Mas busca hoy un frente político para impulsar el pacto fiscal en Cataluña

Los nacionalistas llegan divididos a la reunión por la estrategia a seguir ante Rajoy

Atenazado por las malas noticias sobre las finanzas de la Generalitat, el presidente catalán, Artur Mas, intentará lanzar hoy el primer mensaje optimista en mucho tiempo hacia su electorado. Lo hará poniendo encima de la mesa, y junto a todos los partidos catalanes, el asunto estrella de su programa de gobierno: la consecución de una nueva financiación para Cataluña que acerque a esta comunidad a los beneficios que el régimen de concierto reserva al País Vasco. ...

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Atenazado por las malas noticias sobre las finanzas de la Generalitat, el presidente catalán, Artur Mas, intentará lanzar hoy el primer mensaje optimista en mucho tiempo hacia su electorado. Lo hará poniendo encima de la mesa, y junto a todos los partidos catalanes, el asunto estrella de su programa de gobierno: la consecución de una nueva financiación para Cataluña que acerque a esta comunidad a los beneficios que el régimen de concierto reserva al País Vasco. El pacto fiscal, como los nacionalistas catalanes quieren denominar esta nueva financiación, dista aún de generar consenso, pero Convergència i Unió sí ha conseguido colocarlo en el centro de la agenda política catalana, convencer de sus bondades a partidos como Esquerra Republicana o Iniciativa y abrir un gran debate interno en el Partit dels Socialistes e incluso en el Partido Popular.

Hoy, Mas intentará escenificar algo parecido a un frente común de los partidos catalanes en defensa de una “financiación más justa”. Sin embargo, todos son conscientes de que las posibilidades de que el Gobierno de Mariano Rajoy otorgue a Cataluña un trato fiscal tan ventajoso como el vasco son más que remotas. Mas, que ha fiado toda la legislatura catalana a conseguir este hito, ha insinuado incluso que adelantará las elecciones si fracasa en sus planteamientos. También ha advertido de un nuevo “choque de trenes” si fracasa y ha adelantado que Cataluña creará una Hacienda propia con o sin acuerdo. Todo ello ha intranquilizado a sectores de los poderes económicos de Cataluña, que no quieren ni oír hablar de una nueva operación como la del Estatuto. El socio de Convergència, Unió, bien conectado con estas élites, tampoco quiere aventuras. De ahí que la misma vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, la máxima representante de Unió en el Gobierno catalán, alertara la semana pasada de que el objetivo no debe ser otro que el pacto fiscal. Ni elecciones anticipadas ni Hacienda propia. Esta situación ha dividido al Gobierno de CiU.

¿QUÉ PERSIGUE?

El concierto económico

A pesar de que el “pacto fiscal” todavía carece de concreción técnica, el Gobierno catalán parte de una propuesta formulada por el grupo de economistas liderado por Salvador Alemany que asesora a Mas. El nuevo modelo pretende avanzar hacia el concierto económico. Cataluña recaudaría, gestionaría y administraría todos sus impuestos y luego pagaría una cuota al Estado por los servicios que presta en la comunidad. Además, la Generalitat tendría capacidad normativa sobre todos los tributos, salvo el IVA y los impuestos especiales, que quedarían supeditados a las reglas que fijaran el Gobierno central y la Comisión Europea. El objetivo de fondo del Gobierno de Artur Mas es reducir a la mitad el déficit fiscal de Cataluña. El actual 8% del PIB quiere reducirlo al 4%, aunque los expertos recuerdan que esto no puede conseguirse solo con un nuevo modelo de financiación. Buena parte de una eventual reducción de este déficit pasa por cómo reparta el Estado las inversiones entre autonomías.

