Alberto Casero, la verdad del obrero

El diputado del PP que votó por error la reforma laboral del PSOE regresa a las redes sociales desde el silencio de los caídos en desgracia

Alberto Casero votaba el 15 de febrero en un pleno del Congreso.Jesús Hellín (Europa Press)

Hay palabras que llevan un infierno dentro. Escarnio, por ejemplo. Según el diccionario de la RAE, el escarnio es “la burla tenaz que se hace con el propósito de afrentar”. Y afrentar, ya puestos, es “causar afrenta a alguien, ofenderlo, humillarlo, denostarlo”. Alberto Casero, por seguir con un ejemplo, no es el diputado más hábil del Congreso, ni seguramente el más honorable —arrastra desde hace años ...

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Hay palabras que llevan un infierno dentro. Escarnio, por ejemplo. Según el diccionario de la RAE, el escarnio es “la burla tenaz que se hace con el propósito de afrentar”. Y afrentar, ya puestos, es “causar afrenta a alguien, ofenderlo, humillarlo, denostarlo”. Alberto Casero, por seguir con un ejemplo, no es el diputado más hábil del Congreso, ni seguramente el más honorable —arrastra desde hace años una denuncia por prevaricación y malversación de sus tiempos como alcalde de Trujillo—, pero sí uno de los que más burlas ha recibido en las redes sociales a raíz de su fallo en una votación crucial, la de la reforma laboral. Fue a principios de febrero. El PP había ordenado a sus diputados votar no, pero Casero se hizo un lío y votó sí, lo que permitió al PSOE sacar adelante su proyecto. Aquella tarde, el personal se desternillaba en Twitter con los memes, chascarrillos y canciones a cuenta del diputado —el programa El Intermedio llegó a hacer una versión de La Internacional con el estribillo “Alberto Casero, amigo del obrero”—.

La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, convocó entonces una rueda de prensa de urgencia y salió hecha una furia, pero no con la intención de defender a su diputado —errar es de humanos, un fallo lo tiene cualquiera…—, sino para tratar de convertir aquel tropiezo en una conspiración —otra— contra el PP y contra España. En Twitter, ese almacén infinito de objetos perdidos, se pueden encontrar todavía sus tuits y hasta los vídeos de aquella comparecencia en la que Gamarra trató sin demasiado éxito de atribuir a un oscuro conciliábulo —otro más— el despiste o la torpeza del diputado Casero. “Se ha vulnerado su derecho constitucional a emitir el voto”, clamó la diputada, visiblemente nerviosa, mientras otros altos cargos del PP le hacían el coro y hablaban incluso de “manipulación” por parte del PSOE, de “una cacicada y una vergüenza nacional”. En aquellas imágenes que ahora parecen tan lejanas, pero que son de este mismo año, se veía a Gamarra flanqueada por el entonces líder del PP, Pablo Casado, y su lugarteniente, Teodoro García Egea.

Ya solo queda Cuca Gamarra. Nada se sabe de Casado, quien desapareció de la dirección del PP, del Congreso y de la política después de intentar sin éxito arrojar luz sobre un feo asunto que salpicaba a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y a su hermano, un eficaz vendedor de mascarillas en plena pandemia. García Egea y Casero siguen en sus escaños. Se les ve de vez en cuando acudir juntos a la cafetería, donde almuerzan temprano, en una mesa discreta. Nada se sabría de ellos y de aquel incidente si no fuera porque hace unos días, con motivo de la jornada de puertas abiertas en el Congreso, Alberto Casero, tal vez por aburrimiento o quién sabe si por motivos más altos, bajó al hemiciclo a departir con los ciudadanos que andaban por allí. El periodista Josué Coello se acerca. La conversación, de un minuto y 40 segundos, no tiene desperdicio. Casero relata de buen humor que el 99% de los visitantes le han preguntado: “¿Cómo es posible que usted se equivocara?”, que él se lo toma “con filosofía y con humor porque la gente lo hace con respeto y con cariño”, y añade:

—Uno se equivoca y tampoco puede tener miedo a lo que le puedan decir los ciudadanos. Están en su derecho y son nuestros jefes en definitiva.

El periodista repregunta: “Y de forma natural les dice que usted se equivocó…”. Y aquí el diputado Casero se explaya: “Intento explicarles. Les digo que no se vota una sola cosa, sino muchas seguidas y en cualquier momento que te despistas puedes cambiar el sentido del voto… Me lo tomo con humor, después de la que me ha caído”.

¿Era un mensaje a Cuca Gamarra? ¿Lo habrá recibido? ¿Pedirá disculpas la portavoz popular?

El diputado Alberto Casero ha regresado a Twitter desde el silencio oscuro de los caídos en desgracia.

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