La vacuna contra la malaria cumple un año en Camerún: conspiraciones, retos logísticos y cientos de miles de niños protegidos
Beneficiarios y médicos dan fe del impacto de la primera inmunización mundial contra el paludismo, aunque persisten los retos para acabar con una enfermedad que mata al año a casi 600.000 personas, el 95% de ellas en África
Aishah Gaël considera que su hijo pequeño, Samuel Kenné, es el más afortunado de sus cuatro hijos: nació tan solo unos meses después del 22 de enero de 2024, el día en que Camerún introdujo la primera vacuna mundial contra la malaria en su programa de inmunización. Así que, el mes pasado, cuando Samuel cumplió seis meses —la edad a partir de la cual se puede administrar la primera dosis de la inyección—, Aishah no dudó en vacunarlo contra esta enfermedad mortal en potencia. “La malaria es una enfermedad peligrosa que mata, por eso quiero proteger a mi hijo contra ella mediante la vacunación”, explica este ama de casa de 35 años en una conversación telefónica con este periódico. “Me sentí muy feliz vacunando a Samuel y estoy segura de que ahora está protegido contra la enfermedad. Mi hijo está bendecido; tiene suerte”, afirma.
Tanto Aishah como sus otros tres hijos han contraído en varias ocasiones la malaria. Viven en el distrito de Soa, situado a las afueras de Yaundé, la capital política de Camerún, una zona en la que prolifera la enfermedad, si bien todo el país es endémico. Afrontar la dolencia le ha costado a la familia “una fortuna”, recuerda Aisha.
Este miércoles se cumple un año desde que Camerún introdujo oficialmente la vacuna antipalúdica en su programa ampliado de vacunación, en concreto, la vacuna RTS,S —también conocida como Mosquirix— que ha sido desarrollada por GlaxoSmithKline (GSK) en colaboración con la Iniciativa de Vacuna contra la Malaria PATH. Además de en Camerún, la nueva vacuna contra la malaria se administró en 2024 en otros países africanos, como Burkina Faso, Níger, Sierra Leona y Liberia. Diseñada para combatir el parásito Plasmodium falciparum, causante del paludismo y transmitido por los mosquitos anofeles, la vacuna se administra en Camerún gratuitamente a niños de entre seis meses y dos años en 42 distritos sanitarios propensos a la enfermedad (el país tiene 206) en tres dosis, con un intervalo de cuatro semanas, y un refuerzo 12 meses después de la tercera dosis. La población infantil, es, según la OMS, la más afectada por esta enfermedad. Prácticamente cada minuto un niño menor de cinco años muere de malaria.
En 2023, el último año con datos disponibles, se notificaron 263 millones de casos de paludismo en todo el mundo, que causaron 597.000 muertes. El 94% de los casos y el 95% de las muertes se concentraron en África. Camerún, un país de cerca de 27 millones de habitantes, es uno de los 12 más afectados por la malaria, con más de siete millones de casos anuales, según los últimos datos la Organización Mundial de la Salud (OMS). En esta nación centroafricana mueren cada año unas 4.000 personas a causa de esta enfermedad, la mayoría niños menores de cinco años, aunque la OMS calcula que la cifra asciende a 11.000 fallecimientos. Según los datos oficiales del Programa Nacional de Control de la Malaria en Camerún, las muertes por malaria se redujeron a 1.700 en 2023. Por otro lado, casi el 30% de todas las visitas ambulatorias a centros sanitarios están relacionadas con el paludismo, con una incidencia hospitalaria de 113 casos por cada 1.000 habitantes, según la misma institución.
Conspiraciones y problemas de distribución
Los responsables del Programa Ampliado de Inmunización (EPI, por sus siglas en inglés) de Camerún afirman que la campaña ha sido un éxito pese a las maniobras de los antivacunas y a los problemas de logística para su distribución. A fecha de 23 de noviembre de 2024, alrededor del 67% de los niños cameruneses de los 42 distritos sanitarios en los que se administra la vacuna de forma grautita —lo que equivale a 130.251— habían recibido la primera dosis de la vacuna. Aproximadamente el 58% —o 91.763 niños— han recibido la segunda dosis, mientras que alrededor del 50% —o 65.422 niños— han recibido la tercera. Hasta el momento, se han enviado a Camerún un total de 553.100 dosis de la vacuna antipalúdica. El país aspira a llegar a medio millón de niños vacunados contra la malaria a lo largo de 2025.
“La introducción de la vacuna contra la malaria ha estado acompañada de muchas conspiraciones antivacunas”, explica Tchokfe Shalom Ndoula, secretario permanente del EPI, en una entrevista con este diario. “Era de esperar, sobre todo teniendo en cuenta lo que ocurrió durante la epidemia de covid-19. El EPI lo gestionó reuniéndose con las autoridades tradicionales, los líderes religiosos, etcétera”, añade.
Camerún, un país de cerca de 27 millones de habitantes, es uno de los 12 más afectados por la malaria, con más de siete millones de casos anuales según la OMS
Otro problema que dificultó la campaña de vacunación según Ndoula fue la inaccesibilidad debida a la inseguridad perenne en las regiones occidentales del país, así como a la propia geografía terreno. “Hay muchas zonas de difícil acceso en los 42 distritos seleccionados”, asegura Ndoula. “Llegar a los centros exigía el uso de embarcaciones o largas horas de caminata. Así que el problema no era solo la desinformación sobre la vacuna, sino nuestra capacidad logística para llevar la vacuna a los niños de las zonas de difícil acceso”.
