otro camino. Sallent, acostumbrado a trabajar a las órdenes de fiscales y jueces, tiene claro que los Mossos son, por encima de todo lo demás, policía judicial. Y así lo transmitió en una reunión, la semana pasada, ante los mandos del cuerpo. Sallent les informó del dispositivo Minerva, planeado para afrontar las protestas por la sentencia del Tribunal Supremo contra los 12 líderes independentistas del procés.

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La inestabilidad política del Govern ha reforzado entre los agentes la idea de que deben atender solo a criterios técnicos en su despliegue. El 1-O sigue en el recuerdo. El independentismo aplaudió a los Mossos por su pasividad, en contraste directo con la reacción de la Policía y la Guardia Civil. En dos años, sin embargo, el panorama ha cambiado. La Brigada Móvil (antidisturbios) de los Mossos ha cargado ante protestas de cariz violento de los Comités de Defensa de la República (CDR), lo que ha provocado críticas de Quim Torra. El president ha presionado a Buch para que los agentes se contengan, lo que a la postre provocó hace unos días la dimisión del director general de la policía, Andreu Martínez, partidario de dejar el orden público al criterio operativo. Su sustituto, Pere Ferrer, ha captado cuál es el camino que seguirán los Mossos y tras tomar posesión envió una carta a los agentes en la que se compromete a trabajar con “escrupuloso respeto de la legislación”.

Más allá del apego popular, el 1-O fue un calvario para los Mossos. Su major, Josep Lluís Trapero, enfrenta un juicio por rebelión. Varios de sus mandos actuales están investigados por la actuación de aquella jornada. Las relaciones con los jueces se enturbiaron. Y la desconfianza con sus compañeros de las fuerzas de seguridad, que ya se venía fraguando con el procés, creció. La cúpula tiene claro que no quiere más problemas y luce el uniforme como coraza. Las heridas, mientras, han cicatrizado.

El acercamiento

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Con plenas competencias en seguridad pública, los Mossos dirigirán el operativo frente a las protestas. Aunque el plan cambia cada día, a medida que las entidades anuncian sus intenciones, los responsables centran su atención en los cortes de carreteras, en las infraestructuras clave y en las sedes de partidos políticos y de los juzgados. La Policía desempeñará su papel en la protección de edificios del Estado, pero los Mossos estarán en primera línea. Para ello disponen de un nuevo tipo de valla de reciente adquisición, pensada para contener a manifestantes. En cuanto a las movilizaciones, la policía autonómica anunció que podrá usar gas pimienta si hay disturbios. El objetivo es evitar al máximo el contacto físico con la población y conjugar el derecho a la protesta con el mantenimiento del orden público.

A diferencia de la consulta ilegal del 1-O, en esta ocasión no hay por ahora orden que cumplir, pero sí una misión: mantener la paz pública. Y si para eso los Mossos precisan la ayuda de otros cuerpos, la solicitarán. Esto es posible por la aparente buena sintonía entre policías, que se ha reflejado en diversos gestos significativos en los últimos meses.

En 2018, año marcado aún por los desencuentros tras el referéndum, la Policía Nacional no condecoró a ningún mosso con motivo de la celebración de su patrón. El entonces ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, incluso prometió a sindicatos policiales y asociaciones de guardias civiles que retiraría las de los mossos que no expresasen su “lealtad constitucional”. Este año, los premios han vuelto: un comisario, un subinspector y dos subinspectores. La nueva complicidad se ve en el día a día. En los dos últimos meses, se han desarrollado cinco operaciones conjuntas contra el crimen organizado.

El segundo aniversario del 1-O se saldó sin incidentes de gravedad, pero la coordinación fue entonces satisfactoria, lo que da una pista de lo que puede ocurrir en las próximas semanas. Altos mandos de los tres cuerpos se reunieron el 26 de septiembre para coordinar el despliegue. Las partes salieron “muy satisfechas” de los resultados, según fuentes del Ministerio del Interior. Aunque no llegó a crearse un centro de coordinación —Cecor, en la jerga policial— conjunto, mandos de los tres cuerpos estuvieron presentes en los encuentros. Además, en los escasos incidentes registrados el pasado 1-O, los Mossos dieron protección a edificios de la Guardia Civil. Los antidisturbios de la Policía no intervinieron sino que reforzaron la seguridad en los edificios del Estado e infraestructuras críticas.

Oferta de apoyo

Fuentes del Ministerio del Interior dan por hecho que el entendimiento se repetirá en las movilizaciones contra la sentencia. “El pasado 1-O ya ofrecimos apoyo a los Mossos por si necesitaban refuerzos, y lo volveremos a hacer”. Fuentes del cuerpo autonómico aseguran que están abiertos a ese apoyo, pero subrayan que será “a demanda” y solo si se ven superados por alguna circunstancia. Altos mandos de la policía catalana y de los cuerpos del Estado mantendrán reuniones en los próximos días para estudiar la posibilidad de crear un Cecor conjunto.

Interior ampliará en los próximos días el número de agentes desplazados a Cataluña. Recientemente ha enviado dos grupos de las unidades de prevención y reacción (UPR) para reforzar a los antidisturbios que ya se encuentran allí. La Guardia Civil también tiene preparados para enviar pelotones de sus Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), especializados en hacer frente a disturbios. Las fuentes consultadas admiten que el número final de agentes no está aún fijado y todo dependerá de los “análisis de riesgo” de los expertos. Un problema añadido para los Mossos y para el resto de cuerpos es no saber cuándo se hará pública la sentencia, porque es entonces cuando el independentismo activará sus movilizaciones.

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