Ministros en la macrogranja

Alberto Garzón, incapaz de gestionar lo concreto, alienta cambios de paradigma: desde huelgas de juguetes que protestan por el sexismo a la reducción del consumo de carne

Alberto Garzón, ministro de Consumo. Pablo Monge

Entre las varias coaliciones que forman el Gobierno está la que componen los miembros sacados del mockumentary This Is Spinal Tap y los que no. El más destacado de los que sí es el ministro de consumo Alberto Garzón, que en una entrevista publicada en The Guardian cuestionó la calidad de la carne española: “Esas macrogranjas… Encuentran un pueblo en una zona despoblada de España y meten 4.000, 5.000 o 10.000 cabezas de ganado. Contaminan e...

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Entre las varias coaliciones que forman el Gobierno está la que componen los miembros sacados del mockumentary This Is Spinal Tap y los que no. El más destacado de los que sí es el ministro de consumo Alberto Garzón, que en una entrevista publicada en The Guardian cuestionó la calidad de la carne española: “Esas macrogranjas… Encuentran un pueblo en una zona despoblada de España y meten 4.000, 5.000 o 10.000 cabezas de ganado. Contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan esa carne de baja calidad de esos animales maltratados”.

El ministro no ha mostrado ni siquiera impotencia frente a la escalada de precios de la energía o ante el hecho de que no se puedan comprar test de antígenos en los supermercados. Incapaz de gestionar lo concreto, alienta cambios de paradigma: desde huelgas de juguetes que protestan por el sexismo a la reducción del consumo de carne. Ha sido desautorizado por otros ministros y por el presidente del Gobierno.

El ministro cuestionó en un medio extranjero un sector que en 2020 aportó 8.680 millones de euros en exportaciones. Ignoraba todo el control, garantías y exigencias que hay en producciones ganaderas, que siguen una normativa europea muy estricta. Despreciaba el trabajo de la administración inspectora. El manejo, las condiciones de bienestar y bioseguridad, limpieza y alimentación son estrictas y regladas en la ganadería intensiva. Es una cuestión medioambiental, no de seguridad alimentaria.

El ministro y algunos defensores dijeron que era un bulo de la ultraderecha. Para demostrarlo, el ministro publicó un extracto de la transcripción de la entrevista donde mostraba que había dicho originalmente justo lo que había publicado The Guardian, en uno de los momentos más magrittianos de la política española reciente. Lo más llamativo es que hemos pasado de decir que era un bulo a señalar que era una reflexión valiosa. El mejor spin es el que se hace solo: basta con la polarización mediática y el ciclo de noticias que no se para nunca y nunca va a ninguna parte. La interpretación caritativa es que el ministro plantea con enorme torpeza debates importantes. Su estilo y el sectarismo visceral de la política española contribuyen a crear un enfrentamiento en cuestiones que no exigen un consenso —a menudo, una excusa para echar de la conversación a quien discrepa—, pero sí una discusión honesta, plural e informada. @gascondaniel

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