Aunque un año es poco tiempo para medir la incidencia de la vacuna, las valoraciones tanto de los beneficiarios como de los médicos son positivas. “Las hospitalizaciones por paludismo y la mortalidad infantil se han reducido significativamente desde la introducción de la vacuna”, asegura en una entrevista telefónica Andre Youmbi, médico de Tiko, en el suroeste de Camerún y uno de los focos de paludismo del país. “La malaria solía ser la principal causa de hospitalizaciones y consultas en el hospital de distrito de Tiko, pero hoy tenemos cada vez menos casos”, explica Youmbi. “La vacuna está teniendo un impacto en el hospital. Los padres la han aceptado. No se han registrado efectos secundarios graves”.
Drusylia Forku Fontie, ama de casa que vive en el distrito de Tiko, en la región suroccidental de Camerún, afirma que su hija de 18 meses, Niba Amelia, no ha padecido paludismo desde que recibió las tres primeras dosis. Fontie relata que le diagnosticaron malaria en su sexto mes de embarazo, mientras que Amelia sufrió dos brotes cuando apenas tenía seis meses. “Gasté unos 228 euros en mi tratamiento y 183 en el tratamiento de mi hija”, recuerda con pesar. “Estoy impaciente por vacunar a mi hija con la última dosis de la vacuna cuando cumpla dos años. Me alegro mucho por ella”.
El continente africano sufrió la carga de malaria más alta, con aproximadamente el 95% de los casos mundiales de la enfermedad y el 96% de las muertes relacionadas con ella
En la ciudad suroccidental de Limbe, los médicos hacen también un balance positivo de la campaña de vacunación. Un total de 2.334 niños han recibido la primera dosis de la vacuna en este distrito sanitario, 1.984 han recibido la segunda dosis y 1.632 han recibido la tercera. Constance Njie, responsable médica del distrito en el centro de salud, afirma que los padres han aceptado sin reservas la vacuna. “Antes de la introducción de la vacuna contra la malaria, solíamos registrar un 70% de consultas por casos relacionados con la malaria en niños menores de cinco años. Ahora, con la administración de la vacuna, la tasa se ha reducido a aproximadamente el 55%”, señala Njie a este periódico en un mensaje de WhatsApp. Añade que los casos de malaria también han disminuido en un 40%, con la correspondiente reducción de la tasa de mortalidad.
En la región del Sur de Camerún, donde la malaria sigue constituyendo un grave problema de salud pública, más de 5.000 niños han recibido hasta ahora la vacuna en los distritos sanitarios seleccionados de Kribi, Niete y Sangmelima. “El clima ecuatorial, la vegetación y la hidrografía de la región del sur la hacen especialmente propicia a la proliferación de mosquitos”, explica Tsinga Denis, Coordinador del Grupo Técnico Regional para la lucha contra la Malaria en la región del Sur. “De los 297.375 pacientes tratados en los centros sanitarios de esta región en 2023, 86.124 padecían paludismo, lo que supone una tasa de morbilidad del 29%. De los 61.471 pacientes hospitalizados en 2023, 30.956 (el 50,3%) padecían paludismo grave”, explica para aclarar el impacto de esta enfermedad en la región.
Pero es probable que esto cambie con la introducción de la vacuna contra la malaria, suspira Denis. Niraka Todou Jean Claude, Coordinador Regional del EPI en la región del Sur, afirma que la nueva vacuna contra la malaria no solo ha tenido un “impacto positivo” en la salud de los niños beneficiarios, sino que ha reducido los costes sanitarios de las familias.
A pesar de los comentarios abrumadoramente positivos, Ndoula, del EPI, advierte que es “un poco pronto” para determinar científicamente su impacto en los hogares y las familias. “La prevalencia de la malaria en Camerún no puede cambiar drásticamente de la noche a la mañana, ni siquiera con la campaña de vacunación”.
Antes de la introducción de la vacuna contra la malaria, solíamos registrar un 70% de consultas por casos relacionados con la malaria en niños menores de cinco años. Ahora, con la administración de la vacuna, la tasa se ha reducido a aproximadamente el 55%Constance Njie, responsable médica
Wirngo Mohamadu Suiru, especialista en gestión de programas que trabaja con la Iniciativa del Presidente contra la Malaria (PMI, por sus siglas en inglés) en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) en Camerún, está de acuerdo y afirma que es urgente utilizar nuevas herramientas para acelerar el progreso hacia la eliminación de la malaria en línea con la estrategia De gran carga a gran impacto (HBHI, por sus siglas en inglés) impulsada por la OMS. “Con el número de niños vacunados hasta ahora, se reducirá la carga de malaria en este grupo de edad”, explica Wirngo en un correo electrónico. Los niños, continúa el experto en salud, son un “importante reservorio” del parásito de la malaria y, consecuentemente, la reducción de la carga en ese grupo de edad reducirá la carga en la población general. Además, añade, hasta ahora no se han notificado efectos adversos graves, lo que la hace eficaz y segura”.
Pero más allá de la vacuna, su expansión ha permitido hablar de otros métodos contra la malaria. “Una cosa buena que merece la pena destacar es que la comunicación ha hecho hincapié en el uso de otras herramientas como mosquiteras, tratamiento, etcétera”, Wirngo. “Así que cuando se analice eficacia de la vacuna, se determinará que no habrá hecho la magia por sí sola”.