Africanos bloqueados por la ‘guerra diplomática’ de Francia

Estudiantes, artistas y trabajadores de Burkina Faso, Malí y Níger pierden empleos, contratos o un curso académico debido a la suspensión de la tramitación de visados por parte de Francia

Una persona sostiene un papel en el que se lee "Ya no queremos a Francia", mientras varias mujeres se manifiestan en apoyo a los golpistas frente al cuartel general del Ejército francés, en Niamey, Níger, el 30 de agosto.STRINGER (REUTERS)

Lamine (nombre ficticio) dejó su trabajo en Burkina Faso para emprender una nueva vida en Francia como empleado de una organización humanitaria. El nigerino Boubacar Ny obtuvo una plaza para cursar un máster en la Universidad gala de Artois, cerca de Lille. El burkinés Zabré (nombre ficticio) iba a realizar un año de especialización de Derecho en Dijon. De momento, ninguno de ellos podrá cumplir su sueño. Son solo tres de los miles de personas bloqueadas por la suspensión de visados por parte de Francia a los ciudadanos de Malí, Níger y Burkina Faso, una polémica decisión adoptada el pasado mes de agosto que afecta sobre todo a estudiantes y artistas, pero también a personas que viajan para visitar a su familia o amigos.

Las relaciones entre Francia y estos tres países han sido estrechas durante décadas de cooperación política, económica, cultural y militar. Sin embargo, un fuerte sentimiento antifrancés se ha ido forjando en los últimos años y ha alimentado los golpes de Estado que han llevado al poder a los militares en los últimos tres años. Los soldados del Estado europeo que participan en operaciones antiterroristas han sido expulsados primero de Malí, luego de Burkina Faso y recientemente de Níger, de donde deben partir antes de final de año. Representaciones diplomáticas y sedes del Instituto Francés fueron atacadas por la población y los embajadores, obligados a marchar. En este contexto de hostilidad, París tomó la decisión de suspender la expedición de visados de los tres países y dejó a miles de personas atrapadas en una guerra diplomática.

“Debido a que nuestras embajadas están funcionando en un formato reducido, nos hemos visto obligados a suspender la concesión de los visados. Cuando recuperen su funcionamiento normal, en las próximas semanas, podremos reevaluar cuidadosamente las condiciones de seguridad para ajustar mejor las medidas adoptadas”, dijo el pasado 4 de octubre la ministra francesa de Relaciones Exteriores, Catherine Colonna.

Los servicios de Campus Francia (la agencia que promueve la enseñanza francesa en el extranjero y acoge a los estudiantes extranjeros en Francia) “no pueden funcionar normalmente”, explicó el ministerio de Relaciones Exteriores a la agencia de noticias AFP a finales de septiembre. Por su parte, el ministerio de Educación Superior aclaró que lamenta las consecuencias que esta situación tiene en los estudiantes y garantizó que se trata de una “suspensión (de los visados) y no de una anulación”.

La mañana del 10 de agosto, Lamine tenía cita en la sede de Uagadugú (capital burkinesa) de Capago International, la empresa que tramita las solicitudes de visado para Francia en Burkina Faso. Tras unos meses de espera y recopilar toda la documentación necesaria, revisó las redes sociales y se topó con una noticia que lo dejó en shock: “El centro de visas Capago está cerrado hasta nueva orden”. Lamine había dejado su trabajo y había rechazado otras ofertas, convencido de que durante los próximos dos años trabajaría en Francia. Después de un proceso de selección muy duro, había conseguido un empleo en una organización humanitaria. “Me concentré en preparar bien todos los documentos y ahora no sé qué hacer”, dice Lamine.

“Hay colegas que habían depositado el pasaporte original y toda la documentación en Capago y ahora están sin visa y sin pasaporte”, explica Lamine, mientras reconoce que ha sido un revés muy difícil de encajar. “No tengo nada que hacer, pero quedarme en casa es peor”. Ahora vive en la incertidumbre de no saber hasta cuándo va a tener que esperar. Duda entre buscar un trabajo o esperar a que se resuelva la situación.