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‘Cuota de solidaridad’

La propuesta de Mas se diferenciaría del modelo foral en que, además de pagar una cuota o cupo por los servicios prestados, plantea una aportación para la solidaridad territorial. La fórmula mediante la cual se realizaría este pago está por definir. La catedrática de Hacienda Pública de la Universidad de Barcelona (UB) Núria Bosch explica que, por ejemplo, se podría dejar que el Estado se quedara con la gestión del impuesto de sociedades o bien acordar una transferencia teniendo en cuenta criterios como el peso económico de Cataluña en el conjunto del Estado.

¿ENCAJA EN LA LOFCA?

Relación bilateral

La permanencia o salida de Cataluña de las comunidades de régimen común se antoja como uno de los puntos de desavenencia entre los grandes partidos. El grupo presidido por Alemany reclama una “relación bilateral” de los Ejecutivos catalán y central. Para salvar las diferencias con el PSC y el PP, en las últimas semanas, desde el Gobierno catalán se ha planteado añadir una disposición a la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA) para señalar la “especificidad de Cataluña”, como sucede con las comunidades de régimen foral o Canarias. Sin embargo, los expertos consultados consideran que en la práctica eso se traduce en una salida del régimen común.

“LA LLAVE DE LA CAJA”

La Agencia Tributaria

Una de las claves para el Ejecutivo de Artur Mas es tener “la llave de la caja”. La propuesta de partida de la Generalitat pasa por que la Agencia Tributaria de Cataluña recaude y gestione todos los impuestos que se generan en la comunidad. Hoy esta solo recauda los impuestos propios, pero no ocurre así con los compartidos —IRPF, IVA y especiales—, que son recaudados por el Estado y luego transferidos a la Generalitat. El Gobierno tripartito estuvo negociando con el anterior Ejecutivo la creación de un consorcio tributario entre ambas agencias para compartir las responsabilidades. “Lo fija el Estatuto, que da un plazo de dos años para alcanzar esa ventanilla única. La agencia permitiría a la Generalitat tener la llave de la parte de los recursos compartidos y más información sobre la recaudación”, recuerda la profesora de Hacienda Pública de la Universidad de Barcelona Maite Vilalta. En lugar de eso, Mas plantea recaudar, gestionar y liquidar todos los impuestos en Cataluña.

El PP y su abstención preventiva

ÀNGELS PIÑOL

El PP se opone frontalmente al pacto fiscal pero tiene muy fresco en la memoria su aislamiento y la alta factura que pagó en las urnas en Cataluña al rechazar el Estatuto en 2005 y recurrirlo al Tribunal Constitucional. Su travesía del desierto duró cinco años y ahora vive días dorados en comparación con su pasado reciente: tercera fuerza política, socio potencial del presidente Artur Mas y gobernando la Diputación de Barcelona y Badalona, la tercera alcaldía de Cataluña. Su obsesión es no quedar otra vez fuera de juego y apuesta por el equilibrio: avisa que el pacto fiscal se estrellará y ha presentado su propio modelo de financiación, aprobado en su último congreso, y dentro de la ley de financiación de las autonomías.

En su condición de tercera fuerza y con hilo directo con La Moncloa, la popular Alicia Sánchez-Camacho se ofrece como garante del éxito de un nuevo sistema “más equilibrado y justo” para Cataluña. Ese esquema, con el beneplácito de Génova, se sustentaría en cuatro patas: mejora de la cesta de impuestos; capacidad de normativa tributaria; defensa del principio de ordinalidad y solidaridad finalista. Dirigentes del PP catalán y del Ministerio de Hacienda están negociando la eventual mejora de ese modelo.

Sánchez-Camacho visualiza dos escenarios. Dice que reivindicar la llave de la caja provocará un “choque de trenes” con el resto de España y una “fractura social” en Cataluña y la vía del consenso, el éxito. Ayer avanzó que contempla abstenerse en la votación final por “responsabilidad”, en un rol al estilo de Duran Lleida (CiU), para evitar estropicios. “Se lava las manos”, le reprueban en Convergència. Los nacionalistas hurgan en la contradicción de que el PP vasco sí apoya el concierto y que los sondeos revelan que el 26% de votantes del PP catalán también lo quiere.

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