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A las armas, ciudadanos

¿Estarían los europeos dispuestos a morir por Ucrania? Claramente, no. Aunque podrían considerar ir allí una vez que se firme la paz como fuerzas de interposición

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue este sábado los ataques aéreos a gran escala ordenados por su Gobierno contra Saná, la capital de Yemen, con el objetivo de golpear a los rebeldes hutíes respaldados por Irán.White House (via REUTERS)

El estribillo de La Marsellesa (Aux armes citoyens, formez vos bataillons...) puede ser muy pronto más actual y urgente de lo que nos gustaría. Dependiendo de la proximidad geográfica de Rusia, los países de la UE/ OTAN se sienten más o menos amenazados y más o menos dispuestos a implicarse en una ...

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El estribillo de La Marsellesa (Aux armes citoyens, formez vos bataillons...) puede ser muy pronto más actual y urgente de lo que nos gustaría. Dependiendo de la proximidad geográfica de Rusia, los países de la UE/ OTAN se sienten más o menos amenazados y más o menos dispuestos a implicarse en una Europa de la Defensa bien dotada, incluso nuclearmente. El terremoto Trump nos ha puesto en alerta máxima y nos ha recordado las palabras de Merkel: “Ya no podemos contar con los Estados Unidos para protegernos”.

El Presidente francés, Emmanuel Macron, está llevando la voz cantante en este llamamiento a olvidarse de un pacifismo trasnochado. Y sabe que puede contar con los socios alemanes y polacos, para quienes el conflicto de Ucrania es una realidad demasiado cercana y preocupante. Tanto en París como en Berlín y Varsovia se habla ya de coordinarse de manera estrecha y de compartir el escudo nuclear galo. Los británicos están considerando algo parecido dado que los primos americanos están presididos por un lunático.

¿Y qué opinan los europeos al respecto? En España el Gobierno intenta esquivar el asunto porque eso obligaría a dar respuestas concretas a cuánto va a costar aumentar el presupuesto en Defensa y si ese dinero va a suponer recortes en temas sociales. Otros gobiernos no se escaquean tanto y están informando a sus ciudadanos, considerándolos personas adultas y preparadas para digerir que, como decía Bob Dylan, “los tiempos están cambiando” y que estamos al albur de políticos irresponsables tanto en Washington como en Moscú.

La empresa de sondeos YouGov ha realizado un estudio europeo —que incluye a España— sobre el tema y ha sacado conclusiones interesantes. Tres cuartos de los europeos no quieren que el rearme se financie a base de impuestos. Británicos, españoles e italianos no quieren aumentar su deuda pública, sino que ese dinero salga de fondos europeos especiales y sin que ello repercuta en los presupuestos nacionales.

¿Cuán peligroso es Trump para los europeos? La mitad de la población consultada le ve inquietante, pero es mayor el miedo que les produce Putin (asusta al 69% de los británicos, al 62% de los españoles... pero al 45% de los italianos). Especial es el caso francés, donde solo el 10% tiene una opinión positiva de Putin. Ello, no obstante, hay una notable coincidencia entre la extrema derecha de Marine Le Pen y la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon (izquierda) quienes no ven los anuncios de Putin como una amenaza real. Mélenchon ha hablado incluso de una “tercera vía”: no alinearse ni con Putin ni con Trump.

¿Estarían los europeos dispuestos a morir por Ucrania? Claramente, no. Aunque podrían considerar ir allí una vez que se firme la paz como fuerzas de interposición. ¿Y cómo se ve el regreso del servicio militar obligatorio? El 68% de los franceses, el 58% de los alemanes, el 49% de los italianos, el 43% de los británicos y el 41 % de los españoles están a favor. En este capítulo hay mucho que matizar. Los ejércitos europeos se han modernizado e internacionalizado. Ofrecen a los jóvenes la oportunidad de formarse no solo como simples soldados, sino también como especialistas informáticos en ciberguerras o como investigadores en tecnologías militares ultramodernas. Ejemplo: explorar las futuras capacidades de los drones que se están utilizando en Ucrania. Suena muy antiguo, pero se trata de lograr una cierta paz a base de la máxima preparación contra un ataque enemigo. La vieja si vis pacem para bellum.

Para los franceses, esa llamada al rearme y a la independencia estratégica de Francia y, por ende, de Europa, es una resurrección del ideario gaullista. Están orgullosos de su force de frappe nuclear, nunca cuestionada. Para los alemanes, se trata, de nuevo, de otra revolución. Suprimido en el 2011 el servicio militar obligatorio, el Ejército germano, siempre poco o no suficientemente financiado, ha ganado prestigio en operaciones de paz internacionales, habitualmente en posiciones de retaguardia. Ahora va a recibir una lluvia de millones de euros para adaptarse a la urgencia geopolítica y liderar así, junto con París, el impulso definitivo a esa Europa de la defensa tan ignorada y ahora tan necesaria. Hoy por hoy, dicen los especialistas, si los rusos invadieran Europa podríamos resistir apenas una semana por falta de hombres y de armamento adecuado.

En 1931 el periodista alemán Kurt Tucholsky, recordando los horrores de la Primera Guerra Mundial y viendo la alianza entre los militares desmovilizados y el nazismo, escribía: “Soldaten sind Mörder” (los soldados son asesinos). Y nadie puede dudar que, en una guerra, hay pocas alternativas. O matas o te matan. Los llamamientos al pacifismo son muy respetables, y nunca un recluta obligado podrá defender bien a su patria. De ahí la importancia de soldados y Ejércitos hiperprofesionales que sepan hacer su trabajo con el mínimo de daños y pérdidas humanas. En el momento actual, no podemos hacernos ilusiones de que una Rusia revanchista y apoyada ahora por Trump vaya a calmarse. La Marsellesa debería sonar algo más a menudo.

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