Doble tajada

¿Logrará la derecha con las firmas populares y las manifestaciones en la calle contra los indultos volver al poder y el soberanismo colmar el vaso que lo haga irreversible? De eso se trata

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (derecha) y el líder de Vox, Santiago Abascal, conversan durante la sesión constitutiva de la Cámara Baja. Uly martín

Según la tercera ley de Newton cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, este impulsa sobre el primero una fuerza igual y de sentido opuesto. Este principio de acción y reacción opera también de forma insoslayable en la política española y es el que se está desarrollando ahora como un maleficio histórico entre el secesionismo catalán y el nacionalismo español. Según esta ley de la física el anticatalanismo alimenta y da votos a la derecha española; a su vez el antiespañolismo da energía y ensoñación ...

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Según la tercera ley de Newton cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, este impulsa sobre el primero una fuerza igual y de sentido opuesto. Este principio de acción y reacción opera también de forma insoslayable en la política española y es el que se está desarrollando ahora como un maleficio histórico entre el secesionismo catalán y el nacionalismo español. Según esta ley de la física el anticatalanismo alimenta y da votos a la derecha española; a su vez el antiespañolismo da energía y ensoñación al independentismo catalán; ambos bandos se retroalimentan y sacan el mismo provecho electoral, de modo que es difícil que abandonen este desafío mutuo que casi constituye su razón de ser. Lo cierto es que a la hora de la verdad ni la derecha piensa en la unidad de España ni los nacionalistas catalanes en la gloria de su independencia. Solo piensan en sacar una gran tajada de votos que los lleve al poder. No hace ni 20 años todos los independentistas catalanes cabían en el Camp Nou y aún sobraba mucho cemento en las gradas. Hay que preguntarse qué ha sucedido desde entonces para que Cataluña esté prácticamente rota, dividida en dos y el soberanismo haya alcanzado tan altas cotas en las urnas. Aquellas mesas petitorias que montó la derecha contra el Estatuto que propuso Zapatero fue el viento en contra que necesitaba el independentismo para despegar y por su parte el agrio y contumaz desplante de los soberanistas frente al Estado el que exacerba a los españolistas hasta alcanzar los 42 grados de fiebre. La derecha consiguió entonces derribar al Gobierno socialista y en vista del éxito ahora repite la misma jugada con las firmas populares y las manifestaciones en la calle contra los indultos. ¿Logrará la derecha con este ardid volver al poder y el soberanismo colmar el vaso que lo haga irreversible? De eso se trata. Cada bando con su tajada.

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