No nos preocupemos por la crisis en el PP

Los lectores escriben de la lucha de poder en las filas del Partido Popular, el juego político, el neolenguaje y la importancia de hacer las ciudades accesibles

Pablo Casado junto a Isabel Díaz Ayuso, en junio de 2021 en Madrid.Kike Para

He asistido atónito, como muchos ciudadanos, a la crisis desatada en el Partido Popular. ¿Y ahora qué? Pues pase lo que pase, la sangre no llegará al río. Si acaso algún cadáver, ya momificado, para dejar en las vitrinas de Génova. ¿Subirá Vox? Tal vez, pero luego volverán las aguas a su cauce. La derecha española transita siempre por los mismos derroteros, con unas siglas u otras. El muerto al hoyo y el vivo a...

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He asistido atónito, como muchos ciudadanos, a la crisis desatada en el Partido Popular. ¿Y ahora qué? Pues pase lo que pase, la sangre no llegará al río. Si acaso algún cadáver, ya momificado, para dejar en las vitrinas de Génova. ¿Subirá Vox? Tal vez, pero luego volverán las aguas a su cauce. La derecha española transita siempre por los mismos derroteros, con unas siglas u otras. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. ¡Ay, las mamandurrias! Los participantes de este culebrón se criaron en las Nuevas Generaciones del PP y están rodeados de asesores con galones de otros tiempos. Otros tiempos, mismos afanes. En esta ocasión, el ingrediente folclórico ha sido que se acusen mutuamente de corrupción. ¿Corrupción en el PP? Lo que me faltaba por oír. Es un ingrediente recurrente de su propia medicina que se han aplicado ambas partes y presumiblemente en dosis mortíferas. Pero no nos preocupemos, están vacunados contra su pócima. Sobrevivirán. Ya hay lista de voluntarios para acudir en socorro de cualquier superviviente, sea quien sea.

Juan Carlos Fraile Pérez. Las Rozas de Madrid

Política: ética o juego

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La velocidad de ocupación del espacio mediático por la política nacional, equiparándose en intensidad dramática al paisaje bélico internacional de las últimas semanas, nos muestra la lucha entre la concepción de la política como juego de poder, como potencia acaparadora de energías y capitales, y la visión de la misma como poder transformador inspirado en la ética, que señala injusticias y exige responsabilidades. Lo que sería decepcionante es que este drama no conduzca más que a un cambio de protagonistas o de clanes y no determine una profunda y necesaria reflexión sobre la utilidad de la política como servicio a la sociedad.

Carmen Mata Barreiro. Madrid

Lenguaje de madera

Juan José Millás puso el pasado viernes el acento en los nuevos lenguajes. Palabras que quitan y/o cambian el sentido de la comunicación: entenderse, socializarnos. Prótesis donde el que habla impone una mirada del mundo sin importar qué o cómo. Lo define como lenguaje de madera, combustible que arde con el fuego, si la denuncia y el rechazo fueran la cerilla. Neolenguajes interesados en la ocultación, no en el entendimiento. Puso de ejemplo la frase: “pérdida de poder adquisitivo”. Neutra, inspirada del aire, sin señalamientos. Sin culpables. Idéntica a “la Gran Recesión” que tanta impunidad encubren. Crecimientos negativos: epítome del fraude capitalista.

José Rivas Sánchez. Almería

Ciudades humanas

Casi un millón de personas en España sufre de baja visión, lo que supone el 2% de la población. A pesar de ello, en determinados núcleos urbanos no parece tenerse en cuenta, pues hay baja iluminación, obstáculos en medio de las aceras, calles estrechas, parterres que invaden el camino y andamios que impiden el paso. Para una persona con una enfermedad visual, tener que estar atenta a todos estos detalles supone convertir un simple paseo diario en una desagradable experiencia. Si las administraciones tuvieran en cuenta estos casos, la vida en este país sería mucho más agradable.

Martín Delgado Lanza. Santander

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