Macron y Le Pen: mismos rivales, otra Francia
El presidente es el único candidato que salvaguarda el Estado de derecho, pero muchos ciudadanos que le respetan no le quieren
La televisión pinta cada vez menos para informarse, pero sigue siendo el trampolín para ganar elecciones. En Francia, varios canales transmitirán el debate entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen el próximo miércoles. Los dos candidatos se juegan tanto en esa cita, cuatro días antes de la segunda vuelta de las presidenciales, que han presionado increíblemente para que no los entreviste una periodista “agresiva”. El Sindicato Nacional ...
La televisión pinta cada vez menos para informarse, pero sigue siendo el trampolín para ganar elecciones. En Francia, varios canales transmitirán el debate entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen el próximo miércoles. Los dos candidatos se juegan tanto en esa cita, cuatro días antes de la segunda vuelta de las presidenciales, que han presionado increíblemente para que no los entreviste una periodista “agresiva”. El Sindicato Nacional de Periodistas de France Télévisions ha montado en cólera porque los políticos tengan tanto control, pero lo cierto es que esto ocurre desde hace 40 años en los debates de la segunda vuelta.
Macron y Le Pen ya se enfrentaron en 2017 y por eso lo del miércoles no será un duelo a secas, sino una revancha. El presidente/candidato llega con mayor ventaja que hace cinco años: los sondeos le dan por ganador. Aunque, al hundirse el bipartidismo, su reserva de votos ha menguado mucho. Para desmarcarse de esa imagen fría que le persigue, estos días no ha parado de “sudar la camisa”, como dicen los comentaristas, viajando a los bastiones de Le Pen y de Jean-Luc Mélenchon, exponiéndose a las críticas como no ha hecho durante meses, aguantando los rapapolvos de vecinos furiosos. Y dice que está dispuesto a revisar sus propuestas más controvertidas, como retrasar la edad de jubilación a los 65 años.
En este debate, Marine Le Pen espera estar más fina que hace cinco años, cuando ella misma reconoció que había perdido contra un Macron mucho más lúcido. Al recordárselo, ella se ofendió: “Tampoco exageremos, que no me he puesto las bragas en la cabeza”, declaró a L’Express. Cuando se enfada, la líder de Reagrupamiento Nacional pierde la compostura en la que ha trabajado tanto. Su baza es no dar miedo, y lo tiene cada vez más fácil: ha conseguido lavar su imagen gracias a que Éric Zemmour, el candidato a su derecha, se atreve a decir en público todo lo que ella piensa. Le Pen intenta conectar con todos los decepcionados. Y lo mismo le valen los antivacunas que los votantes de extrema izquierda, los ex chalecos amarillos, los reaccionarios o los filonazis.
Los franceses asisten al mismo dilema de 2017, solo que su país ya es otro. La pandemia ha dinamitado muchas cosas en sus vidas, y la inflación no les deja terminar de colocarlas. Macron es el único candidato que salvaguarda el Estado de derecho, pero muchos ciudadanos que le respetan no le quieren. Algunos le recriminan que no haya llevado a cabo aquel Big Bang institucional que prometió. Los votantes de izquierda, agotados, podrían darle la espalda. Y de la misma manera que votaron por él con la nariz tapada en las anteriores presidenciales solo para que no ganara la extrema derecha, un 20%-30% de melenchonistas podría votar ahora por Le Pen con la nariz tapada para que no gobierne Macron. @anafuentesf