El crepúsculo de los dioses
¿Cómo tratar a los que se fueron? En política no se olvida y en la prensa tampoco
La maravillosa película El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder sirvió a Gloria Swanson para encarnar a Norma Desmond, actriz a quien el paso del mudo al sonoro había dejado fuera de los platós y a quien sólo acompañaba su mayordomo Max. Nadie recordaba que había sido de las más grandes y que todavía soñaba con volver a la fama.
¿Cómo tratar a los que se fueron? El guion de Billy Wilder, venenoso e irónico, mostraba cómo el ego y la desesperación por conservar el poder y recuperar el esplendor perdido moldeaban un personaje excesivo, iracundo y tierno a la vez. ...
La maravillosa película El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder sirvió a Gloria Swanson para encarnar a Norma Desmond, actriz a quien el paso del mudo al sonoro había dejado fuera de los platós y a quien sólo acompañaba su mayordomo Max. Nadie recordaba que había sido de las más grandes y que todavía soñaba con volver a la fama.
¿Cómo tratar a los que se fueron? El guion de Billy Wilder, venenoso e irónico, mostraba cómo el ego y la desesperación por conservar el poder y recuperar el esplendor perdido moldeaban un personaje excesivo, iracundo y tierno a la vez. Sunset Boulevard, como se llamó en inglés, me sirve para contarles un cuento.
Nuestra política aparcó a Desmond en tertulias y ella hasta creó un canal. Así los medios no la olvidan. En las últimas semanas, Abc dijo que “intoxica”, y parece un piropo comparado con lo que viene a continuación. El Mundo asegura que “ha desatado sus fantasías conspiranoicas” y se ha convertido en “un macho alfalfa” (intenta ser un chiste). Sus “ataques desesperados” llenan el escenario de “toneladas de barro” y “chapapote” porque actúa como “ariete” que pone todo patas arriba.
La Razón escribe que “los déspotas confunden la realidad por culpa de los delirios que les provoca su poder omnímodo” y habla de “purgas”, “extinción”, “rechazo”. Palabras feas. Que la prensa conservadora y la reaccionaria la traten así era de esperar, pero ya ni sus amigos se apiadan.
Público parece haber olvidado el cariño de antaño. La recuerdan como “exestrella” y dan espacio a sus críticos, que la tratan de mentirosa y le dicen que “no está al tanto” de la realidad. En elDiario.es, sin nombrarla directamente porque algunas cosas duelen, hablan de “feria de los descartes” y llegan a llamarla “carroña”, pero sólo en términos políticos.
Dicen de ella que se “inmoló”, pero recuerdan que dejó atrás a las suyas y que para estas también ha llegado la hora, porque generan “división y contestación”. Para empujarlas les llegaron a decir que se acostumbraron a los lujos, las púrpuras y los viajes. A los papeles protagonistas cuando ahora toca ser actriz de reparto.
Las tertulias llenan, pero no son lo mismo. Les falta la tensión y la emoción de los rodajes. “Perdonas que ya no te miren, pero sin aplausos no sabes andar”, cantaba Javier Álvarez con aquella voz sedosa tan suya mientras en el Libertad 8 mi paisano Pedro Guerra repartía Golosinas como belillos.