Líderes pigmeos de Camerún: “Queremos que el mundo escuche nuestra voz para que el pueblo baka no desaparezca”
Los activistas, dirigentes de las asociaciones Abawoni y Okani, que acaban de ganar el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2024, hacen un llamamiento para preservar su cultura y su modo de vida tradicional
Los bakas, uno de los pueblos primigenios de África, han vivido, desde sus orígenes, en las selvas de la cuenca del río Congo, en el sur y el este del actual Camerún. No hace mucho, fueron expulsados de su hábitat tradicional que ha sido cedido a empresas madereras, mineras o convertido en reservas de caza. Los pigmeos, que tradicionalmente subsistían gracias a la caza, la pesca y la recolección, se han visto obligados a adaptarse a un nuevo modo de vida que rompe con sus tradiciones y cultura milenarias. Mientras, según sus denuncias, son discriminados, vejados y semiesclavizados por las comunidades bantúes con las que se ven forzados a convivir. Para defenderse de esto, en los últimos años, han creado asociaciones que luchan por sus derechos, sus tierras y la conservación de su esencia.
Abawoni y Okani son dos de ellas y han recibido el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2024 que otorga la revista del mismo nombre, pionera en España en la información sobre África. Para recogerlo se han traslado a Madrid dos de sus líderes. Luc Ndeloua (47 años), presidente de Abawoni, es agricultor y reside en Minton, sur de Camerún. Timothée Eminni, (35 años), encargado de asuntos jurídicos y políticos de Okani, es abogado y está terminando un doctorado en derecho medioambiental en la Universidad de Yaundé II.
Pregunta. ¿Qué significa ser baka?
Timothée Eminni. Ser baka es una conexión con la espiritualidad auténtica de un pueblo cazador y recolector, un modo de vida diferente al de los demás pueblos que viven en Camerún. Pero ser baka también es ser parte de una comunidad que sufre discriminación. Sin embargo, nosotros estamos orgullosos de ser bakas porque somos un pueblo que todavía mantiene sus valores. No vemos la selva como un lugar a explotar, no vemos en el árbol dinero; vemos en el árbol vida, amor, protección y, sobre todo, seguridad para el futuro. Y estamos orgullosos de ello porque nuestros abuelos y nuestros padres fueron expulsados de la selva, pero esa selva todavía nos protege.
P. ¿Cuál es la diferencia entre el pueblo baka y los otros pueblos de Camerún?
Luc Ndeloua. La diferencia principal es que los otros pueblos no conocen la selva. Los bantúes nacieron en aldeas y nosotros nacimos en la selva. Los bakas no vivimos en la selva, somos parte de la selva y por eso la cuidamos y nos cuida.
T. E. Históricamente, somos los primeros habitantes de Camerún, y eso nos hace diferentes a los demás pueblos. Por eso, queremos conservar nuestra forma de vivir, lo que puede suponer ser menos abiertos a todo lo que es la modernidad, a pesar de la presión que ponen sobre nosotros. Por ejemplo, seguimos conservando nuestra farmacopea tradicional; las plantas de la selva nos curan. El lado negativo es que los otros pueblos no nos ven como iguales, como seres humanos, y piensan que pueden dominarnos y someternos.
P. ¿Qué ha supuesto para el pueblo baka la expulsión de la selva?
T. E. La separación entre los bakas y la selva ha debilitado a nuestro pueblo. Ese fue el inicio de todos los problemas que tenemos ahora. Ha desnaturalizado al baka, le ha privado de su identidad, de su razón de ser, que es el bosque. Cuando vivíamos en la selva podíamos llevar a cabo actividades de educación tradicional allí. Los kobos, los ancianos, podían caminar con los jóvenes en el bosque y decirles: “Tal árbol te cura de eso, tal árbol da el fruto que se come en tal temporada, en tal río podemos hacer el lavado espiritual”. Estábamos directamente conectados con la naturaleza. Pero también la caza. Teníamos un modo de cazar en el que los cazadores iniciados sabían qué animales se podían matar y en qué periodo. Todo eso casi ha desaparecido cuando nos expulsaron de la selva para crear áreas protegidas y parques nacionales en los que no podemos cazar. Ya no tenemos acceso a la selva como antes y los jóvenes no tienen esa oportunidad de ser educados en ella. Las nuevas generaciones se orientan hacia la modernidad y eso crea una ruptura con la tradición.
