Los compromisos pendientes de la ayuda española con la salud global infantil
En la próxima legislatura, España debería reforzar su apuesta para garantizar la vacunación, nutrición y servicios de agua y saneamiento a los niños del mundo
La salud infantil es, sin duda, una de las grandes prioridades para el progreso de los países. Me refiero a la vacunación, a los servicios de agua y saneamiento, a la nutrición. A pesar de ello, seguimos viendo cifras intolerables a nivel global. En todo el mundo, más de 1.000 menores de cinco años mueren cada día por enfermedades relacionadas por falta de servicios adecuados de agua y saneamiento. Al menos 10 millones de niños y niñas con desnutrición aguda carecen de acceso al tratamiento más eficaz, que es el alimento terapéutico listo para usar. Y, si nos fijamos en la vacunación, nos encontramos con que un total de 67 millones se quedaron sin vacunar total o parcialmente entre 2019 y 2021. ¿Por qué? Principalmente, porque gran parte de los recursos dedicados a inmunización se desviaron hacia la vacunación contra la covid-19, pero también por la escasez de personal sanitario y por las medidas de confinamiento en el hogar.
El reto está claro: garantizar la vacunación, la nutrición y los servicios adecuados de agua y saneamiento para todos los niños y las niñas, poniendo especial atención en aquellos que viven en comunidades más marginadas.
La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) tiene un papel fundamental: ha destinado y destina recursos importantes a este reto. Desde Unicef España, a través del informe La Salud Global Infantil en la AOD española, hemos querido visualizar, por una parte, la importancia de mantener la inversión focalizada en la salud infantil y la importancia del apoyo a los mecanismos de salud a nivel internacional; y por otra, los compromisos adquiridos por el Gobierno de España, aún pendientes, para contribuir al fin de la mortalidad infantil por causas evitables. Entre esos compromisos está el de seguir trabajando para avanzar en la reducción de la mortalidad infantil prevenible, que reiteró España en el segundo Foro sobre Neumonía Infantil; o la priorización de la salud y, concretamente, de la inmunización, durante la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, tal y como España se comprometió durante la Conferencia Global sobre el Impacto de Vacunas organizada por Gavi.
Haciendo un repaso a la evolución de la AOD española dirigida a la salud, se aprecia un incremento del 4,17% en 2020 a un 16,02% en 2021, vinculado a la covid-19. Sin embargo, del monto total dedicado a la salud, el promedio entre 2016 y 2021 dedicado a la infantil es del 11,6%, menos que el 13,3% destinado entre 2016 y 2020. Esto se debe a que, aunque el presupuesto para salud infantil aumentó ligeramente en 2021 en comparación con años anteriores ―siendo el más alto en la línea temporal—; al analizarlo con relación al monto total destinado a salud, se aprecia una fuerte caída respecto a otros ejercicios. Tendremos que analizar los datos de 2022 y ver si se revierten las cifras, volviéndose a valores de años previos a la pandemia, y ver cómo se redirige la ayuda, finalizada la pandemia, hacia otras enfermedades.
El reto está claro: garantizar la vacunación, la nutrición y los servicios adecuados de agua y saneamiento para todos los niños y las niñas, poniendo especial atención en aquellos que viven en comunidades más marginadas
Nos encontramos, por tanto, en un momento crucial de compromisos y nuevas decisiones —ya superada la pandemia— tanto por parte del Gobierno de España como de los gobiernos autonómicos. La nueva Ley 1/2023, de 20 de febrero, de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, señala entre sus principios los derechos de la infancia como un elemento transversal de la cooperación. Otro de los objetivos principales es la salud, con especial mención a la cobertura sanitaria universal como un bien público global que debe ser protegido.
También el borrador del VI Plan Director de la Cooperación Española centra sus prioridades, entre otras, en el fortalecimiento de sistemas sanitarios, la formación de personal especializado, o el intercambio de experiencias sobre la base del sistema de salud español, aunque no menciona concretamente la salud global infantil. El refuerzo de sistemas sanitarios, con el enfoque de “una sola salud”, orientado especialmente a la prevención, preparación y respuesta, se expone como lo que será el principal esfuerzo en salud global. Y, por último, es fundamental el aumento de los niveles de inmunización infantil, ya sea mediante alianzas y apoyo a iniciativas multilaterales como la Alianza para las Vacunas (Gavi), o mediante el desarrollo de la iniciativa entre la Unión Europa y América Latina y el Caribe.
Sin duda, el Gobierno de España y los autonómicos han mostrado ya numerosos compromisos con la salud global infantil, aunque debemos hablar de compromisos pendientes que ya han sido establecidos. A partir de ahora toca desarrollarlos y cumplirlos.
Desde Unicef España queremos una próxima legislatura cuya seña de identidad sea su compromiso con la infancia en España y en el mundo. En nuestro informe hacemos una serie de recomendaciones para priorizar las acciones que tengan como objetivo poner fin a las muertes prevenibles maternas, neonatales e infantiles, desde un enfoque comunitario y de fortalecimiento de los sistemas de salud.
Creemos que España necesita hacer una reflexión sobre la priorización a nivel sectorial de su política de desarrollo, tanto para identificar y definir los ámbitos de mayor valor añadido e impacto, como para evitar la dispersión que ha sido identificada por diversos actores del sistema. En este sentido, apostamos por que la Cooperación Española centre sus esfuerzos en garantizar que todos los niños y niñas crezcan sanos y libres de enfermedades, especialmente los más vulnerables, con la visión de un mundo donde ningún niño muera por una causa evitable y sea un indicador entre los criterios clave para la selección de países prioritarios.
Esperamos que la infancia y su bienestar sea una de las prioridades de la política de Cooperación Española y de Acción Humanitaria; recomendamos reforzar el uso del marcador opcional específico de edad en las intervenciones, indicador que recoge específicamente a la infancia como grupo en las mismas, para poder medir mejor la inversión e intervenciones dirigidas a niños y niñas. Y pedimos que se mantenga el esfuerzo presupuestario en el sector salud catalizado por la pandemia, para reconducirlo ahora a las acciones con las que contribuir a acelerar logros en materia de supervivencia infantil y contribuir al cumplimiento de la Agenda 2030.
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