Bebés con pullas bajo el brazo

El ministro Alberto Garzón ha tenido su tercer hijo y a una horda de tuiteros no le parece bien

Un padre da la mano a su bebé.

Alberto Garzón acaba de tener su tercer hijo. Y hay en Twitter a quien no le parece bien. Solo en esta red social tener un bebé puede considerarse una provocación. Sucedió el pasado agosto, cuando Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, anunció que estaba embarazada, y ha vuelto a ocurrir cuando al ministro de Consumo se le ocurrió ...

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Alberto Garzón acaba de tener su tercer hijo. Y hay en Twitter a quien no le parece bien. Solo en esta red social tener un bebé puede considerarse una provocación. Sucedió el pasado agosto, cuando Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, anunció que estaba embarazada, y ha vuelto a ocurrir cuando al ministro de Consumo se le ocurrió compartir en su cuenta esta información sensible: “Hoy somos uno más en la familia. Robin ha decidido nacer este 14 de enero y llenarnos de felicidad. Anna está muy bien, y Olivia y Chloe están deseando conocer a su hermano. El trabajo de los profesionales de la sanidad pública ha sido extraordinario: millones de gracias”.

Los sondeos muestran una desconexión creciente entre los ciudadanos y la clase política, pero también hay quien ve política en todo, incluyendo a los bebés que aún no han podido opinar de nada porque no han tenido tiempo de aprender a hablar. “Esta panda iupodemitas quería sillones en política para casarse por todo lo alto, comprarse casotes, procrear más que una infanta y subirlo a Twitter en plan influencer. Son la peste bubónica de la política”, tuitea, con imagen de la manita del pequeño Robin incluida, @pivimarina. @caninoexcelsior se vio en la necesidad de compartir que Robin Hood, tocayo del tercer hijo de Garzón, era “un monárquico leal a Ricardo Corazón de León que además se dedicaba a asaltar al recaudador de impuestos del Estado para devolver el dinero a los contribuyentes”; @eduardojblasco pregunta: “¿Tres hijos ya? ¿Y la huella de carbono que dejan y el cambio climático, qué?”

El nacimiento de Robin ha mostrado el consenso entre tuiteros convencidos de que resulta incompatible tener hijos con defender el derecho al aborto. “Enhorabuena a Alberto Garzón, cuyo hijo decidió nacer gracias a que su esposa no decidió matarlo antes”, sostiene @FrayJosepho en un tuit celebrado por más de 1.200 personas, entre ellas Juan Carlos Duarte, portavoz del PP en la Diputación de Huelva. “Otro abortero procreando”, se indigna @elsadelcastill3. Y @raul_corvera tercia: “Mientras te invita a que abortes a tu hijo, él acaba de tener su tercero”.

Si se aplica esa disparatada interpretación del concepto “coherencia”, un casado nunca podría estar de acuerdo en que exista el divorcio y un heterosexual, en que un homosexual pueda casarse. Pero no solo en Twitter se han armado un lío. La Junta de Castilla y León (PP y Vox) cree, por ejemplo, que el derecho al aborto y las medidas de fomento de la natalidad, esto es, guarderías públicas, ayudas a las familias..., van siempre en el mismo paquete. También se confunde cuando presenta como “información” una práctica coercitiva: obligar a escuchar un latido a una mujer que ya ha tomado libremente una decisión que solo a ella corresponde.

Garzón recibió también mensajes de enhorabuena, incluyendo los de rivales políticos como el popular Borja Sémper, pero algunas felicitaciones venían con una pulla bajo el brazo. “Enhorabuena, ministro. Nos alegra la noticia y que hayáis elegido en libertad un hospital público de gestión privada en la Comunidad de Madrid. Como habrás visto, como todos, de una calidad excelente”, escribió Alfonso Serrano, secretario general del PP madrileño. Tras él, otra horda tuitera afeó a Garzón que recurriera a “la Sanidad privada”. El hospital donde nació el bebé es un centro médico gratuito cuya gestión ha sido privatizada. Y suponer que los médicos madrileños que han ejercido su derecho a la huelga en demanda de mayores recursos para atender a sus pacientes están también desinformados o manipulados por la oposición supone otro intento de confundir, es decir, manipulación.

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