Breve historia de España

Hay una gran distancia entre las aspiraciones y los logros y la capacidad. No conseguimos resolver problemas técnicos pequeños pero pretendemos cambiar nuestra relación con el consumo o el medio ambiente

Fachada del colegio mayor Elías Ahuja de Madrid.Rodrigo Jimenez (EFE)

Se podría trazar una historia de España desde las protestas por el sacrificio del perro Excalibur, mascota de una enfermera contagiada por ébola en 2014, a la delirante exégesis de la berrea del colegio mayor Elías Ahuja en 2022. En el trayecto, hemos vivido la fragmentación del sistema de partidos y el regre...

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Se podría trazar una historia de España desde las protestas por el sacrificio del perro Excalibur, mascota de una enfermera contagiada por ébola en 2014, a la delirante exégesis de la berrea del colegio mayor Elías Ahuja en 2022. En el trayecto, hemos vivido la fragmentación del sistema de partidos y el regreso hacia un bipartidismo tuneado (en esa época, el PP tenía mayoría absoluta y no reformó el sistema de elección del Poder Judicial, y el PSOE no pensaba que el Tribunal Constitucional debiera reflejar el sentir de las mayorías electorales). Pasamos de una reacción enloquecida a la intromisión del Estado en la vida de un perro a aplaudir el encierro de los niños en sus casas o la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores. Políticos y periodistas se han dedicado a fiscalizar a unos adolescentes que gritaron burradas, en un contexto de inflación, guerra y destrucción institucional. El arrepentimiento de los gamberros no era suficiente, decía el ministro del Interior; la Fiscalía investigaría; las chicas que restaban importancia al asunto revelaban una mente colonizada por el heteropatriarcado. Esos gritos eran violaciones, decían: la confusión entre la metáfora y la cosa es una de las características que definen nuestra época. Los cánticos eran un resto del pasado, pero se debían a una pujante ultraderecha, explicaban algunos, y el motivo es que hemos sido poco radicales. En buena medida, lo que ha cambiado es el poder y el asunto no va de otra cosa, como ha dicho Aurora Nacarino-Brabo: lo que importa es saber quién manda. Jorge San Miguel ha señalado la poca mejoría que hemos visto en algunas grandes causas: las campañas contra la violencia de género o la asimetría penal no han disminuido su incidencia como sería deseable, se denuncia el ascenso del machismo entre los jóvenes y la preocupación por la pobreza infantil no se ha traducido en una reducción significativa. Hay una gran distancia entre las aspiraciones y los logros y la capacidad. No conseguimos resolver problemas técnicos pequeños, pero pretendemos cambiar nuestra relación con el consumo o el medio ambiente (o la de los demás, que son los equivocados). No ayudará a la causa que se dice defender, pero a menudo esta es solo un trampantojo: otra de las confusiones de nuestro tiempo mezcla ser bueno con hacer lo que es bueno, quienes combaten los problemas dependen de que continúen existiendo, y la cháchara moralizante es una mercancía que da dinero y estatus. @gascondaniel

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