Proteger las obras de arte en tiempos de guerra
Los lectores escriben sobre la importancia de proteger el patrimonio ucranio, la sanidad pública, los altos precios del alquiler y la salud mental
Mientras continúa la guerra en Ucrania, muchas iglesias, estatuas, monumentos históricos y museos resultan dañados o totalmente destruidos por los bombardeos o los saqueos. En Mariúpol, por ejemplo, ya se han destruido más de 2.000 obras de arte. Aunque parece obvio que la prioridad debe ser proteger a los civiles y ponerlos a salvo, sigu...
Mientras continúa la guerra en Ucrania, muchas iglesias, estatuas, monumentos históricos y museos resultan dañados o totalmente destruidos por los bombardeos o los saqueos. En Mariúpol, por ejemplo, ya se han destruido más de 2.000 obras de arte. Aunque parece obvio que la prioridad debe ser proteger a los civiles y ponerlos a salvo, sigue siendo esencial salvaguardar este patrimonio. La cultura puede parecer secundaria, pero no lo es. Aunque se están realizando esfuerzos a nivel local y en los países europeos para proteger este patrimonio y estas obras de arte, hay que valorar el alcance limitado de estas acciones y subrayar la necesidad de desarrollarlas más. Además, en caso de que las obras se trasladen a otros países, hay que estar atento a no actuar demasiado rápido y prever las condiciones de restitución. Años después de la Guerra Civil, España apenas había descubierto el expolio de sus obras que habían salido del país en 1936 para ser confiadas a la Sociedad de Naciones o a Suiza.
Marion Thieffry. París
Profesionales públicos
España tiene un potencial humano increíble. Lamentablemente, estoy pasando la etapa más difícil de mi vida, mi marido tiene un cáncer con metástasis y está ingresado. Quiero agradecer a todos los que le atienden, desde el personal de limpieza hasta los cirujanos por su profesionalidad y por su humanidad. Tenemos una seguridad social intachable, y por eso pido, desde mi experiencia, que valoremos la sanidad pública. No se negocia. Se invierte y se gestiona con profesionales de la medicina. Me siento orgullosa de ser española por el potencial humano que tenemos en cualquier profesión y la pena es que no somos conscientes hasta que lo necesitamos.
María Victoria Trivez Garijo. Madrid
La odisea de los alquileres
Entre mi pareja y yo no ingresamos más de 3.000 euros al mes y pagamos un alquiler de 1.200 por un piso de 70 metros. Llegar a final de mes así es toda una odisea. Nos mudamos de piso hace tan solo un mes, y ahora vivimos en el barrio de Sant Antoni de Barcelona. No encontramos nada más barato. Para firmar el contrato de alquiler, la inmobiliaria nos cobró 1.844 euros de honorarios. Si esto no se regula en la futura Ley de Vivienda, de esta odisea no nos salva ni la diosa Atenea.
Jordi González Guzmán. Barcelona
Ser feliz no es fácil
El corazón empieza a ir más rápido, sabes que llega una taquicardia. Mi respiración se agita, las manos me tiemblan y empiezo a sudar. Cierro los puños y me digo a mí misma: “Todo va a ir bien”. El mundo se me cae encima y quiero gritar, me seco el sudor de las manos en el pantalón, los dedos de los pies se me agarrotan y empiezo a marearme. Serán solo unos minutos, pero se hace eterno. La boca se seca y la cabeza grita todo lo malo que puede pasarme. Es un ataque de pánico, uno de los muchos que tengo a diario. Llevo un medicamento en el bolso para esos momentos de ansiedad puntuales y tomo otro con cada comida para regular el estado de ánimo. Mi amiga dentista me dice que muchas personas llegan a su consulta y comentan que toman algún tipo de medicación para la depresión. Y yo me pregunto: ¿Cuándo dejó de ser fácil ser feliz?
Carolina Muñoz Madrid. Santander