Nuestro sueño no es Francia, sino tener una buena formación, porque es lo mejor para nuestro futuro
Boubacar Ny, Níger

Boubacar Ny tiene dos carreras, Derecho Internacional y Artes y Cultura, así como un máster en Diplomacia cultural. Sin embargo, este joven nigerino vio la posibilidad de hacer otro máster en Francia y preparó toda la documentación. “Fui el primer estudiante seleccionado por Campus Francia (la agencia francesa de educación superior internacional) y me dieron a elegir entre cuatro universidades”. Eligió Arras, una ciudad del norte del país, señala por teléfono desde Niamey. “El 6 de junio presenté mi solicitud de visado y todo estaba en orden. Sin embargo, después del golpe de Estado no pude ni acceder a la Embajada de Francia, les llamé por teléfono y me dijeron que no estaban prestando servicios, que no era posible otorgar el visado. En la universidad me esperan hasta finales de octubre, pero estoy bloqueado en Níger”, comenta.

Una opción alternativa para Ny fue solicitar un visado en el consulado de España, que le fue concedido. Pero al tratarse de una visa de turista para 45 días, no puede inscribirse en la universidad. “No voy a ir a Francia para luego quedarme allí sin papeles”, explica. Se ha gastado casi 500 euros en todo el proceso, dinero que será difícil recuperar, pero lo peor es la incertidumbre. “Me dedico a organizar actividades culturales para pagarme los estudios, pero ahora mismo estoy en paro, he renunciado a todo para irme a Francia”, añade. Si las cosas siguen así, estaría dispuesto a continuar su formación académica en España o Italia, incluso si ello supone aprender un nuevo idioma. “Nuestro sueño no es Francia, sino tener una buena formación porque es lo mejor para nuestro futuro”, dice.

El Sahel es una de las zonas del mundo con la tasa de denegación de visados más alta del mundo

Decenas de estudiantes universitarios de Malí, Níger y Burkina Faso sueñan con ir a estudiar un año en Francia. Solo el año pasado, este país europeo concedió visados a 907 estudiantes de Burkina Faso, 689 de Mali y 436 de Níger. Según Campus Francia, la institución que promueve que estos jóvenes puedan realizar estudios superiores en el país europeo, en el curso 2021-2022 había 3.168 estudiantes de Malí en Francia, 2.378 de Burkina Faso y 1.162 de Níger. Salvo el peor año de la covid-19, la cifra había ido aumentando en los últimos tiempos.

El Sahel es una de las zonas del mundo con la tasa de denegación de visados más alta del mundo. Según un informe de la Comisión Europea, de los 1.565 visados solicitados de corta duración en 2022 en el consulado español en Bamako, 388 fueron denegados, un 33%. En cambio, el consulado francés en Uagadugú recibió el mismo año 10.316 solicitudes de visa, de las cuales denegó un 28% en Burkina Faso, un 41% en Bamako, y un 17% en Niamey.

Zabré (nombre ficticio para preservar su anonimato) es un estudiante de Derecho de la Universidad Católica de África del Oeste (UCAO) en Burkina Fasoy había sido aceptado para estudiar un máster en la Universidad de Bourgogne, en la ciudad de Dijon. Una vez admitido, empezaba otro laberinto burocrático. “Para pedir la visa, mi familia y yo hicimos un esfuerzo económico muy grande porque tienes que tener miles de euros en una cuenta bancaria para demostrar liquidez”, afirma.

“Cruzo los dedos para que las autoridades de ambos países se pongan de acuerdo y busquen una solución”, anhela Zabré. Mientras eso sucede, se confiesa cansado por la burocracia y la incertidumbre. “Somos muchos los que nos encontramos en esta situación”, se queja.

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