Olajumoke Adenowo: “Los arquitectos africanos deben recuperar la confianza en la sabiduría del pasado”
Construye edificios y diseña casas, consciente de que la identidad y el legado del continente son la gran pieza ausente en los libros de urbanismo y de que ser negra, mujer y joven la hicieron invisible durante años
Olajumoke Adenowo (Ibadán, 1968) sube al estrado, toma la palabra y concentra la atención silenciosa del auditorio, compuesto de arquitectos de todo el mundo. Escépticos, críticos o admirativos, ninguno queda impasible ante las palabras de esta nigeriana arrolladora y segura de sí misma, que presume de su éxito, pero asegura llevar mucho tiempo remando con el viento en contra.
Adenowo, formada en campus africanos y extranjeros y dueña desde hace 30 años de su propio estudio de arquitectura, ensalza la herencia y las posibilidades de África, critica a quienes quieren resolver los problemas urbanísticos del continente desde lejos, “sin mancharse las manos ni ponerse las botas”, lamenta que el exilio parezca ser una condición indispensable para el éxito de sus compatriotas y repudia la corrupción y el machismo que dificultan su trabajo diario.
“África debe desarrollar sus propias soluciones”, insiste a este diario tras su intervención en el congreso internacional de arquitectura Controversias urbanas, celebrado en Pamplona el pasado noviembre.
En 2020, Adenowo recibió el Premio Forbes a la Mujer Emprendedora Africana. Colegas y publicaciones especializadas la definen como una “arquitecta estrella” y la consideran la más influyente de África. Ha llevado a cabo más de un centenar de proyectos, desde sedes de ministerios en Nigeria, hasta mansiones y estudios privados. Su monografía Neo Heritage: Defining Contemporary African Architecture (2023) es el primer volumen de un arquitecto negro y africano publicado por la prestigiosa editorial Rizzoli.
Pregunta. Usted acaba de decir a varias decenas de colegas que cuando se estudia y se enseña arquitectura falta siempre la pieza africana.
Respuesta. Así es y es una pieza importante. Nuestro continente no tiene una historia escrita, sino oral y visual, y en muchos casos nos hemos visto despojado de ella. ¿Dónde está un precioso panel yoruba de una puerta del palacio real de Nigeria, con unos grabados que hablan de nuestra historia? En el British Museum en Londres. La nueva generación africana debe conocer todo esto. El legado de los antepasados puede dar respuesta a los retos actuales. Por ejemplo, ya en 1691, el capitán de navío portugués Lourenço Pinto escribió: “El Gran Benin, donde vive el rey, es más grande que Lisboa: todas las calles son rectas y terminan donde se pierde la vista. Las casas son grandes, la ciudad es rica e industrial”. Los arquitectos africanos vivos deben recuperar la confianza en la sabiduría del pasado y transformarla en puente hacia las soluciones que necesitamos hoy. Pero intentar colocar a África sobre la mesa es como boxear con una mano atada a la espalda.
P. Es su idea de new heritage.
R. Sí. Para resolver los retos del presente tenemos que mirar al pasado. Consiste en fijarse en el éxito que tuvieron las generaciones precedentes para resolver sus propios problemas, por ejemplo en urbanismo. Cuando la actual generación de africanos se dé cuenta de que otras anteriores ya hicieron frente a este tipo de problemas, tendrán más confianza en ellos mismos. Entenderán que no tienen que irse de África, que África puede funcionar. Con todo esto me refiero especialmente a mi país, Nigeria, la nación negra más grande del mundo.
P. Nigeria es un buen punto de partida.
R. Mi país será uno de los Estados más poblados del mundo dentro de algunos años. Creo que lo que golpee a Nigeria golpeará a todo el mundo. Lo que pasa en Nigeria no es solo problema de Nigeria: es nuestro problema y también el de todos ustedes. Mi país tiene más de 500 grupos étnicos, no hay otro país en África con esta diversidad. Eso significa más ideas, más estrategias para poner sobre la mesa, más ejemplos en los que inspirarnos para resolver por ejemplo problemas de diseño arquitectónicos. La arquitectura responde al contexto cultural, étnico y a las circunstancias físicas de cada lugar. Por eso, el caso de Nigeria nos puede servir para toda África.
