Frustración por creer en la política

Los lectores escriben sobre la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones, los servicios públicos, el imposible acceso de los jóvenes a la vivienda y la inversión en ciencia

Un hombre pasaba el miércoles junto a unas pintadas en Paiporta (Valencia).Vincent West (REUTERS)

Mientras desayuno en una cafetería, en la tele alguien lanza mentiras sin que la presentadora las cuestione. En la mesa de al lado, escucho a una persona decir que “estamos en dictadura” y que “el cambio climático es mentira”. Hace unos días, un político exhibía su sonrisa sádica junto a los rostros de víctimas del terrorismo. Hoy eso ya da igual. “Todos los políticos son iguales”. Las buenas acciones, los argumentos y los esfuerzos, ahogados por una riada de incompetencia. La palabra, enterrada en el fango del odio. Mentiras fáciles se aprovechan de realidades complejas. Nadie escucha a quienes han dedicado su vida a comprender el mundo. Cuando hablas, te expones y das la cara. Recibes insultos, incluso amenazas, de cobardes escondidos en avatares. ¿Qué tenemos los que creemos en la política? Frustración, ansiedad e impotencia. ¿Tiraremos la toalla y dejaremos de creer? Nunca. ¿Cómo nos defendemos? ¿Cómo pedimos confianza en las instituciones? ¿Cómo recuperamos la ilusión? A mí cada vez me cuesta más.

Manuel Verdú Henares. Valencia

¿Lo imaginan?

Agradezco y admiro a los voluntarios que se han acercado a las zonas afectadas por la dana en la zona levantina. Por otro lado, ¿se imaginan un Estado sin Ejército, Policía y Guardia Civil, bomberos, servicios médicos con sus ambulancias, equipos de Protección Civil, equipos de reconstrucción de vías de tren, carreteras, servicios de agua, electricidad, telefonía que, de mejor o peor forma, están a nuestro servicio? Pues todos estos servicios han sido montados, y son organizados y ejecutados por los tantas veces defenestrados políticos. ¿Se imaginan este desastre teniendo que ser solucionado por empresas privadas?

Alfonso López Luciarte. Piélagos (Cantabria)

Condenados a vivir con los padres

En España, los jóvenes nos vemos atrapados en una paradoja: estudiamos para labrar nuestro futuro, pero los precios de la vivienda nos condenan a una dependencia familiar sin fin. Con salarios bajos y alquileres y compras inaccesibles, la edad de emancipación supera los 30 años, muy lejos de los 21 en países como Suecia o Dinamarca. Desde 2015, los precios de la vivienda han subido más de un 40%, mientras los sueldos apenas han crecido. El Estado debe tomar medidas para garantizar el acceso a viviendas asequibles, ya que se está convirtiendo en un lujo. Limitar la emancipación de los jóvenes compromete el futuro del país.

Carla Becerra Vilardaga. Manresa (Barcelona)

Invertir en ciencia

El problema de la experiencia es que se necesita tiempo para obtenerla. En el caso de la investigación científica, se podría acortar con más ensayos, lo que supondría un enorme beneficio para la sociedad. Se pudo comprobar con la obtención de vacunas en la pandemia, periodo en el que se dijo que tendría que existir una alternativa al turismo como fuente de trabajo, y aquí juega un papel determinante la tantas veces mencionada I+D. Es un momento clave para insistir en esta necesidad de ampliar la inversión en ciencia, y también en su correcta divulgación, que va mejorando poco a poco.

Federico Román Alonso. Madrid



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