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Sobre el fracaso

Vivimos en una gran jaula semántica parecida a la de las grandes pajareras de los parques zoológicos

Hola. Yo soy un hombre porque la lengua dice que soy un hombre. Y soy un hombre viejo porque la lengua dice que soy un hombre viejo. La lengua dice. La lengua dice que usted es tonto o listo. La lengua dice que somos antipáticos o dulces o magnéticos, como Natalie Portman, y que tenemos dos pulmones y un hígado. La lengua dice tanto de nosotros que en realidad somos ya pura lengua. El verbo se hace carne cada día del año, y el año está compuesto de 365 días porque lo dice la lengua, según la cual un día tiene 24 horas, etcétera. Enloqueces, si te detienes a pensar en lo que la lengua dice de t...

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Hola. Yo soy un hombre porque la lengua dice que soy un hombre. Y soy un hombre viejo porque la lengua dice que soy un hombre viejo. La lengua dice. La lengua dice que usted es tonto o listo. La lengua dice que somos antipáticos o dulces o magnéticos, como Natalie Portman, y que tenemos dos pulmones y un hígado. La lengua dice tanto de nosotros que en realidad somos ya pura lengua. El verbo se hace carne cada día del año, y el año está compuesto de 365 días porque lo dice la lengua, según la cual un día tiene 24 horas, etcétera. Enloqueces, si te detienes a pensar en lo que la lengua dice de ti y de tus costumbres. Tus costumbres son, en gran medida, órdenes de la lengua. Si la lengua te califica de bajo, serás bajo toda tu vida. Significa que no eres bajo porque midas poco, sino porque lo dice la lengua. Vivimos en una gran jaula semántica parecida a la de las grandes pajareras de los parques zoológicos. Podemos volar de un extremo a otro de la jaula, pero resulta imposible salir de sus confines. Hay vida al otro lado, sí, parece que sí, pero ya no podemos acceder a ella porque después de construir la pajarera hemos cerrado la puerta y nos hemos tragado la llave.

La lengua dice que soy hijo de y hermano de y que nací en tal sitio a los cero años de edad. Tengo edad porque tengo lengua. La lengua me programa y me retrata. Los cuñados, tan mal considerados, pobres, existen porque la lengua dice que tú eres cuñado de o cuñada de. Cuando la lengua dice que eres normal, está creando la categoría del raro, incluso la del “rarito”.

—Ese chico es rarito.

La lengua posee una organización gramatical perfecta y numerosos centros de poder. La lengua exige que le dé algún sentido a mi vida. La lengua posee una extensa carta de sentidos de la vida entre los que te ha hecho creer que puedes elegir con libertad, aunque dispone también de un menú del día para fracasados. Fracasas cuando la lengua dice que fracasas.

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