Contra la penetración

Las risotadas de los machos alfa se escuchan alto tras los exabruptos de la secretaria de Estado de Igualdad

La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez 'Pam'.Ricardo Rubio (Europa Press)

Imaginemos la siguiente escena: un jefe, un diputado o un locutor dedica una parrafada a reñir a los hombres por acostarse con alguien en lugar de masturbarse, con lo bien que el onanismo bien practicado puede ayudarles a librarse de las molestias que suelen conllevar las mujeres. Que ya sabemos de sus malas artes.

Apostamos a que todos, fuéramos del partido que fuéramos, reaccionaríamos con enfado, risas, memes y un clamor: ¿Qué tiene usted que opinar sobre nuestra vida sexual? ¿Desde qué púlpito me está hablando? ¿Quién le ha dado autoridad en la materia? ¿O la vela en este entierro?...

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Imaginemos la siguiente escena: un jefe, un diputado o un locutor dedica una parrafada a reñir a los hombres por acostarse con alguien en lugar de masturbarse, con lo bien que el onanismo bien practicado puede ayudarles a librarse de las molestias que suelen conllevar las mujeres. Que ya sabemos de sus malas artes.

Apostamos a que todos, fuéramos del partido que fuéramos, reaccionaríamos con enfado, risas, memes y un clamor: ¿Qué tiene usted que opinar sobre nuestra vida sexual? ¿Desde qué púlpito me está hablando? ¿Quién le ha dado autoridad en la materia? ¿O la vela en este entierro?

Pues algo así es lo que ha expresado la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, que un día se escandaliza porque las jóvenes aún prefieran la penetración patriarcal; otro se carcajea de las excarcelaciones de presos por la ley del solo sí es sí; y otro más celebra el coro de voces que lamentan que la madre de Abascal no abortara.

Podemos no parece consciente de que su parroquia no es su público, de que este desborda los contornos limitados de su formación y de que gobernar es hacerlo para todos. Los exabruptos de Rodríguez pueden encantar a los suyos, pero generan tanta distancia en los demás como el jefe, diputado o locutor que se arroga una sabiduría que no tiene para hablar de (nuestro) sexo.

Así cierra una semana que muchos preferiríamos olvidar. Las palabras gruesas que se han cruzado PSOE y Podemos en su guerra por la bandera feminista serían solo eso, palabras, si no hubieran estado acompañadas por zancadillas importantes: el PSOE ha presentado una ley de paridad sin la participación del Ministerio de Igualdad; Podemos ha votado en contra de una reforma de la ley del solo sí es sí que, pese a su buena intención, ha alegrado la vida a 700 agresores sexuales. Y todos han regalado a Vox argumentos para seguir recabando votos al calor del antifeminismo. Las risotadas de los machos alfa se escuchan alto.

Y además, otro exabrupto: hemos llegado a tal punto en la polarización del país que votar lo mismo que el PP se ha convertido en anatema, en motivo de ofensa. Hoy todos deberían recordar lo siguiente: Ciudadanos se estrelló después de establecer una línea roja tan estrecha que le impedía pactar con el PSOE. Queriendo excluirles, se excluyeron ellos. Y ahí empezó su caída. Podemos debería tenerlo en cuenta porque situar al PP en el terreno del veto no excluye a los populares, sino a ellos. El voto de esta semana aunó a PSOE y PP. ¿Y qué?

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