Las tres muertes de Álvaro

En la era de la desinformación desbocada, las personas fallecen tantas veces como lo haga posible la falta de escrúpulos por obtener ingresos digitales

Varios policías, el lunes durante la inspección ocular del cadáver de Álvaro Prieto y del lugar donde fue encontrado.PACO PUENTES

Al joven cordobés Álvaro Prieto, desaparecido dramáticamente, le han inventado esta semana tres muertes en las redes sociales, vestiditas cada una de ellas con su propio relato, pruebas de baratillo, golpes de pecho y elucubraciones compartidas con una ausencia total de la más mínima empatía por sus familiares y amigos. Cerca de un millón de visualizaciones atesora en TikTok ...

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Al joven cordobés Álvaro Prieto, desaparecido dramáticamente, le han inventado esta semana tres muertes en las redes sociales, vestiditas cada una de ellas con su propio relato, pruebas de baratillo, golpes de pecho y elucubraciones compartidas con una ausencia total de la más mínima empatía por sus familiares y amigos. Cerca de un millón de visualizaciones atesora en TikTok el vídeo que el usuario @el_chato_influencer subió desde la estación sevillana de Santa Justa minutos después del hallazgo del cuerpo y en el que acusaba a algún empleado de Renfe de haber atropellado al muchacho de forma accidental mientras este se encontraba en un vagón o en las vías: “Si lo ha matado alguien de Renfe, pues lo ha matado, ya está pero ahora Renfe se quiere limpiar las manos (…) Yo creo que la culpa ahora mismo la tiene Renfe”.

Al mismo tiempo que en las redes sociales arreciaban las críticas a TVE por la emisión en directo del hallazgo del cadáver y algunos usuarios ya estaban recortando la imagen para subirla a sus propios canales, en Twitter iba tomando forma la segunda muerte del joven. “Fuentes del entorno de amigos de Álvaro Prieto aseguran que fue asesinado por un grupo de jóvenes que le amenazaron y persiguieron tras haber estado con una chica en una discoteca”, publicó el usuario @vitoquiles, con 157.608 seguidores. Una teoría que compartían otros perfiles verificados, como @herqles_es (72.469 seguidores), que completaba la hipótesis: “Pudo ser asesinado por un grupo de hombres de etnia gitana después de que este se liara presuntamente con la novia de uno de ellos”.

Otro usuario de Twitter que también ha pagado por su insignia azul, @JefeHispano, que se autodenomina como “la cuenta más útil de Twitter. Hasta los cojones de la prensa”, reproducía el testimonio en audio de otro joven que aseguraba haber escuchado a Álvaro llamar a su madre en plena huida: “Me quieren matar, son 30 y yo estoy solo”. En otra de sus aportaciones del día, dicho perfil comparte una grabación en la que un supuesto empleado de Renfe habla de “la posibilidad de que el cadáver haya sido movido”.

De la tercera muerte de Álvaro habla, por fin, la investigación oficial: el joven falleció víctima de una fuerte descarga eléctrica. Un atisbo de verdad empieza a aflorar en un océano de despropósito, pero eso no es obstáculo para continuar ganando seguidores, visualizaciones y dinero gracias al tema de la semana. El usuario de YouTube @danivital (399.000 seguidores) ofreció el lunes, tras conocerse la causa de la muerte del joven, una lección magistral de cómo se monetiza el dolor en todas las fases de un drama. Hasta ocho vídeos sobre la noticia subió a su canal en una hora, todos ellos adornados con titulares que prometían escenas inéditas. ”Mira cómo lloran los mejores amigos de Álvaro en el tanatorio en su último adiós”, anuncia una de las publicaciones que @danivital solventa con fotografías del joven recuperadas de otras plataformas y un relato personal en audio imaginando el dolor de los allegados. “Mira cómo la abuelita de Álvaro llora después de saber que su nieto jamás volverá”, vuelve a la carga el youtuber, que evoca el dolor de la señora y reclama, sobre un montaje de imágenes ajenas, “un grandísimo me gusta” en homenaje al joven fallecido.

La constatación resulta tan inevitable como demoledora: en la era de la desinformación desbocada, las personas mueren tantas veces como la falta de escrúpulos y la codicia por obtener ingresos digitales o seguidores lo hacen posible.

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