Fabricar huracanes y politizar las tormentas

Lo sucedido con ‘Helene’ y ‘Milton’ en Estados Unidos va más allá de la lucha contra la desinformación y ha derivado por momentos en un delirio alimentado por Trump y Musk

Donald Trump, durante una visita a una zona afectada por el huracán 'Helene' en Georgia el 30 de septiembre.ERIK S. LESSER (EFE)

Dos huracanes, más de 200 muertos, pérdidas millonarias, la campaña de las elecciones más determinantes para los equilibrios del planeta y una batalla electoral arrastrada al fango. Los ingredientes de la confrontación entre demócratas y republicanos tras el paso de Helene y antes de que Milton azotara Florida fueron la enésima muestra del envilecimiento de la conversación pública, dentro y fuera de las redes. Politizar la tormenta y aprovechar el dolor de las víctimas era tan mezquino como fácil de prever. Los bulos malintencionados, también. Lo sucedido va más allá de la lucha contra la desinformación y ha derivado por momentos en un delirio alimentado por Donald Trump, los exponentes más radicales de su movimiento y el propio Elon Musk, dueño de X y valedor del republicano.

En esta microcampaña climática contra la aspirante demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, se han mezclado dislates sobre la fabricación ad hoc de huracanes y una andanada de afirmaciones falsas sobre la gestión de las emergencias. Lo más risible fue quizá la teoría de Marjorite Taylor Greene, congresista paladina de las conspiraciones que se autodefine como “100% provida, proarmas y pro-Trump”. “Sí, pueden controlar el clima. Es ridículo que alguien mienta y diga que no se puede hacer”, lanzó en referencia a un supuesto plan de los demócratas para utilizar las tormentas con fines electorales. La aseveración fue refutada por los usuarios de la misma red social, que aclararon que “si bien es posible ‘sembrar nubes’ a pequeña escala para crear lluvia localizada, los huracanes y otras grandes tormentas no se pueden producir con tecnología moderna”. Días después, Greene insistió en su tesis esgrimiendo como fuente una emisión de History Channel. En cualquier caso, lo más grave llegó de la mano del expresidente y su equipo.

Trump mantuvo que el gobernador de Georgia, Brian Kemp, su rival en las filas republicanas, había pasado un mal rato tratando de localizar sin éxito a Joe Biden en medio de la devastación de Helene. Era falso. Este se encargó de relatar los hechos: el presidente lo buscó, él no vio la llamada y se la devolvió después. “Dijo ‘Oye, ¿qué necesitas?”, explicó a los periodistas, y ambos acordaron trabajar a través de los mecanismos habituales de colaboración entre administraciones. A esos señalamientos se suman los ataques a la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias y a su responsable. Musk fue uno de sus principales promotores. La agencia, escribió, “no solo no ayuda adecuadamente, sino que también bloquea activamente a los ciudadanos que intentan ayudar”. Se refería a un mensaje de un directivo de Starlink, sobre la supuesta obstrucción de entregas a través de helicópteros de la compañía.

Tanto la agencia como otros organismos públicos se volcaron en desmentir una retahíla de mentiras sobre la actuación de sus funcionarios mientras en las plataformas se sucedían imágenes del impacto de Milton cuando el huracán todavía estaba atravesando el Golfo de México. La Casa Blanca manifestó preocupación por las falsedades sobre las ayudas: “Desde que Helene tocó tierra, ha habido afirmaciones falsas y desinformación sobre la asistencia federal disponible para los sobrevivientes, por parte de Trump, los republicanos del Congreso y otros. Estas afirmaciones no son ciertas”.

Pero la confusión, como siempre, fue la protagonista de esta historia. Barack Obama protagonizó un mitin en Pittsburgh para movilizar a los afroamericanos y un sector de los republicanos se lanzó enseguida a tergiversar sus palabras. Todo en nombre de un pretendido patriotismo, uno de los ejes de la campaña de Trump, convertido en una avalancha de ataques con premisas falsas. Lo denunció la propia Kamala Harris en un mensaje publicado el viernes y que anticipa el tono de la recta final de la campaña: “Donald Trump no sabe nada de patriotismo o de amor por nuestro país”.

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