Los bakas no vivimos en la selva, somos parte de la selva y por eso la cuidamos y nos cuidaLuc Ndeloua
P. ¿Podemos decir que la cultura baka está desapareciendo?
T. E. Los objetos modernos se utilizan cada vez más. Cada vez es más difícil encontrar el dumu [un instrumento de percusión, más conocido como tamtam]. Cuando hay una fiesta o reunión en un pueblo, aparecen instrumentos de música modernos, se pone un pincho USB y se sigue la música moderna. Esto es un ejemplo. No es una desaparición inmediata, pero tenemos miedo de que esta fragilización de nuestra cultura sea cada día más fuerte.
L. N. Por eso, desde nuestras asociaciones estamos creando estrategias para acercar a los jóvenes a nuestra cultura, para que no la olviden. Llevamos a los jóvenes a la selva para transmitirles nuestro conocimiento. Si desaparece nuestra cultura, desaparece nuestro pueblo.
P. ¿Cómo ven ustedes el futuro del pueblo baka?
T. E. El futuro del pueblo baka se encuentra en manos de varios actores. En el plano político, el Gobierno de Camerún debe poner en marcha políticas que aseguren los derechos humanos, el derecho a la tierra y a los recursos naturales de los bakas. Si no es así, corremos el riesgo de desaparecer. Al mismo tiempo, a nosotros nos incumbe conservar nuestra cultura y defender nuestra causa. Tenemos que convencernos de que debemos despertar porque nuestro futuro está en nuestras manos. Para ello hay que educar a nuestros hijos en la escuela occidental y en la escuela de la selva. Las dos deben ir de la mano. Los bantúes, por su parte, deben aceptar convivir con nosotros como buenos vecinos. Finalmente, queremos que todo el mundo escuche nuestra voz para que el pueblo baka no desaparezca.
La Asamblea Nacional [de Camerún] cuenta con 180 diputados, pero no hay ni un solo pigmeoTimothée Eminni
P. Han hablado de la discriminación que sufren los bakas por parte de los otros pueblos de Camerún, ¿en qué consiste?
T. E. Se ve a distintos niveles. En los pueblos, los jefes bantúes piensan que los bakas les pertenecen y hablan de “mis bakas”. Los utilizan como sirvientes, les obligan a hacer todo tipo de trabajos para ellos. A nivel gubernamental sentimos que no hay voluntad política para integrar a los pigmeos en el sistema administrativo. Un ejemplo: la Asamblea Nacional cuenta con 180 diputados, pero no hay ni un solo pigmeo. Allí se hacen leyes que nos afectan y nuestra voz no es escuchada. Hemos hecho peticiones a las autoridades reclamando estar presentes en esos momentos de toma de decisiones, pero hasta ahora no hemos recibido ninguna respuesta. No hay ningún baka en ningún puesto de responsabilidad en todo el país. Por eso reclamamos una ley nacional sobre los derechos de los pueblos indígenas que establezca cuotas en los órganos de poder para que estemos representados a todos los niveles.
P. ¿Qué hacen sus asociaciones para cambiar esta situación?
L. N. En Abawoni promocionamos la educación. Creemos que nuestro futuro pasa por educar a nuestros hijos. Pero eso cuesta dinero, por eso enseñamos a los bakas a cultivar la tierra, algo nuevo para nosotros. En la agricultura podemos encontrar los medios para educar a nuestros hijos.
T. E. En baka, “okani” significa “despertar” y eso es lo que queremos para nuestro pueblo. Por eso nos centramos en la protección de los derechos humanos y legales de nuestra gente y sensibilizamos sobre derechos de los pueblos autóctonos y el liderazgo. Somos conscientes de que tenemos que coger en nuestras manos la lucha por nuestros derechos.También trabajamos para acompañar el desarrollo de la pequeña economía local. Y hemos promovido sinergias con asociaciones de pueblos autóctonos de Camerún creando una plataforma, llamada Babandi, que sirva de interlocutor con el Gobierno camerunés. Además, ahora luchamos por el derecho a la tierra y los derechos forestales, porque las áreas protegidas y los parques nacionales nos han hecho mucho daño, han violado nuestros derechos. Cuando queremos entrar en la selva para sobrevivir, no podemos.