De turismo en Auschwitz

¿Falta de sensibilidad y de respeto? ¿Desactivación de una ideología criminal y triunfo de la alegría sobre el horror? No tengo respuesta

Una familia, durante la visita al memorial del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.Jakub Porzycki (NurPhoto / Getty Images)

Se denomina turismo oscuro (Dark Tourism), aunque también se traduce como turismo negro. Consiste en visitar por gusto lugares que fueron en su día escenario de grandes padecimientos, de calamidades, violencia y muerte. No hace falta saltar la tapia. Está todo organizado, con llegada en autobús, visita guiada en diversos idiomas y a menudo con tienda de suvenires, cafetería y baños. Se trata de una actividad recreativa de gran aceptación popular y, por tanto, de un negocio floreciente. Co...

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Se denomina turismo oscuro (Dark Tourism), aunque también se traduce como turismo negro. Consiste en visitar por gusto lugares que fueron en su día escenario de grandes padecimientos, de calamidades, violencia y muerte. No hace falta saltar la tapia. Está todo organizado, con llegada en autobús, visita guiada en diversos idiomas y a menudo con tienda de suvenires, cafetería y baños. Se trata de una actividad recreativa de gran aceptación popular y, por tanto, de un negocio floreciente. Confluyen en cada caso una atracción, propia de una especie, la humana, propensa a la curiosidad, y unos promotores que hacen la oferta, facilitan la aventura y cobran. Uno no atina a entender qué se puede aprender dándose un garbeo por la zona de exclusión de Chernóbil; pero siempre queda la posibilidad de impresionar a las visitas con fotos demostrativas de que uno estuvo allí, vio esto y lo otro y a lo mejor hasta se contaminó un poquillo, pero no lo notas. Hay lugares más provechosos para el conocimiento. Yo vivo a escasa distancia del campo de Bergen-Belsen, donde falleció Anne (que no Ana) Frank. Con frecuencia acuden al sitio grupos de escolares, a los que se les explica y alecciona con fines didácticos y porque además están en su derecho de averiguar lo que ocurrió tiempo atrás en el mismo suelo que ellos ahora pisan. Lo de Auschwitz ya es otra categoría que a unos indigna y entristece, a otros consuela y da esperanza. El asunto no es nuevo, aunque cobra actualidad de vez en cuando conforme llegan a internet imágenes de turistas del campo de exterminio con ropa informal, en actitudes lúdicas y risueñas, haciéndose selfis junto a los hornos crematorios, las alambradas, la entrada con el famoso letrero... ¿Falta de sensibilidad y de respeto? ¿Desactivación de una ideología criminal y triunfo de la alegría sobre el horror? No tengo respuesta.

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