La caída de los cultivos de África que puede condenar a millones al hambre extrema

El sector agrícola es un sustento económico para la mayoría de países del continente, pero la emergencia climática lo ha puesto en peligro. Eso se traducirá en un incremento de la pobreza por la pérdida de ingresos y la subida de los precios debido a la escasez

Cauce seco de un río en Akordate, Eritrea, el 22 de mayo.J. Countess (Getty Images)

Si se mantiene la tendencia actual del cambio climático, la producción de cultivos en África decrecerá un 2,9% en 2030 y un 18% en 2050. Se estima que, en ese año, unos 200 millones de personas padecerán hambre extrema. La pérdida de cerca del 30% de los ingresos provenientes de la producción agrícola se traducirá en un incremento de la pobreza de entre el 20% y el 30%, en contraposición a un escenario sin cambio climático. Las ventas de productos se verán afectadas y los precios subirán a causa de la escasez.

En África, el 42,5% de la clase trabajadora se dedica a la agricultura. Los ingresos de esos trabajadores (la mayoría de ellos, de entornos rurales) se hundirán. En la actualidad, un elevado porcentaje de los individuos que viven en el campo es pobre, y la mayoría de personas empobrecidas en África se concentra en zonas rurales. La caída del sector agrícola podría condenar a más personas a la pobreza extrema.

Los agricultores rurales cuyas cosechas dependen de la lluvia y que no disponen de sistemas de riego para cultivarlas son los que peor lo pasarán

También sufriremos problemas relacionados con la seguridad alimentaria y aquellos que se dediquen a la agricultura deberán enfrentarse a la posibilidad de perder su trabajo. Los agricultores rurales cuyas cosechas dependen de la lluvia y que no disponen de sistemas de riego para cultivarlas son los que peor lo pasarán.

Una dura caída del PIB

La proyección es que África sufra un descenso a largo plazo (2050 y años posteriores) del 7,12 % de su producto interior bruto (PIB). El PIB nos indica cómo es la situación de la riqueza de las economías en un momento dado. Si se crea riqueza, las empresas florecen y se genera empleo. Los impuestos que se recaudan sufragan la inversión en infraestructuras, en ayudas y en brindar servicios sociales, como la sanidad y las prestaciones por desempleo. Si el ritmo actual del cambio climático sigue así, una caída del 7,12 % del PIB afectará duramente a estos potenciales de generación de riqueza.

Las estimaciones por país ilustran unas pérdidas mayores en términos de PIB en las regiones de África más afectadas: desde un 11,2% hasta un 26,6% a largo plazo. Cuando el tamaño de las economías se contrae, las empresas pueden quebrar, algunas personas pierden su trabajo y no se crea empleo. Para la población africana, ello reviste importancia, porque se estima que, en los próximos años, el continente superará los 2.000 millones de habitantes. La población africana es la más joven del mundo. Por tanto, si las economías se hunden, ¿a dónde irían todos estos jóvenes para ganarse la vida? Preocupa, y mucho.

Agua a precio de oro

Los hogares y las industrias sufrirán una grave escasez de agua. Por ejemplo, si antes podíamos consumir agua en cualquier momento del día, ahora vas a tener una oferta mucho más limitada; en otras palabras, habrá una cantidad tan baja de agua que no llegará a satisfacer nuestras necesidades. Se trata de un problema de oferta y demanda. Habrá una mayor demanda de recursos hídricos, pero, debido a la escasa oferta, los precios se dispararán. En un futuro, si no se hace nada para evitarlo, el agua se pagará en África a precio de oro.

¿Adaptación y mitigación para evitar el desastre?

Cuando hablamos de cambio climático, hablamos de una acción que es grupal o colectiva. Por supuesto, los gobiernos son los que más pueden hacer. Tienen que fomentar las iniciativas de cambio necesarias mediante el apoyo a proyectos privados relacionados con la adaptación y mitigación del cambio climático, tanto de manera directa como a través de incentivos.

Ningún intento de adaptación y mitigación es demasiado pequeño. Si estos se coordinan, se pueden obtener resultados. Los hogares y las empresas pueden ayudar mucho a título individual. Por ejemplo, la gente puede reducir la cantidad de productos cárnicos y lácteos que consume u optar por otros tipos de transporte, como la bicicleta, caminar o el transporte público cuando sea posible. En casa, se pueden tomar medidas para ahorrar energía. Asimismo, los espacios verdes deben respetarse y protegerse. Las personas que utilizan bancos deberían cerciorarse de que las inversiones que estos realizan son responsables. Siempre es importante saber para qué tipo de inversión están utilizando el dinero. Si es algo que no respeta el medioambiente, los clientes y usuarios pueden mostrar su rechazo.

Independiente de los efectos secundarios del cambio climático, nadie está exento de sufrir sus consecuencias. Todo el mundo tiene una voz y es importante utilizarla en cuestiones relacionadas con el clima.

El cambio climático es una crisis medioambiental actual e inminente. Por suerte, queda margen para hacer algo antes de que lo impensable suceda. Insto a los líderes africanos a que sean muy proactivos en las iniciativas en materia de cambio climático y de mitigación. El sector agrícola es un sustento económico para la mayoría de países de África, pero el cambio climático lo pone en jaque. Si no actuamos ya, el cambio climático podría crear un estado permanente de miseria económica.

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