El socio de Urdangarin dice que perdieron dinero

El socio de Iñaki Urdangarin en la trama del caso Nóos, Diego Torres, ha entregado al juez instructor José Castro nueva documentación contable, unas 270 facturas, con la intención de demostrar que no existió malversación de caudales públicos ni, en su caso, enriquecimiento por un desmesurado negocio privado. Para Torres, en su cómputo de ingresos y gastos, el Instituto Nóos tuvo 23.329 euros de pérdidas en el evento del Valencia Summit de 2005, con un pago a...

El socio de Iñaki Urdangarin en la trama del caso Nóos, Diego Torres, ha entregado al juez instructor José Castro nueva documentación contable, unas 270 facturas, con la intención de demostrar que no existió malversación de caudales públicos ni, en su caso, enriquecimiento por un desmesurado negocio privado. Para Torres, en su cómputo de ingresos y gastos, el Instituto Nóos tuvo 23.329 euros de pérdidas en el evento del Valencia Summit de 2005, con un pago anual oficial de más de un millón de euros de la Generalitat Valenciana. Las entidades públicas valencianas patrocinadoras de tres Summit fueron la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CACSA) y la Fundación Valencia Turismo Convention Bureau (FVTCB).

Torres mantiene una estrategia para contradecir los sucesivos informes adversos de la Policía de Delincuencia Económica, la Intervención del Estado, la Fiscalía Anticorrupción y la Agencia Tributaria. Con anterioridad, la defensa del socio del yerno del Rey aportó 200 facturas del Illes Balears Forum, de 2005, para indicar que el Instituto Nóos tuvo unos números rojos de 9.856 euros mientras que se ingresó alrededor de un millón del Gobierno de Baleares.

Nóos ingresó 5,8 millones de euros por los tres Valencia Summit y los dos Forum IB. La Agencia Tributaria cifró en 1,9 millones de euros el dinero que Nóos destinó realmente a la realización de los tres Valencia Summit (2004- 2006) y dos Illes Balears Forum (2005 y 2006). Los técnicos e inspectores que han filtrado presupuestos, patrocinios, libros contables y declaraciones fiscales, ven un abismo de discrepancia entre gastos reales y facturas presentadas.