La victoria de Petro en Colombia y una samba de Chico Buarque

El nuevo presidente de izquierda colombiano es una esperanza para Brasil, que tiene la esperanza de deshacerse de sus propios fantasmas de ultraderecha

Un seguidor de Gustavo Petro toca el tambor mientras celebra la victoria del candidato de izquierda durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en Bogotá, el 19 de junio de 2022.VANNESSA JIMENEZ (REUTERS)

La victoria de la izquierda en Colombia ha supuesto para Brasil la esperanza de derrotar en octubre al Gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro. El fortalecimiento de los movimientos democráticos en el continente dificultan el riesgo de un golpe autoritario anunciado machaconamente por Bolsonaro si pierde las elecciones.

Las elecciones colombianas refuerzan la candidatura progresista de Lula da Silva, que ya lidera todos los sondeos. Aquí se da ya por cierto que Gustavo Petro ...

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La victoria de la izquierda en Colombia ha supuesto para Brasil la esperanza de derrotar en octubre al Gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro. El fortalecimiento de los movimientos democráticos en el continente dificultan el riesgo de un golpe autoritario anunciado machaconamente por Bolsonaro si pierde las elecciones.

Las elecciones colombianas refuerzan la candidatura progresista de Lula da Silva, que ya lidera todos los sondeos. Aquí se da ya por cierto que Gustavo Petro invitará a su toma de posesión a Lula, lo que supondría un nuevo espaldarazo para su victoria y para el enflaquecimiento de Bolsonaro y sus huestes extremistas.

Hasta ahora los bolsonaristas usaban el ejemplo de Venezuela contra la candidatura de Lula alegando que Brasil iría por dicho camino de extrema izquierda, algo que les será difícil después de la sorpresa de Colombia, donde por primera vez en su historia ha ganado la izquierda sin sobresaltos golpistas y donde el derrotado, un populista de derecha, ha aceptado pacíficamente su derrota.

Ello ha llevado a los medios más importantes de prensa del país a dar un relieve especial a la victoria colombiana de la izquierda a pesar de que en dichos medios no suelen sobresalir la información de América Latina. Y es que hoy la mayoría de los brasileños apuesta por liberarse de la pesadilla de un Gobierno que no solo ha agudizado la crisis económica hasta el extremo que millones de familias sufren el hambre, sino que ha alejado al país del resto del mundo con su desastrada política exterior.

La victoria de los progresistas en Colombia ha dado casualmente un relieve mayor a una iniciativa de Chico Buarque, el ídolo de la canción desde los tiempos de la dictadura. Buarque acababa de anunciar una gira por todo el país para lanzar su nueva, sutil y emblemática canción titulada: ¿Qué tal una samba? que supone un grito de esperanza de tiempos mejores para este país atormentado por los nubarrones de pesimismo sembrados por el bolsonarismo.

Se trata de una samba que reconoce hasta la gente más pobre y menos culta y que llega en el momento más propicio de un país que desea apostar por la esperanza después de los últimos años sombríos que han conducido al eslogan político de “cualquiera menos Bolsonaro” para gobernar a un país que es todo un continente y una de las mayores potencias económicas del planeta.

Reza así la nueva samba de esperanza del gran Chico Buarque que va a resonar en todo el país: “Una samba. ¿Qué tal una samba? ¿Empujar una samba qué tal? Para espantar el tiempo feo. Para remediar el desastre. ¿Qué tal un trago? Un desahogo, un devaneo, una samba para alegrar el día, para acabar el juego. Corazón pegando fuego. Y cabeza fría. Una samba con categoría, con calma”.

Todo un juego inteligente que intenta interpretar el momento actual que viven los brasileños que apuestan por los valores de la democracia. A sus 78 recién cumplidos, el genio de la canción brasileña, considerado también un poeta que supo desafiar con su arte a la propia dictadura militar, vuelve al escenario, esta vez para conjurar el peligro de la vuelta de los sables y de la barbarie política y moral y para profetizar la vuelta alegre a la samba de un país que sabe como pocos buscarse espacios de felicidad aún en medio a sus peores tormentas.

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