Sánchez y Torra exploran hoy los límites de su disposición al diálogo

Dos años después, los presidentes del Gobierno y de la Generalitat vuelven a reunirse

Quim Torra y Artur Mas en un acto del 25 aniversario de Mójate por la esclerosis múltiple, la asociación que trabaja por los afectados por esta enfermedad, en Barcelona.Foto: atlas | Vídeo: Carles Ribas

Desde posturas inicialmente muy distantes, el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, explorarán hoy en su primera cita en La Moncloa cuáles son los objetivos de cada uno y qué margen hay para traducir en hechos su proclamada voluntad de diálogo. Sánchez está dispuesto a considerar el desbloqueo de transferencias e inversiones para Cataluña e insiste en una agenda para todos los catalanes, no solo los independentistas. Públicamente al menos, Torra sigue anclado en el 1-O y el derecho de autodeterminación.

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Desde posturas inicialmente muy distantes, el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, explorarán hoy en su primera cita en La Moncloa cuáles son los objetivos de cada uno y qué margen hay para traducir en hechos su proclamada voluntad de diálogo. Sánchez está dispuesto a considerar el desbloqueo de transferencias e inversiones para Cataluña e insiste en una agenda para todos los catalanes, no solo los independentistas. Públicamente al menos, Torra sigue anclado en el 1-O y el derecho de autodeterminación.

Dos años han transcurrido desde que un presidente catalán no pisaba el palacio de La Moncloa. En aquella ocasión, los interlocutores fueron Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, y Carles Puigdemont, de la Generalitat. El primero ha abandonado la política activa y el segundo huyó de España en otoño pasado para no comparecer ante la justicia.

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Hoy los interlocutores son Pedro Sánchez, presidente del Gobierno desde hace un mes, y Quim Torra, elegido la pasada primavera al frente de la Generalitat por decisión de Puigdemont. Esta será la segunda vez que ambos se vean, tras el encuentro protocolario que mantuvieron el pasado 22 de junio en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo, en Tarragona.

No hay agenda oficial, pero los gabinetes de los dos presidentes han preparado la cita exhaustivamente. Hasta dónde puede llegar el camino diálogo que hoy se inicia es la mayor incógnita, según reconocen fuentes de los dos Ejecutivos, que constatan que las dificultades para cimentar una colaboración leal y de largo recorrido son máximas.

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La determinación de Sánchez de emprender la vía del diálogo para satisfacer las aspiraciones de "millones de catalanes" va acompañada de su firme voluntad de defender la Constitución, recalcan en La Moncloa.

La Generalitat advierte que el Gobierno se equivoca si cree que serán suficientes las promesas de inversiones y el rescate de acuerdos incumplidos. No se desprecian estos asuntos, pero se dejan para más adelante, y se asegura que la conversación entre ambos presidentes irá hoy por otros derroteros. Al menos, esa es la pretensión de Torra.

El presidente catalán invoca el referéndum escocés pactado

Tras el diálogo de la reunión de hoy, con planteamientosmuy políticos por parte de Quim Torra, este propondrá pasar a la negociación de asuntos concretos que abordarían las comisiones y foros bilaterales entre el Gobierno y la Generalitat. Es ahí donde Torra considera que se deben tratar los temas de carácter económico y social, como la mejora de la financiación o los posibles traspasos de competencias que desea el Govern, como el de las Cercanías catalanas o la Gestión única del aeropuerto de El Prat. Otro signo de buena voluntad que la Generalitat quiere resaltar es el nombramiento de sus representantes en estas reuniones, que aún no tienen fecha. Junts per Catalunya y ERC coinciden en que, aunque no haya un estado catalán, dedicarse a los asuntos del día a día es "hacer república". "Hacer república es hacer un país mejor", aseguró hace pocos días Artadi en una comisión parlamentaria.

