¿Derecho o privilegio?
Los lectores escriben sobre el precio de la vivienda, las exigencias al profesorado, el estado de la oposición en España y contra las prestaciones universales
Si la vivienda es un derecho, ¿por qué siento que es un privilegio? He comenzado la ardua tarea de buscar piso con mi pareja. Pese a tener buenos trabajos, los precios en ciudades como Madrid no están hechos para nuestros bolsillos. Piden 1.300 o 1.500 euros por pisos que están en dudoso “buen estado”; donde la única ventana que hay da a un patio interior oscuro o donde la cama está al lado del frigorífico. Nuestras expectativas bajan cada vez que miramos un anuncio y nos encontramos con algún pero: un piso que es un zulo, que solo se alquila a funcionarios, para el que se piden las tres últimas nóminas y un huevo de dragón… Habrá quien piense que podemos ser un poco tiquismiquis, pero solo queremos una vivienda digna para construir un futuro; aunque bueno, a estas alturas nos conformamos con, al menos, dos ventanas por las que entren luz y un dormitorio separado de la cocina, para que cuando hagamos croquetas no huelan las sábanas a frito.
Míriam Ortiz García. Madrid
Alumnos y clientes
Abandoné mi trabajo en comercio por la docencia y pensé que, por fin, ya no tendría que vender nunca más. Pero el alumnado es ahora el cliente que exige y los padres amenazan con “la hoja de reclamaciones”. Y de nuevo me vi vendiendo el producto, haciéndolo atractivo, creando la necesidad, convenciendo… como si aprender necesitara campaña de marketing. El docente ha sido desplazado por el dependiente que necesita la venta para comisionar y que al final del día reza para que estén satisfechos porque, ya se sabe, el cliente siempre tiene la razón.
Irene Sánchez García. Málaga
Atado y bien atado
Tener una oposición que lleva más de un año sin ofrecer ni una sola idea para mejorar nuestras vidas y solo ocupa el Congreso para llenarlo de lodo intelectual es algo que produce vergüenza. Que cada día insulte a España desde fuera, aplaudiendo incluso a genocidas, o ver una judicatura que apoya todo eso con la única obsesión de eliminar a un líder que ha conseguido que España sea protagonista en el mundo y con una economía competitiva, me hacen pensar en aquello de que todo estaba atado y bien atado. Con un contrapoder tan absoluto es imposible gobernar. Así España volverá a la cola del mundo en poco tiempo. Pero lo más triste es que lo conseguirán con los votos de demasiada gente que vota al que más insulta.
César Moya Villasante. Madrid
Contra las prestaciones universales
No estoy de acuerdo en la prestación universal por crianza “más tarde o más pronto” propuesta hace unos días por Yolanda Díaz. Un porcentaje muy importante no necesita esa prestación. Es disparatado. Las ayudas son para quien las necesite. ¿Qué porcentaje precisa esa ayuda? Asignar prestaciones a quien no las necesita es un agravio. Quienes las requieran se enterarán de cómo pedirlas; no es argumento decir que no se difunde bien y que si es universal llegará a todos. Es una política, pero existen las matemáticas, los datos, los porcentajes, los cálculos... Que se articule la difusión. Es absurda su propuesta.
María Nieves García Moya. Madrid