Detengan la violenta campaña de Israel contra la UNRWA
El ataque a las Naciones Unidas disminuirá nuestras herramientas para la paz y la defensa contra la inhumanidad en todo el mundo. No debe convertirse en la nueva norma
La guerra en Gaza ha causado un evidente desprecio por la misión de las Naciones Unidas, con indignantes ataques contra sus empleados, sus instalaciones y el conjunto de las operaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA, según su acrónimo en inglés).
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La guerra en Gaza ha causado un evidente desprecio por la misión de las Naciones Unidas, con indignantes ataques contra sus empleados, sus instalaciones y el conjunto de las operaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA, según su acrónimo en inglés).
Estos ataques deben cesar y el mundo debe actuar para que los autores de dichos ataques asuman responsabilidad.
Mientras escribo esto, nuestra agencia ha verificado que al menos 193 empleados de UNRWA han muerto en Gaza. Cerca de 190 edificios de UNRWA han sido dañados o destruidos. Hay escuelas gestionadas por la agencia que han sido demolidas y al menos 500 personas desplazadas murieron mientras estaban refugiadas dentro de escuelas y otros edificios de UNRWA.
Desde el 7 de octubre, las Fuerzas de Seguridad israelíes han acorralado al personal de la UNRWA en Gaza, que ha denunciado torturas y malos tratos durante su detención tanto en la Franja como en Israel.
También el acoso y la humillación a los miembros del personal de UNRWA es habitual en los puestos de control israelíes en Cisjordania, incluido Jerusalén Este. Además, las Fuerzas de Seguridad israelíes, Hamás y otros grupos armados palestinos están usando las instalaciones de la Agencia con fines militares.
En realidad, la UNRWA no es la única agencia de la ONU que corre peligro. En abril, los disparos, aparentemente no intencionados por parte de Israel alcanzaron vehículos del Programa Mundial de Alimentos y Unicef, a pesar de la previa coordinación con las autoridades israelíes.
El asalto a la UNRWA se ha extendido también a Jerusalén Este, donde un cargo oficial del Ayuntamiento ha ayudado a incitar protestas contra la agencia. Y es que las manifestaciones son cada vez más peligrosas, con al menos dos ataques incendiarios contra nuestras oficinas de la UNRWA, y una multitud, incluidos niños israelíes, reunidos fuera de nuestras instalaciones coreando: “Que arda la ONU”. En otras ocasiones, los manifestantes lanzaban piedras contra los edificios.
También los funcionarios israelíes están amenazando el trabajo de nuestro personal y nuestra misión, además de deslegitimar a la UNRWA. Caracterizan a la Agencia como una organización terrorista que fomenta el extremismo y etiquetan a los líderes de la ONU como terroristas que confabulan con Hamás. Al hacerlo, están creando un peligroso precedente de ataques rutinarios contra el personal y las instalaciones de la ONU.
¿Cómo puede ser esto posible? ¿Dónde está la indignación internacional? Su ausencia es una licencia para despreciar a las Naciones Unidas y abre la puerta a la impunidad y al caos. Si toleramos este tipo de ataques en el contexto de Israel y los territorios palestinos ocupados, no podremos defender los principios humanitarios en otros conflictos en todo el mundo. Este asalto a las Naciones Unidas disminuirá aún más nuestras herramientas para la paz y la defensa contra la inhumanidad en todo el mundo. Esto no debe convertirse en la nueva norma.
Aunque Israel ha sido durante mucho tiempo hostil hacia la UNRWA, tras los infames ataques del 7 de octubre se ha desatado una campaña para equiparar a la UNRWA con Hamás y describir a la agencia como promotora del extremismo. Un paso más de esta campaña son las graves acusaciones que el Gobierno israelí hizo sobre el personal de la UNRWA y su participación en el ataque de Hamás.
No hay duda de que los individuos acusados de tales actos criminales, incluido el deplorable ataque a Israel, deben ser investigados. Y esto es exactamente lo que están haciendo las Naciones Unidas. Esos individuos deben rendir cuentas mediante un proceso penal y, si son declarados culpables, deben ser castigados.
La Oficina de Servicios de Supervisión Interna, el máximo órgano de investigación del sistema de la ONU, está supervisando esta investigación. Dicha Oficina está investigando las acusaciones contra 19 de los 13.000 miembros del personal de la UNRWA en Gaza. Hasta la fecha, un caso ha sido cerrado por falta de pruebas. Cuatro casos se han suspendido porque la información era insuficiente para proceder. Otros 14 casos siguen bajo investigación.
Pero debemos distinguir el comportamiento de los individuos del mandato de la Agencia de servir a los refugiados palestinos. Es injusto y deshonesto atacar la misión de la UNRWA sobre la base de estas acusaciones.
Aparte de estos casos, ha habido otras acusaciones de connivencia con Hamás, que creo que han convertido —a ojos de algunos— a los trabajadores y bienes humanitarios de la ONU en objetivos legítimos. Eso es un peligro para los trabajadores de la ONU en todas partes. El mundo debe actuar con decisión contra los ataques ilegítimos a las Naciones Unidas, no sólo por Gaza y los palestinos, sino por todas las naciones. En este sentido, la adopción la semana pasada por el Consejo de Seguridad de la ONU de la Resolución 2730 sobre la protección del personal humanitario es un hecho positivo.
La comunidad internacional dispone de medios para hacer frente a crímenes internacionales, como el Tribunal Penal Internacional. Sin embargo, la escala y el alcance de los ataques contra el personal y las instalaciones de la ONU en los territorios palestinos ocupados en los últimos ocho meses, merecen el establecimiento urgente de un órgano de investigación dedicado e independiente, a través de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU o de la Asamblea General, para esclarecer los hechos e identificar a los responsables de los ataques contra sus organismos. Este órgano de investigación puede garantizar la rendición de cuentas y, sobre todo, contribuir a reafirmar la inviolabilidad del derecho internacional.
Debemos defender con firmeza las instituciones de la ONU y los valores que representan ante la destrucción simbólica de la carta constitutiva de las Naciones Unidas. Esto solo puede lograrse mediante una acción de principios por parte de las naciones del mundo y un compromiso de todos con la paz y la justicia.