En su última intervención en el Parlament, Torra recuperó el símil con Escocia y su referéndum pactado con el Gobierno británico en 2014, que finalmente descartó la independencia. "Esperamos la misma respuesta que dio el presidente David Cameron", aseguró el president. Sánchez dirá que no a esta posibilidad pero sin embargo sí podría tener la opción de dar alguna concesión a Torra en lo que respecta a la soberanía del Parlament. Levantar los recursos sobre las leyes de carácter social que el anterior Gobierno del PP llevó al Tribunal Constitucional es una de las posibilidades que Sánchez contempla, sobre todo porque el PSC los votó favorablemente en Cataluña. Se trata de medidas que ayudan a los catalanes en su conjunto, lo cual encajaría perfectamente en el discurso de Sánchez y Torra vería que se reconoce la soberanía del Parlament.

Este último planteará a Sánchez la aspiración de más de dos millones de catalanes a la autodeterminación y la soberanía, según reflejan los resultados del referéndum del 1-O, rechazado por el Gobierno, pero también de las elecciones del 21 de diciembre pasado. Le hablará "del repunte del fascismo y el franquismo en España" y "de la represión", plasmada en la existencia de políticos independentistas presos o huidos al extranjero, según fuentes cercanas al presidente catalán.

Para estos planteamientos está listo Sánchez, que con su equipo más cercano ha preparado las respuestas a todas las cuestiones que su interlocutor le pondrá probablemente sobre la mesa.

Actuación violenta

El presidente, que apoyó y colaboró con su antecesor, Mariano Rajoy, en la aplicación del artículo 155 de la Constitución, por el que se intervino la autonomía catalana, no renegará de esta posición.

Pero tampoco defenderá la actuación violenta del anterior Ejecutivo en la jornada del 1 de octubre, que vivió con extrema preocupación y pesar.

Fuentes de La Moncloa creen que hay margen para conseguir que muchos catalanes que se han unido a las filas del independentismo puedan conectar de nuevo con el conjunto de España y sus instituciones. O, al menos, parte del 47,7% de catalanes que votaron el pasado 21 de diciembre a fuerzas políticas independentistas. Esta realidad la tiene muy presente Sánchez, que escuchará todas las demandas secesionistas de Torra, pero dejará claro que él tiene una agenda "para todos los catalanes".

Un heterogéneo bloque en contra de la cita

Ciudadanos, la CUP y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, del PP, forman el heterogéneo grupo de voces en contra de la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra. Cada cual tiene sus motivos. El partido de Albert Rivera ha pedido a Sánchez que cancele el encuentro hasta que Torra "rectifique" y abandone "sus intenciones" de declarar la independencia, en palabras del diputado Fernando de Páramo. El popular Ángel Garrido cree que la reunión es "un error" porque la Generalitat está "gobernada por fanáticos" y no hay que hacer "cesiones a intransigentes". La CUP ve el viaje a Madrid del president como una pérdida de tiempo: "El diálogo no es real", dice la diputada Maria Sirvent, que añade que hablar con "alguien que no acepta el derecho a la autodeterminación es un diálogo viciado".

Si el presidente de la Generalitat rechaza la oferta, dará la espalda a muchos ciudadanos de su comunidad que podrían sentirse cómodos con una profundización del autogobierno, razonan en La Moncloa. Se trataría tanto de retirar recursos de inconstitucionalidad interpuestos por el Gobierno anterior como de recuperar partes del Estatuto de Cataluña que el alto tribunal anuló, pero dejando abierta la posibilidad de regularlas mediante leyes orgánicas específicas.

"Nuestro punto de partida es el 1-O y la declaración de independencia", señalan fuentes cercanas a Torra como línea maestra de su discurso. El toma y daca ya lo han constatado ambos interlocutores. El Parlament aprobó la semana pasada una resolución en la senda de reconocer solo las instituciones catalanas y el Gobierno respondió con su impugnación ante el Constitucional. Hubo quejas del independentismo pero la reunión de hoy se mantiene y se anuncia otra para septiembre.

Dialogar es una cosa y exigir que se cumpla la ley otra, explicó la ministra portavoz, Isabel Celaá. Ninguna de las dos partes aventura si en algún momento será imposible mantener lo primero si no se respeta lo segundo.

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