Progresos

No sé si tiene mucho sentido salir de Buenos Aires con dos ensaimadas mallorquinas, pero si de ese modo se atenúan las asperezas provocadas por la globalización, gánese esa batalla

Pasajeros de Ryanair ante los mostradores de facturación en el aeropuerto de Madrid Barajas.Pablo Monge

Volé hace poco con dos ensaimadas desde Palma de Mallorca en la compañía Ryanair sin que me cobraran suplemento alguno. He aquí una conquista social insuficientemente valorada. Olvidémonos del salario digno, de la conciliación, de la igualdad, retrocedamos incluso en el terreno de la sanidad pública y de la educación y de la justicia a cambio de las dos ensaimadas. A los muy extremistas les sabrá a poco. Quizá pretendan q...

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Volé hace poco con dos ensaimadas desde Palma de Mallorca en la compañía Ryanair sin que me cobraran suplemento alguno. He aquí una conquista social insuficientemente valorada. Olvidémonos del salario digno, de la conciliación, de la igualdad, retrocedamos incluso en el terreno de la sanidad pública y de la educación y de la justicia a cambio de las dos ensaimadas. A los muy extremistas les sabrá a poco. Quizá pretendan que ese derecho, circunscrito de momento al aeropuerto balear, se extienda al resto del mundo. No sé si tiene mucho sentido salir de Buenos Aires con dos ensaimadas mallorquinas, pero si de ese modo se atenúan las asperezas provocadas por la globalización, gánese esa batalla.

En el futuro, tendremos que conformarnos con satisfacciones de este tamaño para las que el capitalismo exagerado muestra aún cierta sensibilidad. Imagínense la sensación de triunfo que experimentaremos al presentarnos en el mostrador de facturación de Ryanair en el aeropuerto de Pekín con dos ensaimadas mallorquinas por cuyo transporte no podrán cobrarnos ni un céntimo. Es cierto que nos habrá salido por un pico que nos las envíen previamente desde Mallorca. Pero aquí hablamos de satisfacciones de orden moral y del placer de poder decir a nuestros hijos que se goza de los mismos privilegios viajando desde la capital de China que desde Palma de Mallorca. ¿Quién dice que la humanidad no progresa?

Sí se puede.

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Bastaría con introducir el asunto en la agenda política internacional de los próximos meses. Los partidos de izquierda deberían incluirlo ya mismo en sus programas. Y los de derechas también. Hay objetivos en los que nos podemos encontrar progresistas y conservadores. Ello contribuiría, además, a la creación de un clima de concordia mundial semejante al que alcanzamos en España con la Constitución del 78.

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