El ‘número dos’ del BBVA: “Mezclar política y empresa lleva a la corrupción”

El número dos de la entidad financiera dice que se debe tener "tolerancia cero" con la corrupción

Ángel Cano, el número dos del BBVA, la segunda entidad financiera más importante de España, aseguró este miércoles que “la clave es separar el mundo político del empresarial porque cuando se mezclan aparece la corrupción”, tras ser preguntado por la confesión del expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que ha mantenido dinero en paraísos fiscales desde hace 34 años.

“Dejemos ahora que actúe la justicia, pero deberíamos tener una tolerancia cero contra la corrupción en España”, añadió Cano en l...

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Ángel Cano, el número dos del BBVA, la segunda entidad financiera más importante de España, aseguró este miércoles que “la clave es separar el mundo político del empresarial porque cuando se mezclan aparece la corrupción”, tras ser preguntado por la confesión del expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que ha mantenido dinero en paraísos fiscales desde hace 34 años.

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“Dejemos ahora que actúe la justicia, pero deberíamos tener una tolerancia cero contra la corrupción en España”, añadió Cano en la rueda de prensa de presentación de resultados del banco de la primera mitad del año.

Cano desveló que el problema de la corrupción en España sí surge en las conversaciones mantenidas con inversores extranjeros. “Nos preguntan sobre la corrupción tan frecuente en España. Esto no es tolerable, no es aceptable, y España tiene que mejorar mucho en este campo”, concluyó Cano.

No es la primera vez que el BBVA arremete contra la corrupción política. El presidente de la entidad, Francisco González, ha manifestado en alguna ocasión que “la corrupción es el principal problema de la sociedad” porque es un elemento “que frena el desarrollo de la economía”.

Por el contrario, el consejero delegado del BBVA subrayó que es “raro” que los inversores extranjeros les pregunten por la deriva soberanista en Cataluña cuando salen fuera de España. De todas formas, Cano dio a entender que no creía en que la independencia llegara a ser una realidad. “Es difícil pensar que alguien puede asumir una caída en la calidad y en el nivel de vida que supondría esta posibilidad”, afirmó.

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