El discurso es que África no funciona, que tienes que vivir en otro sitio para tener éxito. Por eso la gente seguirá cruzando los desiertos y acabando en pateras, porque han perdido la esperanza en sus lugares de origen.
P. Usted critica que se intenta dar respuesta a los desafíos de África y no solo urbanísticos, sin África.
R. Intentar resolver los problemas de los africanos sin los africanos quizá no sea lo más eficaz. África debe desarrollar sus propias soluciones. El reto es llegar a las voces auténticas, las que entienden la esencia de nuestro continente. Para entender bien África hay que mancharse las manos y ponerse las botas. Yo he decidido hacerlo.
P. Pero una parte importante de los jóvenes africanos sueña con marcharse.
R. El discurso es que África no funciona, que tienes que vivir en otro sitio para tener éxito. Por eso la gente seguirá cruzando los desiertos y acabando en pateras, porque han perdido la esperanza en sus lugares de origen. Tenemos que empezar a resolver los problemas con el fin de que la gente pueda quedarse en sus propios países y tener éxito. Y la clave ahí es la lucha contra la desigualdad. Si los jóvenes, que son la mayoría de la población africana, sienten que pueden acceder a los recursos, que hay oportunidades para todos, se plantearán quedarse. También es importante que las autoridades locales tomen las decisiones contando con los habitantes, con lo que es importante para ellos, de forma que la ciudadanía se comprometa con su propio futuro. ¿Debemos construir esta carretera o es más urgente tener un estadio? Quienes toman las decisiones no lo saben.
P. En un momento en que las grandes ciudades africanas están abarrotadas, en algunos lugares se opta por construir nuevas urbes. ¿Usted cree que es la solución?
R. En mi país, por ejemplo, no. En Nigeria ya hay una ciudad relativamente nueva, Abuja, y aún se trabaja para que funcione de verdad, décadas después. Entonces, ¿por qué no fortalecer más bien lo que ya tenemos? Cuando la gente migra, deja el lugar físico al que pertenece, pero también sus relaciones y una determinada forma de estar en este mundo. Si construimos tomando como base algo que ya existe, no se pierden las relaciones humanas ni la cohesión social, que son un buen antídoto contra la inseguridad en las grandes ciudades, por ejemplo.
Intentar colocar a África sobre la mesa es como boxear con una mano atada a la espalda.
P. Usted es africana, mujer y empezó muy joven en la arquitectura. Es una experta en saltar obstáculos.
R. Voy a ser muy franca: en gran parte de África quienes dirigen los países son hombres y hombres mayores. La gerontocracia. Yo empecé a ejercer a los 25 años y esos hombres me consideraban demasiado joven. Además, soy mujer y quienes toman las decisiones nos ven como una especie de apéndice de un hombre y por eso no optan por nosotras. Muchísimas mujeres mantienen a sus familias hoy en día, yo lo veo con mis alumnas, pero el ego africano hace que todo eso no se valore y se priorice siempre a ellos.
P. ¿Sigue viviendo este tipo de situaciones hoy, 30 años después?
R. La corrupción está por todas partes. Las decisiones se toman la noche anterior y tú llegas al día siguiente a una sala de juntas, haces una presentación, pero ellos ya han decidido cómo va a ser porque quieren repartirse el dinero. No se trata en absoluto del proyecto. No se trata de quién es el mejor. Además, en África, mucha gente ni siquiera entiende realmente qué es la arquitectura y no se puede vender algo para lo que no hay demanda. La arquitectura es el arte y la ciencia de la construcción, es identidad y legado, pero la gente todavía quiere edificios funcionales que simplemente funcionen. Entonces, ¿por qué no dárselo a tu amigo que es un hombre?
P. Aún así, usted trabaja la mayor parte de su tiempo en África.
R. Claro que sí, intento hacer abogacía y que la gente entienda la diferencia entre arquitectura e ingeniería de la construcción. Trabajo con unos pocos clientes exigentes que sí hacen esa distinción y saben que mi estudio les va a dar la mejor respuesta para proyectos muy concretos y optan por mí.
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